(Agraria.pe) Las nubes han empezado a aparecer después de dos meses en el cielo de Churcampa (Huancavelica). Su presencia puede ser el presagio de la interrupción de un periodo de sequía que se arrastra desde mediados de octubre, pero también existe la posibilidad de que —como en otras ocasiones— se trate de una falsa alarma y que el sol continúe afectando los sembríos, principalmente, de maíz y papa en esta zona.
En años anteriores, la primavera llegaba acompañada de las primeras lluvias, pero este año las precipitaciones han estado ausentes. “La sequía está pasando después de muchos años, pero nunca ha sido tan drástica como ahora. Soy agrónomo desde el 73 y nunca he tenido problemas como hoy”, afirma Arturo Meneses, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Semillas de Papa.
El también agricultor huancavelicano menciona que es “preocupante” la situación de la agricultura en esta región. “Todos los cultivos de papa más allá de los 3.300 m s.n.m. están paralizados, han sido afectados por la falta de agua. La afloración y los pequeños frutos están cayendo”, subraya.
Asimismo, añade que la falta de lluvias también ha afectado al maíz que se sembró en octubre. “Prácticamente, el 90% del maíz que normalmente se debe cosechar ya no va a haber. Lo poco que se ha sembrado se está marchitando, se está secando”, afirma.
En el caso de la papa, estima que el daño es total sobre la siembra que se realizó hace dos meses, lo que equivale al 60% de esta campaña agrícola. “En las siembras posteriores, que son desde el 15 de noviembre, hay la posibilidad de que si llegan las lluvias van a seguir normal y se va a cosechar normal, pero esa es una posibilidad para solo un 40% que está en ese estado, que está en proceso de germinación, lo demás ya está perdido”, dice.
Un similar escenario se registra en Puno, donde los agricultores solo han sembrado “una tercera parte” de lo que habitualmente suelen plantar en esta época del año a causa de la sequía y las heladas, según Roger Flores, presidente de Conveagro de esta región. “Ya no hay confianza para la cosecha del próximo año”, indica.
Por ello, solicitan la “declaratoria de emergencia con presupuesto” del sector agrario en este departamento. “El compromiso de la anterior ministra (del Midagri) era hacer declarar la emergencia en la región de Puno, pero con presupuesto. No se cumplió”, comenta.
También en la sierra del país, en la provincia de Chumbivilcas (Cusco), los pobladores del distrito de Quiñota pidieron al Gobierno regional declarar en estado emergencia a este distrito por las pérdidas en sus cultivos.
Las autoridades locales informan que fueron cientos de hectáreas de cultivos de maíz, haba y otros los que se perdieron y resultaron afectados por las heladas y la carencia de lluvias.
Lo mismo ocurre en Cajamarca, donde la siembra de papa y maíz se ha perdido por estos mismos factores, por lo que están solicitando al Gobierno central declarar la región en emergencia, informó el director del INIA, Héctor Cabrera Hoyos.
“Vamos a sugerir que la región entre en estado de emergencia por la ausencia de las lluvias. Entre octubre y noviembre apenas alcanzamos no más de 40 mm de precipitación, insuficiente si comparamos con años anteriores, cuando era de 200 a 400 mm”, acotó.
Por su parte, la Cámara de Comercio de Lima (CCL) advierte que la producción de papa podría caer hasta en 40% si continúan las sequías y las heladas en el país.
Crisis alimentaria crece
La campaña agrícola más grande se realiza en el segundo semestre del año y abastece a los mercados hasta los cuatro primeros meses del próximo año, y es precisamente esta campaña la que está siendo perjudicada por la actual ausencia de lluvias, manifiesta Gabriel Amaro, director ejecutivo de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP). Además, añade que “esta ya se afectó por la falta de fertilizantes que el Gobierno hasta ahora no compra”.
“La afectación por falta de lluvias se está dando sobre la pequeña agricultura que atiende a los mercados locales con productos básicos como papa, cebolla, zanahoria, pero también en la agricultura pequeña, mediana y grande que dependen de los reservorios y que no tienen agua suficiente”, detalla Amaro.
