02 abril 2024 | 07:46 am Por: Redacción

Empresa que abandonó la caña de azúcar y apostó por cultivos frutales

Agrícola Cayaltí apuesta por la agroexportación 

Agrícola Cayaltí apuesta por la agroexportación 
Se espera producir 8.000 toneladas de paltas este año.

(Agraria.pe) Cuando hace seis años decidieron dejar la caña de azúcar y reemplazarla por cultivos de agroexportación sabían que no sería fácil, pero no imaginaron que tendrían que lidiar con una pandemia, una crisis financiera y, por si fuera poco, unas serias complicaciones climáticas. Hoy, los directivos de Agrícola Cayaltí, a través de su subsidiaria, Inversiones Yarabamba, apuestan por el palto, la mandarina y, sobre todo, el arándano, y, aunque acaban de atravesar un año difícil debido a las altas temperaturas en el norte, confían en que las medidas adoptadas garantizarán una sólida producción en los próximos meses.

“Fue una decisión muy simple”, dice Augusto Cillóniz, gerente general de Agrícola Cayaltí, sobre el acuerdo que tomó hace seis años el directorio de la empresa de dejar la caña de azúcar, el histórico cultivo que hizo de la antigua hacienda azucarera una de las más conocidas del norte peruano, y reemplazarla con productos de agroexportación.

“Fue muy simple porque era evidente que teníamos que tomarla”, complementa. Cillóniz, administrador de profesión, con una experiencia de dos décadas en la industria agroexportadora, recuerda el momento. Fue en 2018. Solo dos años antes, la empresa, situada en el Valle de Zaña, en la región Lambayeque, había comenzado a ser manejada por Intipuquio S.A., que tomaba las riendas con el objetivo de sacarla de la parálisis productiva en la que venía sumida hacía décadas.

Cuando Intipuquio llegó, Cayaltí tenía muy poca caña –poco más de 1.000 hectáreas (ha) en un terreno de 5,500 ha– y en muy malas condiciones; tenía solo cinco pozos operativos de los más de cien que hubo antes de la reforma agraria, tenía el ingenio paralizado y las finanzas en estado crítico. Cillóniz dice que, a pesar de estas malas condiciones, ellos vieron su potencial y por eso decidieron entrar.

A partir de 2016, cuenta, pusieron en marcha una serie de cambios. Primero, iniciaron la recuperación de pozos antiguos y la construcción de nuevos (hoy tienen 78 pozos). Segundo, canalizaron el agua. Tercero, electrificaron toda la propiedad. Y cuarto, instalaron riego tecnificado para todos los campos.

“Antes se regaba por gravedad, por inundación, como en la mayoría de cañeras. Nosotros introdujimos el riego tecnificado en la caña de azúcar y logramos resultados buenísimos. Fue un cambio tecnológico tremendo, y logramos récords de producción”, precisa.

El gerente general de Cayaltí dice que gracias a estas medidas llegaron a producir 16 toneladas de caña por mes, una cifra que ni la hacienda ni la cooperativa habían alcanzado jamás. “Comenzamos a vender la caña a otros ingenios, como Casa Grande, y otros de Lambayeque. El plan era llenar de caña Cayaltí y construir un ingenio moderno para azúcar y alcohol extra neutro”, dice.

Pero en 2017, el gobierno de entonces decidió modificar el sistema de franja de precios, afectando entre ellos el del azúcar. Y la decisión se dio justo en medio de una de las más fuertes caídas del precio de este producto en el mundo, “de 110 soles a menos de 30 soles la tonelada de caña”, según recuerda Cillóniz.

Fue un golpe directo a los planes de la empresa. Lo peor de todo es que pasaban los meses y los precios seguían bajos. Nada hacía pensar que se recuperarían pronto. Mientras tanto, los directivos veían que, a su alrededor, con el impulso del Proyecto Olmos, las empresas agroexportadoras se consolidaban.

Un día de 2018, el directorio de Agrícola Cayaltí tomó la decisión: había que adoptar una nueva visión. Era hora de dejar la caña y de incursionar en los cultivos que ya estaban demostrando rentabilidad, como los frutales. Había que prepararse para la agroexportación.

Productos de alta demanda
Augusto Cillóniz cuenta que, aunque la decisión fue relativamente simple, conseguir los recursos financieros fue un verdadero desafío. “Fue un gran reto que se complicó con la pandemia, con la crisis de caja, con la crisis social también, producto de la misma crisis de caja. Nos demoró muchísimo conseguir los recursos para el gran cambio que queríamos hacer”, dice.

