(Agraria.pe) El ingeniero en sistemas peruano, José Miguel Noblecilla, vive en Sao Paulo desde hace 9 años, justo cuando se marchó de Perú para ir a cursar una maestría a esa ciudad de Brasil.
Apenas había comenzado sus estudios cuando lo reclutaron para integrar el equipo germinal de WildLife Studios, un unicornio desarrollador de videojuegos valuado actualmente en US$3.000 millones.
El peruano, nacido en Lima y criado en Yungay (Ancash), sabe que esa transición fue clave para llegar donde está. Reconoce la verdad de aquella frase legendaria que Steve Jobs pronunció en la Universidad de Stanford en 2005. “No puedes conectar los puntos hacia delante, solo puedes hacerlo hacia atrás. […] Creer que los puntos se conectarán en el futuro dará la confianza para seguir tu corazón”.
Fue, justamente, en esa startup donde conoció al hermano de quien hoy es su socio, el ingeniero industrial Victor Bernardino, ex Head of Operations de Rappi en Brasil.
En febrero de 2021, ambos emprendedores pusieron en marcha Arado (hasta hace poco “Clicampo”), un marketplace que enlaza a cientos de productores agrícolas de menos de 5 hectáreas con miles de restaurantes y bodegas en Belo Horizonte, Campinas, Río de Janeiro y Sao Paulo.
A Noblecilla y a Bernardino los unió la afinidad por el mundo agroalimentario y un propósito: que los agricultores reciban un precio justo por los alimentos que cultivan y cosechan y que los desperdicios generados en la cadena se reduzcan.
“La familia de mi mamá viene de un perfil de pequeños agricultores, de llevar parte de la mercadería al mercado central. Producíamos entonces choclo y, después, duraznos y melocotones”, cuenta Noblecilla, actual CTO de Arado.
La historia de Bernardino –el CEO de Arado– es similar. Mientras de chico veía a su madre gestionar las compras del restaurante que tenía en Belo Horizonte (ciudad en donde creció), su padre le contaba las peripecias de la cosecha y venta de tomates de los campos de su abuelo.
“Por eso, empecé a trabajar más cerca de este tema”, dice Victor. “Empezó como un chiste y luego se convirtió en un proyecto de verdad. Hablé con José, porque a él le gustaba mucho el tema de la comida y los desperdicios (de alimentos). Sabía que a él le importaban mucho estos temas y que su background técnico era muy complementario. Yo de mi lado siempre trabajé en logística y cadena de suministros, en diferentes contextos, pero siempre del [canal] online al [canal] offline”, cuenta el CEO.
El negocio de unir
¿En qué consiste el modelo de negocios de Arado? Noblecilla comparte la fórmula.
“Queremos tener una cadena 40-40-40: 40% más barato para los restaurantes, supermercados y mayoristas; 40% más de ganancias para los productores a través de la venta de los productos que tienen; y 40% que capturamos nosotros como margen. Ese es el marketplace que tenemos. El modelo de negocio es: compramos de los productores rurales y llevamos esa producción a los restaurantes, supermercados y bares”, detalla.
Ese modelo se completa con el recurso humano, integrado por la fuerza de enlace en campo con líderes de comunidades y más de 100 personas de almacenes que gestionan en los centros productivos y las ciudades. En el pilar ‘administrativo’ de la startup participan más de 60 personas, dice Noblecilla.
¿Cómo garantizan el precio ‘justo’ a los productores? Para ello, realizan una encuesta entre los productores a quienes les compran, que les permite monitorear el beneficio, sostiene Bernardino.
“Les garantizamos que vamos a pagar más. Es muy fácil tener la certidumbre de que estamos pagando más porque tenemos esto (la encuesta) como propuesta de valor para los productores”, señala.
Para sus clientes, el beneficio es el tiempo ahorrado en transporte y gestión de mercancía (ya no tienen que ir de madrugada al mercado, pues reciben los productos en su local).
“Lo que hacemos es quitar varios intermediarios que están revendiendo y la comida pasa por menos manos. Llega un producto de mejor calidad”, concluye Noblecilla.
Así, en su cadena, la startup logra reducir hasta 3% de los desperdicios, mientras la media del mercado es de 40%, asegura el ejecutivo peruano.
De manera indirecta, también ayudan a formalizar a los productores y están creando un historial de precios de mercado, que promete convertirse en un insumo clave para su tecnología.
Expansión tecnológica
A fines de abril pasado, Arado recaudó US$12 millones de los fondos Acre Venture Partners, Syngenta Group Ventures y Globo Ventures. En esta operación, también participaron los fondos Valor Capital, MAYA Capital y SP Vent.
“La idea es invertir dinero en más tecnología, eficiencia y crecer. Esta posición en la que estamos ahora es para enfocarnos en el producto y la tecnología para los productores”, explica Noblecilla.
¿En qué tipo de desarrollos están pensando? Según el ejecutivo peruano, una meta es lograr que la tecnología ayude a los productores a definir el momento y proceso de siembra, desde el mismo momento de la elección de la semilla.
“Si conseguimos influenciar al productor de la siembra a la cosecha, vamos a tener mucho menos desperdicio en la cadena. Hoy el productor tiene en su cabeza lo que tiene que sembrar y cuánto va a sembrar en su tierra. Queremos que ese proceso sea mucho más consciente e intencional, porque sabe que la espinaca o lechuga le va a dar [un monto de específico de] ganancias y la cosecha va a tener [una cantidad de] toneladas de productos”, explica Bernardino.
Un asunto no menor a prever son los riesgos climáticos, reconocen los emprendedores. Actualmente, estos son asumidos por el productor y respaldados por la startup con contratos a precios mínimos acordados, gracias al volumen de compra total de Arado, explican.
Desde este año al 2025 (la startup se proyecta de manera bienal), Arado prevé crecer 10 veces en facturación y número de transacciones, anota el CEO. “La operación ya está en equilibrio. Con lo que hacemos de los márgenes, ya pagamos la operación. El objetivo es que, en dos años, todo lo que vamos a tener de nuevas inversiones, [se utilice para la] expansión y no para tener deudas”, explica.
Ambos se ríen cuando se les pregunta si quieren traer el negocio a Perú. “Yo quiero. No se si en algún momento se pueda hacer. Pero es algo que va a ser más pensado de acuerdo a cómo va el ritmo los próximos años. Perú sería un excelente lugar”, dice Noblecilla.
Bernardino tampoco se cierra a la idea. “Lima tiene 8,5 millones de habitantes. Es mayor que Belo Horizonte y menor que Río (de Janeiro). Lima debería tener entre 30.000 y 40.000 restaurantes. Si tiene 5% (de esa cantidad) ya tiene mucha demanda para los productores locales”, reflexiona en voz alta.
Para el CEO, una posibilidad sería que un tercero aterrice la tecnología que están desarrollando. “Si se tiene algo así, puede ser más rápido de lo que vamos a hacer con nuestro equipos”, dice. Pero aclara: “No es un plan. Es una opinión”.
Fuente: forbes.pe