En tal sentido, el representante del gremio agrícola señala que como resultado de esta reducción en la producción, empezará a observarse una disminución en el volumen de estos alimentos en los mercados “y evidentemente un mayor precio”. “El efecto en la reducción de esta producción lo vamos a ver a partir de este mes”, comenta.
El impacto también se sentiría en Lima, cuyas “áreas productivas están alrededor”, en zonas como el norte chico, Cañete e Ica; y además su abastecimiento también depende de la sierra y valles, del centro, sur y norte, sostiene Amaro.
Lo mismo afirma Laureano del Castillo, director ejecutivo del Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes), quien destaca que la actual situación tendrá un “efecto bastante grave” en la seguridad alimentaria del país.
“Aquellos que sembraron esperando la lluvia la van a perder, los que esperan la lluvia para sembrar tampoco lo podrán hacer. El resultado será una menor producción, por lo tanto una menor oferta alimentaria, y eso es sumamente grave en un país que ya tiene problemas de seguridad alimentaria”, indica.
A su criterio, la actual sequía también ha elevado la mortandad de animales como camélidos sudamericanos que son la base de la economía de muchísimas familias altoandinas. “También vamos a tener menor producción de vacunos y de ovejas. Todo eso apunta a una reducción de la oferta de alimentos”, alerta.
Adicionalmente, Del Castillo anota que la escasez de lluvia puede ocasionar problemas en el suministro de agua a las ciudades, pues los reservorios que suministran del líquido elemento a los valles de la costa se abastecen en la época de lluvias. “Recordemos que el abastecimiento de Lima no solo depende de Rímac, sino de otras represas”, puntualiza.
Daño colateral
Otro efecto derivado de la escasez de lluvias son los incendios forestales. En lo que va del año se han reportado un total de 2.666 alertas de este tipo de incidentes a nivel nacional, según el Serfor.
Por su parte, el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) de Defensa Civil reportó que hasta el 7 de diciembre se han registrado 1.510 emergencias de esta naturaleza a nivel nacional, lo que provocó la pérdida de 20.279 hectáreas de cultivo y 2.631 animales, entre vicuñas, ovinos, vacunos y animales menores.
De acuerdo con el reporte, Cusco encabeza la lista con 483 casos, seguido por Apurímac (253), Puno (203) y Ayacucho (190).
Tan solo durante esta última semana, la región del Cusco registró cuatro incendios, todos ellos controlados, en su mayoría gracias a las lluvias y la rápida acción de pobladores del sector.
El primer incendio en ser sofocado fue el de la comunidad de Accha en Paruro. Tras cuatro días de estar activo, provocó pérdidas de pastizales en un terreno de más de 2.000 hectáreas pertenecientes a una reserva de vicuñas.
Otro incendio también sofocado gracias a las lluvias, pero en menos tiempo, fue el del cerro de Arin, en la provincia de Calca, que arrasó a su paso con 300 hectáreas de pastizal y árboles nativos.
Una situación similar se vivió en Agua Buena la tarde del 6 de diciembre, ya que el siniestro ocurrido cerca de la ciudad del Cusco fue controlado por los vecinos de la zona.
Cultivos de quinua, papa y arroz son los más afectados
La quinua es el cultivo cuya siembra se ha visto más afectada con solo 6.954 hectáreas sembradas entre agosto y septiembre del 2022, lo que equivale a una reducción de -43.8% en comparación con la extensión que se sembró en promedio en las últimas cinco campañas agrícolas, según datos del Midagri.
El arroz, uno de los principales alimentos en la dieta de los peruanos, también registra una notable reducción y llega a 62.694 hectáreas sembradas, lo que significa una caída de -11.2%.
Del mismo modo, la siembra de papa también ha caído en la presente campaña agrícola y alcanzado apenas las 70.609 hectáreas; es decir, -5.7% menos que la media de las últimas campañas. En este caso, solo La Libertad ha logrado superar el promedio de siembra de anteriores campañas con un avance de 2.1%.
También ha disminuido la superficie sembrada del frijol grano seco en -16.0% y alcanzó las 6.519 hectáreas. Lo mismo ocurre con la siembra de cebolla que se ha reducido -7.8%.
Fuente: La República