(Agraria.pe) En los últimos seis años, la producción del cultivo de hoja de coca en el Perú ha aumentado de manera exponencial, a vista y paciencia de todos los gobiernos de turno, los cuales han actuado meramente de testigos.
En 2018, se reportaron 54.134 hectáreas con presencia de cultivo de coca; sin embargo, para 2022, el área infestada había superado las 95.000 hectáreas, según el informe de ‘Monitoreo de cultivos de coca’, elaborado por la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida).
Fuentes de Devida señalan que las cifras de 2023 tampoco “son mejores ni alentadoras”, e incluso aseguran que el crecimiento podría sostenerse.
Lo más alarmante es que la superficie cultivada con arbustos de hoja de coca ha desbordado el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), y ha llegado a lugares cercanos a la frontera con Brasil como Bajo Ucayali, Bajo Huallaga, Amazonas, Camanti, Madre de Dios y Yaguas (zonas vírgenes que no registraban actividad cultiva hasta 2020).
A 2022, estas seis zonas representaban el 7% de la distribución anual de hoja de coca. Si bien la cifra es pequeña, —en comparación con el Vraem, que concentró el 38% de la producción en el mismo año—, pinta un escenario favorecedor para el cultivo ilegal en los próximos años.
Madre de Dios, por ejemplo, registró una expansión del 274% del cultivo de hoja de coca entre 2021 y 2022, mientras que Bajo Ucayali reportó un incremento del 65%, y Bajo Amazonas, un 35%. El informe de Devida también refleja un panorama siniestro para otras zonas, como Aguaytía (58%), Callería (29%) y Contamaná (28%).
“Vale la pena preguntarse si esta realidad que nos aqueja es producto de no tomar decisiones políticas a la altura de las circunstancias”, cuestionó la exprocuradora antidrogas Sonia Medina.
“Según las últimas mediciones con mapas e informes geolocalizados, la región amazónica ahora constituye un submundo porque, además de las luchas internas que hay sobre la siembra de cultivos ilícitos, está la presencia de redes criminales que dirigen el submundo amazónico”, aseveró.
En ese sentido, la exprocuradora explicó que los insumos químicos y sustitutos para la elaboración de drogas ilegales llegan con facilidad a zonas cocaleras en la triple frontera con Colombia y Brasil como Bajo Ucayali, Callería, Pichis-Palcazu, Putumayo, Aguaytía, La Convención-Lares, Kosñipata y San Gabán.
Demanda que traspasa continentes
El caso de Perú, si bien es preocupante, no es un caso aislado. Colombia y Bolivia también experimentan un auge del cultivo de hoja de coca ilegal, pues ya no sólo tienen que satisfacer la demanda de cocaína en Estados Unidos. A 2022, los tres países de la región sumaban 355.000 hectáreas de coca cultivadas.
Y es que esta droga ilícita llega también a Europa, Asia y Oceanía, donde un kilo de cocaína en Australia puede llegar a costar US$250.000, el doble de lo que cuesta en el mercado estadounidense, según detalla un informe de la BBC.
Pedro Yaranga, experto en temas de narcotráfico, señaló que la sobreoferta en las tres naciones mencionadas estaría relacionada al control del mercado de la coca, el cual ya no es solamente dominado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sino también por otros grupos armados.
En el caso del Perú, los que se disputan el control de las regiones cocaleras son los clanes familiares, como los Quispe Palomino en el Vraem, y organizaciones transnacionales como el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación. “Todos los gobiernos han tenido miedo. Les tiembla la mano”, dijo Yaranga, quien recalcó que el Vraem es una zona de difícil acceso ocupada por los remanentes de Sendero Luminoso.
Pese a que en 2022 el gobierno logró erradicar 21.628 hectáreas de superficies de cultivos, —un incremento considerable en comparación con el año anterior con tan solo 5.775 hectáreas—, el Vraem se mantiene como una zona casi impenetrable. Según el informe de Devida, el 50% de la erradicación se concentró en las zonas de Huallaga y Aguaytía, y solo 6% en el Vraem, equivalente a apenas 1.202 hectáreas.
“Para este año, se ha proyectado erradicar 25.000 hectáreas y ello constituye un gran esfuerzo desde el Estado. Pero también se tiene que tener un debido control de los insumos químicos, y evaluar los sustitutos, como las Listas de Control”, sostuvo la exprocuradora antidrogas Sonia Medina. “Hay mucho que hacer en cuanto a la cadena delictiva del narcotráfico, el crimen organizado, y actividades ilícitas como la minería ilegal, la trata de personas y la corrupción”, remarcó.
Por su parte, Yaranga recomendó a los productores aprovechar la demanda en ascenso del cacao a raíz de la sequía en África Occidental, la mayor productora de esta planta en el mundo. El kilo de cacao pueda llegar a costar hasta S/35 mientras que el kilo de hoja de coca se vende a S/7.50 en el mercado.
Fuente: Perú 21