(Agraria.pe) Actualmente, la dinámica financiera condiciona a todos los mercados, incluida la industria de alimentos. No sólo las grandes cadenas de comida o los restaurantes se ven afectados, sino que también lo que es (o debería ser) la base de nuestra alimentación: la producción de frutas y hortalizas.
Este sector no es inmune a las dinámicas financieras. Sin embargo, los productos hortofrutícolas son aún más vulnerables debido a su perecibilidad y a la falta de acceso a opciones modernas de financiamiento para producirlos. Estos dos factores están relacionados, ya que históricamente, los agricultores hortofrutícolas han experimentado un limitado acceso a capital, dependiendo únicamente de modelos de financiamiento que limitan su desarrollo y los ponen en riesgo, lo cual los lleva a acudir a préstamos bancarios tradicionales, en los que sus terrenos son empleados como garantía.
Esto no sólo ha hecho difícil la vida de generaciones de agricultores, sino que el mundo se está quedando sin granjas ni productores que quieran producir comida. Hoy se suele ver granjas en quiebra, gente que se traslada a las ciudades y solo unos pocos individuos comprometidos a producir suficientes frutas y vegetales. De hecho, durante enero 2024, la agricultura peruana cayó en - 4.1%, siendo la peor caída de los últimos 6 años, que trajo como consecuencia la pérdida de más de 100 mil empleos en el sector, principalmente debido a un menor ritmo en las exportaciones de algunos productos
Claudio García Salgó director Global de Ventas de ProducePay, comentó: “esta situación describe la urgente necesidad por reevaluar las opciones financieras para los agricultores. En ProducePay estamos comprometidos a abordar estos desafíos a través de soluciones innovadoras que faciliten el acceso al financiamiento e impulsen a los productores a expandir sus operaciones, reconociendo su crucial importancia en el futuro alimentario mundial”.
De acuerdo con la FAO, para el 2050 se alcanzará una población mundial de cerca de 10 mil millones de personas, por lo cual, se necesitará incrementar la producción de alimentos entre un 60% y 70%. Estas cifras demuestran algunos de los retos para la alimentación y nutrición del futuro. Por ejemplo, es necesario hacerlo de una manera sustentable que muchos agricultores no pueden costear fácilmente. Por su parte, se busca reducir la desnutrición y obesidad con más opciones nutritivas, sin embargo dichas opciones saludables resultan cada vez más costosas. Y finalmente, se requiere de agricultores y mano de obra para producir nuestra comida, pero los datos indican que para el 2050, casi un 70% de la población global vivirá en ciudades.
Productos frescos perecederos: nuevos activos en qué invertir
Los bancos han dudado en aceptar los productos frescos perecederos como un activo, ya que son considerados productos extremadamente volátiles y vulnerables a factores impredecibles como el clima, plagas o su propia perecibilidad. Esto ha restringido las alternativas financieras de los agricultores, quienes requieren capital circulante cada año para pagar sus insumos, la mano de obra y nueva tecnología.
La industria está cambiando a medida que surgen nuevos modelos de financiamiento, en donde los cultivos se ven como una clase de activos y no como un riesgo. La aparición de soluciones innovadoras como la de ProducePay brindan nuevas formas para liberar liquidez y potenciar el crecimiento de los predios agrícolas, mientras estos proveen a los consumidores con productos más frescos a precios estables.
Con acceso a mejor financiamiento y mayor estabilidad de ingresos, los agricultores pueden invertir en soluciones que incrementan la productividad y reduzcan los riesgos, tales como los sistemas de irrigación avanzada o variedad de cultivos resistentes a enfermedades. Esta solución no solo mejora la eficiencia operacional, sino que también permite a los productores asignar más capital a prácticas sustentables, promoviendo la sustentabilidad en el sector agrícola.
En un mundo que podría enfrentar escasez de alimentos en menos de 30 años, asegurar la existencia de la cadena alimenticia, por lo tanto, de granjas y agricultores, es una necesidad. Por años, los bancos los han visto como un riesgo, es tiempo de verlos como una una clase en crecimiento, de invertir en ellos y encontrar nuevas maneras de asegurar comida nutritiva para las generaciones futuras.