En la gestión pública siempre he sido renuente a contratar consultorías, estudios de esos que una vez entregados simplemente se archivan. Pero una consultoría que sí contrataría es aquella que analice el efecto precio sobre la productividad de la pequeña agricultura. Hacer este estudio es difícil porque no hay información específica sobre precios en chacra por zona productora, ni data de productividad (por lo general existe data de promedios nacionales). Para poder hacer esto será necesario hacer trabajo de campo, entrevistar directamente al productor memorioso y monitorear cultivos por algunos años.
Es difícil preguntarle al productor agropecuario, cuál fue tu rendimiento o el precio que vendiste en la última década, pero a modo coloquial el productor te puede contar los años de vacas gordas y vacas flacas, momentos en que la chacra permitió comprar tal o cual cosa, o de aquella campaña que le dejó las heridas que aún conserva.
El café es un producto que se puede estudiar mejor, ya que los precios internacionales marcan inmediatamente el precio en chacra; y la cantidad exportada da una idea cercana de la oferta que permite determinar productividad. Es evidente que la producción/productividad aumenta cuando mejoran los precios; el agricultor se agencia, de cualquier forma, los insumos necesarios para atender el cultivo. Todo lo contrario pasa cuando los precios están bajos, el campo prácticamente se abandona y allí es donde llueve sobre mojado, pues proliferan las plagas y enfermedades.
Este año se nos complicó el precio de la papa. Andahuaylas sufre con 30 o 35 céntimos en chacra por kilo de papa blanca. Algunos años buenos de precios hicieron que la oferta de papa aumente generándose sobre-abastecimiento y traslape de oferta entre la sierra y la costa. La papa es ahora, el año pasado fue la cebolla y cada año hay un nuevo drama de mercado. Nuestros productos agropecuarios por lo general no superan los USD 500 por TM mientras los extractivos como la harina de pescado supera los USD 1,500/TM, el cobre supera los USD 4,000 /TM.
La lógica del mercado diría que la situación se arregla sola: los precios bajan, el agricultor deja de sembrar, la oferta disminuye y los precios se recuperan. Esto que parece simple en la lógica macro, en lo micro no se da. La dispersión de unidades productivas y número de productores limita al extremo los niveles de coordinación, la asociatividad es pobre y la planificación de oferta de productos agropecuarios pareciera ser una mala palabra, tampoco hay muchas opciones para cultivar. Hace unos años la quinua era una alternativa a sembrar papa, pero ahora el precio de la quinua también está marchitado.
La dinámica de los mercados regionales es muy inestable. A veces hacemos un proyecto de irrigación que puede mejorar la oferta y productividad de una determinada área, por ejemplo, el 5% de la oferta local; con agua segura se produce más y mejor; pero si los mercados no crecen, esa oferta adicional de cosechas complicará los precios para el otro 95% restante. A veces las mejoras son a nivel micro, pero a nivel macro se complican todos. ¿De qué me serviría duplicar la productividad de papa en el Perú si los precios de mercado bajarían a menos de la mitad del precio actual?
Siempre es posible exportar más; mejorar asociatividad, articulación comercial, promoción comercial, fomento del consumo, conectividad, innovación para nuevos productos; pero el reto es tan grande que la Dirección General Agrícola (DGA) del Ministerio de Agricultura queda limitada. ¿Qué se hizo en el último año desde el MINAGRI?
Debo informar que el último año se han iniciado procesos trascendentales para el agro nacional. Primero, mediante la RM 0289-2017–MINAGRI se creó el grupo de trabajo dedicado a elaborar el reglamento para reactivar el Plan de Cultivo y Riego (PCR) mecanismo que obliga al agricultor a declarar de forma cierta lo que va a sembrar meses antes de la campaña, de modo que tengamos en tiempo real la intención de siembra que permita a los privados realizar su planificación de cultivos. La información oportuna es poderosa si logramos articular a las Juntas de Usuarios de Riego en un proceso estructurado de plan de cultivo. Aún falta un mes para que la comisión del PCR entregue su propuesta.
Paralelamente experimentamos un proceso importante en el país, el consumidor peruano está preocupado por lo que consume. El reglamento de la Ley de alimentación saludable publicado este año, nos permite tener un paraguas para que se dinamice nuestro mercado local. Si buscamos una alimentación sana necesitamos comer más fresco, y evitar el ultra procesamiento industrial. Menos grasas saturadas, menos azúcar y menos sal resulta mandatorio para cuidar la salud pública del país; pero también menos residuos de agroquímicos en los productos frescos.
