(Agraria.pe) La agricultura familiar es fundamental en Huancavelica. Desde tiempos ancestrales su aporte es vital para la agrobiodiversidad de esta región. Este valioso trabajo se ve fortalecido por el proyecto GEF Agrobiodiversidad SIPAM que ayuda a los productores huancavelicanos a recuperar semillas como la papa, quinua, kiwicha, mashua, entre otros que estaban en riesgo de pérdida y reducción.
Uno de los logros destacados de este proyecto es haber restaurado 226 variedades de papa, quinua, kiwicha, mashua y otros cultivos ancestrales de Huancavelica.
“El objetivo de este proyecto es conservar la biodiversidad en la chacra, trabajando con los productores con sus prácticas tradicionales, ayudándolos a mejorar y hacerles un tratamiento de las partes altas de la cuenca”, afirma César Sotomayor Calderón, coordinador nacional del proyecto Agrobiodiversidad Sipan.
Sotomayor precisó que en Huancavelica, por ejemplo, la implementación de bancos de semillas es parte de esta conservación. "Aquí en la zona se encuentran 11 bancos familiares, que sirven para que los pobladores puedan preservarlas y en caso que haya una catástrofe natural, estas se puedan redistribuir en la comunidad", subrayó.
“Las semillas que se han recuperado, estaban en riesgo de pérdida y reducción. En Zunipampa, por ejemplo, los pobladores habían indicado que estaban perdiendo de forma alarmante sus variedades”, dijo Sotomayor
Gracias al trabajo conjunto entre productores y organizaciones en los distritos de Laria, centro poblado de Zunipampa, Nuevo coro y la Ermita se ha trabajado con 500 familias, 5 comunidades y se ha recuperado 226 variedades como la papa, quinua, kiwicha, mashua y otros tubérculos.
Del mismo modo, con el trabajo de asistencia técnica, a cargo de técnicos que vienen del instituto nacional de innovación agraria, se han hecho escuelas de campo, donde los líderes locales, han ayudado a propagar este conocimiento de tal manera que los productores, saben hacer un control biológico de las plagas y enfermedades, además de hacer selección y almacenar.
“Aquí hay más de 4,000 variedades de papas nativas, nosotros hemos podido recuperar varios productos ancestrales”, resaltó Sotomayor.
Y además de ayudar a promover la recuperación de productos ancestrales y el cuidado del ambiente, esta iniciativa ha permitido que muchas mujeres se involucren y sean líderes en sus comunidades, dándoles la oportunidad de encabezar iniciativas y acciones respecto al campo.
La ejecución del proyecto se realizó a través del intercambio de métodos milenarios heredados y transmitidos de generación en generación rescatando además 95 prácticas ancestrales, conjuntamente con nuevas prácticas y tecnología, que desarrolla la agricultura y la conservación de la biodiversidad.
Alrededor de 250 variedades de papa lograron ser recuperadas por comunidades altoandinas de las regiones de, Apurímac, Cusco, Huancavelica y Puno, como fruto de las prácticas ancestrales y cinco años de capacitación en desarrollo sostenible. Contribuyendo con la seguridad alimentaria, conservación de la agrobiodiversidad, y a la resiliencia frente al cambio climático en nuestro país.
Este proyecto logró también implementar exitosos bionegocios bajo la marca de Agrobio, desarrollando bancos de semillas familiares de gran valor, el desarrollo de papa nativa y maca, y recuperando ecosistemas y paisajes altoandinos con el enfoque de Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM).
“En los últimos cuatro años se han recuperado 226 variedades de cultivos como la papa, maíz, quinua, oca, olluco, añu, cañihua, maca, tarwi y Kiwicha, en más de 6,000 hectáreas junto a más de 1,700 familias. En Huancavelica, se tienen 72 variedades recuperadas, en 16 comunidades involucradas y aproximadamente 500 familias que participan a través de la implementación del mecanismo de Retribución por Servicios de Conservación de la Agrobiodiversidad (ResCA)”, explicó.
Sotomayor resaltó que 72 comunidades han venido incorporando prácticas de manejo integradas para favorecer la conservación de la agrobiodiversidad como: humedales, qochas, siembra y cosecha de agua, forestación y reforestación con especies nativas, agua para riego. También las mujeres se han empoderado en las labores de cosecha, y se han convertido en líderes de emprendimientos que comercializan en Lima a través de la aplicación Kusikuy.
“SIPAM es un proyecto encargado de la conservación y el manejo de la agrobiodiversidad, coejecutado por el Minam y el Midagri, asunto importante que pone al Perú por delante de la región puesto que son muy pocas experiencias en las que dos ministerios sumen esfuerzos para la conservación y ejecución a través de un proyecto”, remarcó Sotomayor.
El Perú es centro de origen y de adaptación de los alimentos y de la agricultura reconocidos a nivel global, principalmente la papa, y otros productos como el ají, maíz, entre otros. La estrategia del proyecto se basó en compromisos con la población en establecer una ruta de las semillas para irlas recuperando a través de la recolección e intercambiando de los agricultores de la zona.
Datos
. Fueron en total 72 comunidades campesinas (de las 4 regiones) que en trabajo conjunto con el proyecto, en poco más de 6,000 hectáreas y aproximadamente 11 mil familias que han venido incorporando prácticas de manejo integradas para favorecer la conservación de la agrobiodiversidad.
. Esta iniciativa es financiada por el Fondo Global para el Ambiente (Global Environmental Facility – GEF), ejecutada por el Ministerio del Ambiente y el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, con la implementación de la Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la administración de Profonanpe.
. El proyecto GEF Agrobiodiversidad SIPAM busca conservar la agrobiodiversidad en las localidades de Acora (Puno), Huayana (Apurímac), Lares (Cusco), Laria (Huancavelica) y Atiquipa (Arequipa), mediante los sistemas de agricultura tradicional, la gestión integrada de bosques, agua y recursos de la tierra; y el mantenimiento de servicios ecosistémicos.
Fuente: Andina