La agricultura peruana ha superado flagelos que por años tuvieron impacto negativo en la producción; como por ejemplo la erradicación de la Fiebre Aftosa. En otros casos hay avances notables como es el control de la Mosca de la Fruta, entre otras. Gracias al esfuerzo de los productores y del SENASA se han logrado las condiciones necesarias que han permitido producir y mantener el acceso a los mercados. Las acciones desarrolladas de vigilancia, prevención, control y erradicación han hecho posible la sostenibilidad de la producción para el mercado nacional y para las exportaciones.
Sin dejar de reconocer estos logros, esta nota plantea nuevos desafíos y requerimientos de acción, a la luz de la creciente inestabilidad climática y otras condiciones.
La situación en breve
El SENASA, con recursos de su presupuesto regular y de endeudamiento externo con el BID viene apoyando un conjunto de acciones que crean mejores condiciones de sanidad e inocuidad agropecuaria. La vigilancia y cuarentena a las importaciones; los laboratorios para la detección de residuos químicos, microbiológicos y parasitarios en alimentos vegetales y cárnicos; la construcción de mataderos rurales modernos; la certificación para exportación; la concertación del acceso a nuevos mercados; la difusión de información y la capacitación; el establecimiento de protocolos; y otras medidas, tienen efecto sinérgico en lograr las condiciones adecuadas. Y desde el lado de los productores, es creciente la concientización y el cuidado sanitario para prevenir daños a la producción y lograr condiciones adecuadas de sanidad e inocuidad de los productos frescos y los granos. En forma concurrente, la mayor parte de las industrias de alimentos han elevado sus estándares para garantizar la inocuidad.
Para atender las necesidades, y dentro de las disponibilidades presupuestarias, el SENASA ha tenido en el 2022 un presupuesto de 398.5 millones de soles y ha ejecutado el 96.2 por ciento. En el 2023, de acuerdo a la Consulta Amigable del MEF, el presupuesto inicial de apertura del MIDAGRI será de 2870 millones de soles; incrementándose en 14 por ciento respecto al promedio de los últimos cinco años. De ese total, al SENASA se le ha asignado 394.7 millones, lo cual representa el 13.7 por ciento del total.
Los desafíos
La creciente inestabilidad climática crea condiciones adversas para la producción y favorables para plagas y enfermedades; y el aumento de la resistencia al control químico y biológico de algunas plagas y enfermedades. La intensidad del comercio internacional agropecuario, que implica mayor exposición a la importación de nuevas enfermedades y plagas; plantea crecientes desafíos. El riesgo de aparición de alguna plaga o enfermedad puede ser desastroso para el comercio internacional. Por ejemplo, la reciente (febrero 2023) sospecha de aparición de la Enfermedad de las Vacas Locas en Brasil está teniendo consecuencias muy costosas por la cancelación de las exportaciones de carne bovina a China.
La aparición de condiciones sanitarias adversas tiene por lo menos dos efectos negativos. Por un lado, entre los productores, la caída de la productividad y el elevamiento de los costos de producción; y por otro lado, para el SENASA, la distracción de recursos del presupuesto público para atender las emergencias. El caso reciente de aparición de la Influenza Aviar en nuestro país es tan solo un ejemplo de lo lamentable de estas circunstancias.
Consecuencias tanto o más negativas que las que la Influencia Aviar tenga en el sector avícola, pueden darse en nuestro sector agroexportador; el cual sigue en continuo crecimiento. La información reciente de Agraria.Pe revela que se ha llegado a los 9.800 millones de dólares en el 2022 (13 de febrero 2022). con la participación de 2700 empresas. En el 2021 (Agraria.Pe, octubre 2021) se habían generado 2.17 millones de puestos de trabajo (directos 688.469, indirectos 316.457 e inducidos 1.167.416). Las agroexportaciones peruanas llegan a 130 países; aunque hay elevada concentración en los mercados de Estados Unidos y Europa (34 y 28 por ciento respectivamente). Lo anterior implica que cualquier restricción de orden sanitario en dichos mercados tendría severas consecuencias.
Respecto a lo antes referido, es importante también tomar en cuenta que en general en todos los países a los que se destinan las agroexportaciones peruanas se están incrementando las exigencias en cuanto a tolerancia de residuos en los productos. Por lo anterior, la aplicación de medios de prevención y control de plagas y enfermedades y control de residuos de otro origen (como Cadmio en cacao) tendrán que ser más acuciosos.
La perspectiva climática y sus implicaciones
Según el SENAMHI, en los próximos 25 años, las proyecciones de los promedios anuales de temperatura máxima muestran incrementos en todo el país. Los cambios más altos se encuentran en la sierra y selva, donde se estiman temperaturas entre 2,4 y 3,4 °C mayores a sus valores normales actuales, mientras que en la costa se proyectan aumentos entre 1,4 °C a 2,4 °C. Las proyecciones de los promedios anuales de temperatura mínima también muestran incrementos de 2,4 a 2,8 °C en la sierra y selva; y en la zona costera es de 1,8 °C a 2,4 °C. En cuanto a la precipitación anual en la costa norte y sur se proyectan los mayores incrementos hasta de 45 %; y en la sierra sur oriental podrían incrementarse entre 5 % y 22 %; y en la sierra sur occidental se proyectan reducciones hasta de 35 % y en zonas focalizadas de la selva central-sur hasta de 30 %. Además, será creciente la inestabilidad de las precipitaciones.
El Estudio de Impactos Económicos del Cambio Climático en el Perú (EIECCP) realizado por el Gobierno del Perú, el BID y la CEPAL, aborda cómo el cambio climático afectaría la actividad económica del país, especialmente en la agricultura, ganadería altoandina, minería, energía hidroeléctrica, turismo y pesca. El estudio estima una posible pérdida económica anual en el sector agricultura podría ser de S/ 306 millones El Programa de Adaptación al Cambio Climático (PACC) estima pérdidas económicas en dicho sector cercanas a S/ 100 millones al año 2030 sólo para la región Cusco.
La incidencia de los cambios climáticos; más allá de las temperaturas y la precipitación y el stress hídrico o excesos de agua; será en la aparición de plagas y enfermedades; y sus consecuencias en menores rendimientos; menor calidad de productos y mayores costos de producción. La gran diversidad agroclimática y en biodiversidad del Perú; una ventaja comparativa indudable; es ante este escenario, un aspecto que requerirá mucha atención.
El camino a seguir
Habiendo expuesto las referidas condiciones de inestabilidad climática y exigencias en los mercados, surge la pregunta de cuanto y en que debe invertir el Estado Peruano en los próximos años para asegurar las mejores condiciones de sanidad e inocuidad en la actividad agropecuaria y en la agroexportación en particular. A continuación, algunas sugerencias para la discusión:
La colaboración entre SENASA, INIA, SENAMHI, MINAM, ADEX, AGAP, MINCETUR y otras organizaciones públicas y privadas, será una condición necesaria para la acción multidisciplinaria que permita que las acciones sugeridas lleguen a buen puerto. Debe también asegurarse el apoyo de organismos internacionales como OPS, OIE, FAO, IICA y CIRAD, donde hay capacidades en estos aspectos, construidos sobre la base de la experiencia en varios países. A partir de ello, el respaldo de las autoridades del MIDAGRI, para la negociación exitosa con el MEF, es la acción determinante que abriría el camino hacia la mayor inversión pública que resulte en la mejora de los servicios de sanidad agropecuaria acorde con los escenarios previstos. En forma complementaria los productores y empresas empacadoras y agroindustriales tendrán que fortalecer sus capacidades para afrontar el nuevo escenario.