(Agraria.pe) Más de 48 millones de personas sufren anualmente enfermedades transmitidas por alimentos en Estados Unidos, cifras que llevaron a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) del país a buscar una manera de abordar el impacto en la salud pública y las pérdidas económicas derivadas de este problema.
Como resultado, en enero de 2011 se aprobó la Ley de Modernización de la Seguridad Alimentaria (FSMA, por sus siglas en inglés), la primera en abordar estas preocupaciones y modificar la ley anterior, de 70 años de antigüedad. Ahora, casi 14 años después de su promulgación, la legislación se encuentra ad portas de una actualización muy necesaria.
Ell CEO de Food Safety Key, Juan Pablo Avendaño, analizó la nueva regla 204 que se introducirá a la ley, su aplicación y los posibles retos para los actores implicados en la cadena de suministro.
“La FDA estimó en US$ 75.000 millones anuales las pérdidas económicas relacionadas con las enfermedades de transmisión alimentaria. Para que nos hagamos una idea, el principal producto de exportación de Chile, que es el cobre, genera unos ingresos anuales de 87.799 millones de euros”, explicó Avendaño.
Además, dijo, los productos contaminados pueden empañar la reputación de las empresas implicadas e incluso la imagen de los países en los mercados internacionales. “Porque cuando hay un brote de una enfermedad alimentaria, obviamente el producto y la marca se asocian instantáneamente con algo que causa daño a las personas que lo consumen”, añade Avendaño.
Nueva regla para la trazabilidad
La regla 204 abordará por primera vez requisitos para los registros de trazabilidad adicionales para ciertos alimentos desde la promulgación de la FSMA, señala el directivo. Avendaño explicó que la norma se viene trabajando desde 2018 y que en 2023 comenzó a operar en marcha blanca.
La nueva regla busca simplificar y hacer más eficiente y precisa la trazabilidad de los alimentos potencialmente contaminados que se distribuyen y venden en Estados Unidos. Se compone de hasta 108 variables reguladoras de la trazabilidad de la cadena de suministro, donde se incluyen aspectos como la geolocalización de los campos de cultivo.
“(La trazabilidad) nunca se había regulado en cuanto a cómo tenía que entregarse ni durante cuánto tiempo tenía que almacenarse la información. Estos son los principales cambios que propone la regla 204”, dijo Avendaño.
La nueva norma exige que la información de trazabilidad se conserve un mínimo de dos años. Esto se aplicará al queso, las mantequillas de frutos secos, los huevos, pepino, hierbas y las frutas y hortalizas tropicales. Se incluyen además las preparaciones listas para el consumo de pescado, mariscos y crustáceos. La fruta fresca cortada queda también bajo el nuevo criterio.
“Todos los alimentos que se cortan antes de ser vendidos deben cumplir estos requisitos de trazabilidad, independientemente del tipo de fruta. Por ejemplo, las frutillas (fresas) no se consideran en la lista principal, pero si cortas una frutilla y la vendes al por menor, debes cumplir estos requisitos”, subrayó Avendaño.
Aparte de la fruta cortada, las frutas tropicales son las únicas incluidas en la lista obligatoria de cumplimiento de la trazabilidad que impondrá la norma de 204. ¿El motivo? Las estadísticas.
“Cuando alguien acudía enfermo del estómago a un hospital de Estados Unidos y los médicos preguntaban por su dieta, las frutas tropicales mostraban estadísticamente más contagio de enfermedades de transmisión alimentaria que las frutas de clima templado”, explicó.
¿Cómo pueden asegurarse las empresas de cumplir la norma de 204?
En cuanto a la aplicación de la norma y el cumplimiento de los nuevos requisitos de trazabilidad, Avendaño mencionó que los componentes de la cadena de suministro -productores, envasadores, exportadores, compradores, etcétera- suelen estar “desconectados” entre sí. Esto, anticipó, puede dificultar que las empresas se adhieran correctamente a la regla 204.
“Una forma de abordar esto es recopilar manualmente toda la información que tienen con los diferentes actores de la cadena de suministro, y otra es utilizar una solución tecnológica como Food Safety Key”, añadió.
Food Safety Key ofrece una plataforma en la que cada agente de la cadena de suministro puede cargar y guardar la información necesaria sobre cada producto. En el caso de la detección de enfermedades transmitidas por los alimentos, esto simplifica el proceso de identificación de los productos o lotes afectados y la adopción de medidas para retirarlos.
“La plataforma es de origen chileno; hoy estamos trabajando en pilotos en Colombia con productores de mango y estamos en la zona de Culiacán con productores de tomate. También estamos iniciando una prueba con una empresa exportadora de salmón aquí en Chile”, declaró Avendaño.
La norma FSMA 204 entrará en vigor en enero de 2026.
Fuente: Portal Frutícola