(Agraria.pe) La pandemia ocasionada por el Covid-19 ha cerrado aún más el acceso a una alimentación de calidad para muchas familias peruanas. Ante esto, Daniela Osores, gerente general del Banco de Alimentos Perú (BAP), comenta que se necesita visibilizar esta realidad que atraviesa el país y que la situación se podría agravar con el tiempo.
¿Cuál es la situación actual del hambre en el Perú?
Actualmente, hay 3.1 millones de peruanos que viven en inseguridad alimentaria. Eso quiere decir que no tienen ni la cantidad, ni la calidad de alimentos necesarios. Cuando se habla de cantidad, también hablamos de frecuencia; por ejemplo, puede ser que tal vez hoy día una persona coma, pero mañana no. En cuanto a calidad; por ejemplo, una persona puede comer, pero no se nutre y eso recae en la desnutrición, anemia y en diferentes enfermedades que surgen de una mala alimentación.
¿Cómo ha afectado la pandemia en la alimentación de los peruanos?
La necesidad que se ha vivido durante los primeros meses de la pandemia ha sido una locura. Habían varias personas que nos llamaban porque literalmente ya no tenían nada que comer y eso continúa en aumento. Se estima que aproximadamente dos millones de menores de edad podrían caer en pobreza. Cuando hablamos de pobreza, hablamos de todas las inseguridades básicas; es decir, alimentación, salud y demás. Esto representa 10 puntos porcentuales en la zona de Lima Metropolitana y 13 puntos en la costa urbana. Se ha retrocedido años en todo lo que se había avanzado para reducir la brecha de pobreza.
¿Qué otros factores influyen en esta crisis alimentaria?
Cuando nos comparamos con otros países de la región, Perú es uno de los países más golpeados. En las proyecciones de la tasa del The Global FoodBanking Network se ve a Perú como uno de los países con mayor necesidad. Sin embargo, desde hace unos años, Perú ya no está considerado como un país en necesidad extrema y muchos de los fondos que se destinan a nivel internacional los estaban retirando del país porque ya no clasificaba como los países de África. Ahora estamos regresando a todo eso, es muy alarmante. La desnutrición y la falta de un acceso adecuado a la salud y educación son otras serias expresiones de la crisis. Asimismo, pueden afectar de manera permanente el capital humano de las futuras generaciones del Perú.
¿Existe una frecuencia de donación en los peruanos?
Nosotros sí creemos que el peruano es solidario, pero no existe una cultura filantrópica en el Perú en donde la gente done mensualmente a diferentes instituciones, ya sea en dinero o en productos. Creo que aún nos falta para tener esa cultura de apoyo y responsabilidad, más allá de hacerlo una sola vez.
En cuanto al lado corporativo, las empresas se han visto afectadas por la pandemia y, sin embargo, sí hemos recibido apoyo. No solo hay que concientizar al ciudadano de a pie, sino a todas las empresas, porque gracias a ellas podemos donar miles de toneladas de alimentos a muchas partes del país.
¿Han colaborado junto al Estado?
Nosotros por política no trabajamos directamente con el gobierno, no hacemos donaciones al Estado. Muchas veces nos han tocado la puerta y nosotros lo que hacemos es donar directamente al beneficiario. Sin embargo, sí articulamos de diferentes maneras, durante los primeros meses de pandemia hemos tenido reuniones con ministerios como el de Economía y el del Ambiente, pero es solo para articular. Creo que hay mucho que hacer en ese sentido, finalmente el Banco de Alimentos está complementando el trabajo que debería estar haciendo el Estado, que es asegurarse de que su población tenga acceso a la alimentación.
Han lanzado la campaña Alimentatón 2021...
La Alimentatón 2021 en el Perú es la primera jornada de solidaridad organizada por el BAP, que busca durante todo el mes de mayo, recaudar un millón de raciones para los más necesitados. Eso lo hacemos de dos maneras; a través de donaciones de alimentos que provienen de las empresas y por donaciones económicas gracias al ciudadano y las empresas.
Esta colecta virtual busca aliviar el hambre de más de 220 mil personas de 200 organizaciones sociales de la red del BAP, ubicadas en las zonas más humildes y olvidadas del Perú. Es el primer año que lo hacemos en Perú, porque esto ya se hace.
Fuente: Gestión