Necesitamos un sello ecológico/orgánico que brinde la confianza al consumidor del control de los residuos y un sistema de certificación orgánica al alcance de la pequeña agricultura. Por eso hemos sido parte de todo el proceso de reglamento del Sistema de Garantía Participativo (SGP) en el Perú para productos orgánicos que permite implementar lo anterior. El SENASA fue más allá y mejoró el estándar de certificación de tercera parte (certificadoras comerciales) a efectos de tener un sistema en línea de trazabilidad y seguimiento de los volúmenes comercializados. Este reglamento se encuentra en la última fase de oficialización.
También y a pesar del niño costero, hemos hecho un gran esfuerzo de promoción e impulsación comercial. Hemos sumado con PROMPERÚ/MINCETUR para lanzar los “superfoods” en el mundo. Además, lanzamos la campaña de promoción del consumo (
ver) de frutas y verduras, de menestras, del café nacional, de la maca y porqué no decirlo del chocolate que verdaderamente debe tener cacao para venderse como tal. Todo suma si queremos dinamizar nuestro mercado nacional para que sea aprovechado por la oferta de la pequeña agricultura.
Adicionalmente hemos retomado el liderazgo mundial del cacao, trayendo para el Perú este año, el Simposium Internacional del Cacao que tendrá a cerca de 600 visitantes internacionales y que pondrá los ojos del mundo chocolatero en nuestro país. También apoyamos fuertemente las plataformas de promoción como el salón peruano del cacao y chocolate, FICAFE, Expo Amazónica, Expo Alimentaria, Mistura y Expo Café. También hemos retomado la acción de promoción de las flores y de la apicultura.
El café merece un comentario aparte, porque además de convocar a todas las sangres alrededor de la construcción de un plan de acción para el café con apoyo del PNUD, hemos fortalecido el Consejo Nacional del café para que tenga mayor representatividad. También hemos traído al Perú, el concurso internacional “Taza de Excelencia” que posibilita la subasta de lotes de cafés especiales convocando a los mejores tostadores del mundo.
Tenemos un SERVIAGRO con un componente importante de articulación técnica con los gobiernos regionales, allí está el equipo de cerca de 200 técnicos, que además de aportar en la mejora tecnológica, nos brinda un brazo efectivo de coordinación con las regiones. También logramos avanzar con el SERVIAGRO para cooperativas, aportando a que este modelo asociativo se fortalezca.
Hay procesos que se nos quedan a medias. El año pasado abrimos el registro nacional de menestras nativas y estamos por lanzar al mercado una marca comercial de frijoles nativos apoyados por el sector privado. Se nos quedó en el tintero la campaña de promoción para el tocosh (penicilina natural) y los andenes orgánicos (modelo participativo para hacer andenería turística con productos boutique).
También se queda en el camino la campaña de promoción de panes con insumos andinos que empezaría luego de los resultados auspiciosos que obtendrá la delegación peruana en el campeonato mundial de panadería en parís -a quienes apoyamos en su participación-. Este año formamos el grupo de trabajo para reactivar la gran feria agropecuaria de la Universidad Nacional Agraria La Molina y sumarle el “CADE Agrario 2018”.
Además hemos desarrollado productos financieros para promover semilleros privados (
ver caso Lambayeque) productos financieros para cadenas productivas (financiar rápidamente semillas, fertilizantes y otros insumos) el producto financiero para secas intermitentes en arroz (ahorra agua y evita los zancudos) y también el producto financiero “Tasa 1”con COFIDE.
Se nos queda en el tintero la consolidación de la deuda cafetalera, la reconversión algodonera en costa central, el producto financiero para recuperar el pima en Piura, el programa de compras estatales para la fibra de alpaca (chompas de alpacril) el programa de desarrollo de frutas amazónicas y la obligatoriedad del uso de los sacos de no más de 50 kilos en el comercio de papas, camotes y cebollas.
Son muchos los procesos de importancia que deben consolidarse, ha sido una gran experiencia trabajar para el país y apoyar la gestión del ministro Hernández. Siempre se pudo hacer más; no obstante, me quedo orgulloso de lo avanzado y del equipo humano de la DGA que me acompañó, para ellos mi mayor agradecimiento.