La tierra es en realidad el gran recurso escaso del planeta; sobra decir que Bill Gates ha vendido parte de sus acciones de Microsoft para comprar tierras (según Land Report tiene más de 96 mil hectáreas). Actualmente, los predios agrícolas duplican su valor cada 10 años, eso quiere decir que en promedio valen 7% más cada año; esta tasa de revalorización no es muy espectacular ahora; pero, será mucho mayor en las siguientes décadas.
Estamos en la etapa de germinación de cuatro procesos que cambiarán al mundo: la inteligencia artificial, el metaverso, la biotecnología y la biomedicina; estos procesos harán crecer la economía mundial de una forma sostenida, el mundo entrará en un siglo de bonanza nunca visto antes y el ser humano vivirá mucho más para disfrutarlo.
¿Qué futuro le espera a nuestra agricultura si en unos años con un snack del tamaño de una barra energética podremos recibir los aminoácidos, grasas insaturadas, carbohidratos, fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes que necesitamos en equivalencia a una porción de comida saludable?
En primer lugar, los predios agrícolas cada vez serán más valiosos. Lo segundo evidente, es que en un mundo cada vez más artificioso lo natural será más valorado; y allí, las frutas y hortalizas son la vitrina; esto mejorará enormemente sus márgenes de utilidad. En tercer lugar, la biotecnología hará que el campo produzca eficientemente comida humana, comida para animales, bio-combustibles, bio-plásticos, bio-confecciones, bio-aglomerados para construcción, bio-fármacos, bio-comedores de basura, bio-remediación de pasivos ambientales como los relaves mineros; entre otros. La biotecnología hará, entre otras cosas, que sean rentables los pequeños predios.
Europa, progresivamente dejará de producir alimentos; y en un segundo tiempo pasará lo mismo con Estados Unidos; los países con mejor clima se especializarán en ello y allí el Perú ya está en el punto de partida. Perú, Ecuador, Colombia, México, Brasil, Argentina, Marruecos, China, India entre otros serán los especializados en producir alimentos para el mundo. Quedará obsoleto el término de soberanía alimentaria porque este mundo sin fronteras se parecerá más a un solo gran país.
Los próximos cinco años serán algo duros para el agro peruano; la superproducción que tenemos, y una demanda mundial que crece lento será un hueso duro para nuestra agroexportación; pero, pasado el 2027 regresarán los años dorados. La pequeña agricultura que nunca para de producir también sufrirá la relativa recesión interna; la población no aumenta mucho, tampoco vienen extranjeros como antes; en consecuencia, el consumo nacional no crece.
Si algo caracteriza a nuestro país es que vivimos ciclos, y desde el 2011 a la fecha vivimos un ciclo de relativo pesimismo; pero, ya sentimos que vamos tocando fondo y nos tocará en pocos años un ciclo grande de optimismo y crecimiento.
En conclusión, tanto la pequeña y gran agricultura no tienen buenos augurios para los años siguientes; pero, a partir del 2027/2028 otra será la historia; y esa oportunidad deberá servir para consolidarnos en adelante.