Para esta nueva etapa, crearon una subsidiaria, Inversiones Yarabamba, gracias a la cual pudieron acceder a fondos internacionales, que les permitieron enfocarse en el desarrollo de los cultivos y la comercialización de los frutales. Los elegidos fueron el palto, el mandarino y el arándano, porque –según el gerente– son algunos de los productos más demandados en el mercado internacional.

Cillóniz dice que con el palto les está yendo bien. Ya tienen 1.120 ha plantadas y este año calculan que producirán unas 8.000 toneladas (el objetivo es llegar a 30.000 toneladas en las próximas dos o tres campañas.

La mandarina de la variedad Tango es su cultivo más joven, pero asegura que está bien encaminado. Tienen 256 ha plantadas y su primera producción saldrá en 2025. Pero el cultivo al que le apostaron fuerte ha sido el arándano. Entre diciembre de 2022 y enero de 2023 instalaron 100 ha de la variedad Salvador y 86 ha de la variedad Matías, ambas del programa genético de Inka’s Berries. Las expectativas para esta primera producción eran muy altas.

El problema de las altas temperaturas
Sin embargo, lo que ocurrió con el clima el año pasado no estaba en sus planes. Las altas temperaturas causadas por El Niño Costero y el ciclón Yaku afectaron el desarrollo de las plantas, en particular de la variedad Salvador, en todo el norte peruano, incluyendo el Valle de Zaña.

“Las temperaturas mínimas en julio, que es cuando debía producir Salvador, debían llegar idealmente a los 13°C”, explica Gianfrancis Acosta, superintendente de arándano de Yarabamba. “Pero las mínimas llegaron a 17°C. Eso impidió que la planta tuviera suficientes horas de acumulación de frío para ayudar a diferenciar las yemas vegetativas y a revertir el proceso de vegetativo a productivo. Lo anterior provocó que las plantas no florearon y, por consiguiente, no hubo producción del fruto”, sostiene Cillóniz.

No hubo demasiado tiempo para las lamentaciones. Cillóniz dice que, felizmente, la ausencia de bajas temperaturas no afectó demasiado a la variedad Matías. Y que, gracias a la alianza que tienen con la distribuidora norteamericana North Bay Produce, tuvieron acceso a la variedad Secoya Pop®, de Fall Creek.

“Lo que hemos estamos haciendo, entonces, es ir reduciendo el área de Salvador y estamos reemplazándola con esta variedad, Secoya Pop®”, dice. “En los próximos meses vamos a llegar a las aproximadamente 300 ha, de las cuales unas 200 serán de Secoya Pop® y unas 100 serán de Matías”.

La meta del 2024, indica, es producir en conjunto 4.000 toneladas de arándano. En paralelo, están iniciando negociaciones con un fundo vecino para instalar allí otras 250 ha de arándanos más, que se sumarían a la producción del próximo año.

Primer envío a Estados Unidos
El pasado 16 de enero, Yarabamba realizó su primer envío de arándanos a Estados Unidos, en concreto se trató de un contendedor de 12 toneladas con destino a las instalaciones de North Bay en Miami. Será el primero de varios a lo largo de 2024. Por ahora, la fruta enviada es de la variedad Matías, pero a partir de mayo comenzarán a exportar también de Secoya Pop®. Cillóniz explica que North Bay comercializará la fruta en Estados Unidos, Europa y Asia, con el compromiso de encontrar el mejor precio para el producto.

Con el arándano, el palto y la mandarina comenzando producción y, en el caso de los dos primeros, exportación, el siguiente cultivo en la agenda de los directivos de Yarabamba es la uva de mesa. El plan es ir paso a paso, consolidar los productos ya establecidos e ir recuperando la inversión.

En el segundo semestre de 2025 comenzarían a plantar los primeros parronales. “Ha sido un año difícil, efectivamente”, dice el gerente general de Agrícola Cayaltí, mirando el camino recorrido hasta ahora, con crisis financiera y complicaciones climáticas. “Pero, recapitulando, si no hubiéramos cambiado de visión, creo que hubiera sido mucho más difícil. Lo que viene a partir de ahora es muy promisorio”, pronostica.

Fuente: Redagrícola

 

Etiquetas: agroexportaciones