COLUMNA DE:
Angel Manero

Angel Manero

Ministro de Desarrollo Agrario y Riego. Ingeniero Agroindustrial con Maestría en Administración de Agronegocios. Consultor senior en Desarrollo Productivo y Negocios Agrarios.
15 agosto 2021 | 11:57 am Por: Angel Manero

El pisco también es industria del agro

El pisco también es industria del agro

En el año 2010, llegué a Shanghái para participar de la expo mundial; nos acompañaba un traductor que nos sugirió, al final del día, conocer el famoso “baijiu”; famoso allá, porque en Perú nunca había escuchado ese nombre; más aún, tenía la equivocada idea de que los chinos eran unos grandes fumadores, pero poco adeptos a la bebida.

La producción de baijiu en China supera los diez mil millones de litros anuales; es el primer destilado elaborado en el mundo; esa cantidad equivale a mil veces lo que el Perú produce de pisco; es un aguardiente destilado de arroz u otros granos, supera por lo general los cincuenta grados de alcohol, un trago muy fuerte. En lo personal, siendo aficionado al pisco mosto verde; el aguardiente chino sabía a plástico y era un dolor de garganta tomarlo.

Perú produce más de diez millones de litros anuales de pisco; cerca del 30% de ello es producción informal. Mediante empresas o destiladores formales producimos poco más de siete millones de litros; cerca del 20% se exporta (valor aproximado de USD 6 millones FOB) y el 80% restante se consume localmente. Chile, nuestro país vecino, que produce su propia versión de “pisco” exporta muy poco; pero tiene un consumo nacional que supera los cincuenta millones de litros anuales.

El año 2020, con bares y centros de diversión cerrados, el consumo del pisco se afectó; a diferencia mía que tomaba más pisco en casa; al parecer, el consumo de esta bebida se da más fuera de ella.

El hábito alcohólico de los peruanos tiende a la cerveza, que de hecho es más barata por botella; sin embargo, la gente no hace cuenta que a la larga gasta más en cerveza que lo que gastaría tomando pisco; la preferencia comercial por la cerveza se da en todo el país.

Las empresas cerveceras tienen economía de escala suficiente para invertir en marketing permanentemente; no sucede lo mismo con el pisco que es un negocio relativamente pequeño y disperso; sin embargo, el impacto de promover su consumo redunda directamente sobre el campo motivando la ampliación del cultivo de uvas pisqueras y bodegas rurales. Basta ver que el precio de la uva quebranta sigue cerca a 1.50 soles/Kg puesto en bodega -ello no ha cambiado en la última década- para reflejar el estancamiento de la industria pisquera.

Pero no solo el campo se vería beneficiado con el consumo del pisco; también, la identidad nacional de tener una real bebida bandera, que por cierto es espectacular en todo sentido. Dentro de la propuesta de industrialización del agro, planteada por el nuevo gobierno, es importante considerar también el pisco; y allí, empecemos con retomar el uso de nuestro licor bandera en ceremonias protocolares para levantar la copa con orgullo bien peruano.

(*) Créditos de la imagen: Viña D´Los Campos