Investigación del Ing. Luis Antonio Cerna, compilada en el libro Ciencia y tecnología de malezas, demuestra que se puede gestionar eficazmente el control de estas plantas en los cultivos. El investigador ha liberado el texto para todo el público, al cual se puede acceder desde esta página.
(Agraria.pe) La maleza puede parecer inofensiva a primera vista, pero en muchos casos resulta tan perjudicial como los insectos chupadores y masticadores, pues afecta de forma indirecta al cultivo, compitiendo por el agua, nutrientes, espacio y el aire mismo.
Este conocimiento y muchos otros están contenidos en el libro Ciencia y tecnología de malezas del Ing. Luis Antonio Cerna, trabajo que es resultado de sus 46 años de vida profesional dedicada al estudio de los cultivos y medidas de control de la maleza.
“Hay malezas de diferentes grupos, y hay grupos que son muy graves como las Cyperus rotundus (coquito), que es la más grave de todas las que hay en el Perú. Es un tipo que maleza muy agresiva que de ninguna manera se debe permitir en el campo y que llega a veces hasta cuatro metros de profundidad”, señala el ingeniero agrónomo, quien es también vicerrector de Investigación de la Universidad Privada Antenor Orrego (UPAO).
Pero así como las hay malignas, existe maleza menos agresiva y hasta un tipo que es benéfica. Se trata de las malezas leguminosas que ayudan a la fijación biológica del nitrógeno y que sirven de abono en el campo. “Se puede convivir con esta maleza en los campos de cultivo, ya que es beneficiosa”, apunta el ingeniero.
Para el autor de Ciencia y tecnología de malezas, existen periodos críticos en los que hay que evitar a toda costa la presencia de estas plantas en los cultivos; esto se define según diversos métodos de control.
“Con mis alumnos hemos realizado experimentos junto a los agricultores para determinar el periodo crítico de competencia de la maleza. Hemos examinado diferentes métodos, como el sistema de riego por goteo, como sucede en Trujillo o La Libertad, que plantea un daño diferente al riego por surcos, en donde el agua se distribuye por un surco y la maleza tiene más influencia”, explica.
De igual manera, el libro reseña el examen sobre diferentes herbicidas según cada tipo de cultivo, determinando cuáles son los más apropiados. Estos han sido contrastados además con métodos de control experimentales como el uso de los residuos de la cosecha pasada de caña de azúcar para cubrir los espacios libres del nuevo cultivo, así como el sembrado de frijol caupi junto a la caña para que la cubra y proteja en sus etapas iniciales.
En el Perú existen alrededor de mil especies de maleza, divididas entre acuáticas, terrestres y fideas. Los campos de caña de azúcar y los frutales son los lugares donde más prosperan y su crecimiento está directamente vinculado a la gestión del agua, pues muchas veces los cultivos son inundados –como sucede con los campos de arroz- y se acumulan sales en el suelo, apareciendo la maleza halófila.
“Hay que manejar bien los suelos y las aguas para evitar la afluencia de malezas como el kikuyo, que se ha tornado muy grave y que, en vez de ser pasto, invade los campos de cultivo y los daña. A veces las políticas agrícolas no las manejamos bien y dejamos que prosperen estas especies”, apunta finalmente el estudioso.
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