Por su parte, Conveagro solicita que una vez concluida en 2021 la moratoria al ingreso de transgénicos, se declare el impedimento permanente de su uso en Perú para cautelar la biodiversidad.
(Agraria.pe) El control del posible ingreso de Organismos Vivos Modificados (OVM), más conocidos como transgénicos, sigue siendo materia de debate. Especialmente cuando cada vez estamos más cerca del año 2021, en que se termina la Ley de Moratoria que impide su entrada a nuestro país.
Al respecto, David Castro, especialista en bioseguridad del Ministerio del Ambiente (Minam), aseguró que el posible ingreso de semillas transgénicas a Perú está bien controlado en gran medida gracias a que el 99.5% de semillas a nuestro país se hace por entes donde la fiscalización es sencilla como puertos y aeropuertos, en tanto que solo un 0.5% queda fuera de control ya que ingresa ilegalmente a través de pasos fronterizos como el de Desaguadero (Perú-Bolivia).
Agregó que hay que tener cuidado especialmente en el caso de las de maíz y soya, con las que existe el riesgo de que sean transgénicas si proceden de Estados Unidos o Argentina respectivamente, ya que en esos países hay extensos cultivos de ese tipo y no son identificables a simple vista.
Esta labor, refirió, no se limita a los puntos de ingresos sino que se complementa con vigilancia periódica en los mismos campos de cultivos.
Todo esto se hace al amparo y disposiciones de los Decretos Supremos 6 y 11 del Minam, que establecen los procedimientos de vigilancia y especifican las semillas y especies que serán objeto de interés. Así, reveló Castro, se tiene que el trabajo de monitoreo sea hace en las semillas de maíz, soya, algodón, alfalfa, colza y en peces ornamentales de agua dulce.
Esto se justifica porque la mitad de los transgénicos en el mundo corresponden a la soya, en tanto que la tercera parte al maíz y algodón. Solo un 0.5% se encuentran entre otros cultivos como la alfalfa y la remolacha azucarera.
Predominan ingresos de semillas de maíz
En nuestro país, el 70% del total de semillas que se controlan –agregó el especialista- corresponde al maíz y 25% a la alfalfa. A esto se suma un control especial al algodón híbrido Hazera de Israel que ingresa a Perú una vez al año.
La semilla de maíz que se importa proviene en un 75% desde México –antes venía de Brasil y Argentina, pero los importadores han dejado de lado esas plazas por el peligro de que ‘cuelen’ en los cargamentos semillas transgénicas que sí están permitidas allí-, en tanto que de Estados Unidos proviene la de alfalfa. Hasta hoy todos los resultados en busca de transgénicos han sido negativos. Lo mismo para el maíz, algodón y peces ornamentales, con la excepción, en este último caso, de un episodio en Iquitos donde Sanipes detectó un pez transgénico fluorescente, el cual –contó la dueña del local donde estaba a la venta- había sido adquirido por Internet.
Finalmente, David Castro pidió a los agricultores tomar conciencia sobre el cuidado que ellos mismos deben tener con las semillas que adquieren, pues muchas veces por el afán de ahorrar unos soles más que cuestan las certificadas, adquieren semillas a granel sin control entre las que puede haber algunas transgénicas, con lo que estarían contaminando sus campos.
Conveagro solicita impedimento definitivo para transgénicos
Por su parte, Lucila Quinta, gerente de Conveagro, señaló que la posición de su institución es que en 2021 se declare al país libre de transgénicos y no se admita en definitiva su acceso. Pidió en ese sentido que los entes como el Ministerio de Agricultura y el Ministerio del Ambiente, trabajen en controles efectivos y sancionen a quienes cometan infracciones.
“Debemos cautelar nuestra biodiversidad; garantizar que nuestra salud esté entre las prioridades. Necesitamos seguir siendo el país que garantiza la biodiversidad y seguridad alimentaria de calidad. Que nuestros productores sigan siendo gestores de semillas autóctonas ancestrales, convivir con los microclimas que otros países nos envidian”, resaltó.
En cuanto a las versiones de que las semillas transgénicas podrían salvar industrias como la algodonera –en franco declive desde hace varios años en Perú-, Quintana señaló que los especialistas no consideran que esa sea una solución, y que más bien hay cada vez más países que renuncian a los transgénicos.
“Podemos ser competitivos si el INIA se convierte en un ente investigador de renombre con altos presupuestos, que convoque especialistas y científicos con equipamiento. Igual el Minagri como ente rector. Todo es cuestión de financiamiento y voluntad política”, apostilló.
Dato
.David Castro y Lucila Quintana participaron ayer del foro “Estado de la diversidad genética de cultivos y crianzas nativas; y avances del control y vigilancia de OVM”, organizado por Conveagro y el Minam.