En abril (martes 21/04/2020) elaboré un análisis de los precios mayoristas en Lima, para una canasta de productos del agro. En ese entonces, se observó aumentos en algunos productos y disminuciones en otros, ello comparado con la semana previa a la cuarentena (martes 10/03/2020) resaltaba la caída en el precio del pollo, ligera alza en la papa blanca y moderado aumento en el arroz corriente; estos tres alimentos son la base del consumo popular en el Perú. Durante la cuarentena, no hemos sufrido especulaciones, ni alza de precios que complique más la situación. La cifra oficial del INEI sobre los precios al consumidor, para Lima Metropolitana, registró un imperceptible incremento de 0.10% en abril.
Según el cuadro anexo, al martes 09 de junio se encuentra similar escenario. El arroz ha bajado un poco de precio comparado con abril, la papa también ha caído y el pollo ha subido ligeramente en el mercado mayorista, aunque en el minorista se sigue vendiendo entre 4.50 y 5.00 soles el kilogramo. En el caso de la papa y el pollo, los precios mayoristas son más bajos, inclusive, que el martes previo a declararse la cuarentena en nuestro país.
Los precios mostrados, son la prueba ácida de la situación de los mercados de productos y evidencian que no hay cambios significativos, en el promedio, para una canasta de alimentos. Podría pensarse que la falta o reducción del ingreso monetario, en buena parte de la población, afectaría su capacidad adquisitiva (a menor ingreso menor consumo) sin embargo, los volúmenes de abastecimiento a los mercados no han disminuido. Por ejemplo, el 09 de junio ingresaron al Gran Mercado Mayorista de Lima 6,641 TM de productos y el promedio de las cuatro últimas semanas ha sido de 6,736 TM (proyecto WFP MINAGRI) estas cifras son algo superiores al promedio anual cercano a las seis mil toneladas por día.
La situación anterior, no hace más que evidenciar una inercia de sobre-abastecimiento a los mercados que viene desde hace muchos años atrás. Nuestro agro produce más de lo que consumimos los peruanos y ello motiva que los precios de los alimentos sigan bajos.
En las primeras semanas de cuarentena, los alimentos han llegado a los mercados por una dinámica "pull" jalada por los mayoristas, a diferencia del tradicional abastecimiento "push" empujado desde el campo. Estrategias como los mercados itinerantes "de la chacra a la olla" funcionan mejor cuando los precios están altos y le ofrecen al cliente un precio promocional.
También está el caso de la leche, donde la industria se contrajo en el acopio complicando a los ganaderos, que están obligados a ordeñar diariamente; la uva pisquera también salió muy golpeada puesto que la campaña grande de cosecha coincidió con la paralización de las bodegas destiladoras. Las flores también sufrieron mucho, aunque algo se recuperó cuando se permitió su comercialización, días previos al Día de la Madre.
Por otro lado, según ADEX, las agroexportaciones cayeron 29.3% en abril, debido a la menor demanda internacional y habría que añadir ciertas limitaciones al horario de trabajo y disponibilidad de personal para las labores del campo y procesamiento. Algo de ello se recuperó en mayo en productos como la palta que es susceptible de mantenerse en el árbol algunas semanas; sin embargo, al día de hoy las agroexportadoras mantienen las limitaciones para conseguir operarios y procesar día y noche.
Los efectos del COVID 2019 en la pequeña agricultura, orientada al mercado nacional, recién se van a sentir en la siguiente campaña de siembra. Aquí corresponde decir que seguimos esperando una propuesta integral del gobierno para la reactivación productiva agraria; una propuesta que parta de la planificación para evitar sobre-abastecimiento, articulación comercial para asegurar mercado y desde luego: capital, financiamiento y tecnología. Esta crisis, también trae consigo, una gran oportunidad.