Países como Ecuador, Colombia y Costa Rica ya han desarrollado una cadena exportadora, sin embargo en nuestro país aún no despega este negocio. Las razones son tanto de características inherentes del cultivo como deficiente manejo agronómico.
(Agraria.pe) De entre los productos que parecían destinados a cobrar protagonismo como oferta exportable por su apariencia exótica y su agradable sabor, la pitahaya peruana sin duda aparecía en primera línea. Sin embargo han pasado ya algunos años desde que se le conoce en el mercado de Lima y no logra exportarse al extranjero, ¿qué ha sucedido?
William Daga, especialista en frutales de la Dirección General Agrícola del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) comentó que nuestro país se ha rezagado con respecto a Ecuador, Colombia, Costa Rica o Guatemala, donde se producen buenos volúmenes del fruto y ya hay una cadena exportadora organizada con mercados en Estados Unidos, Europa, Latinoamérica y Asia.
“En Perú tenemos variedades que son muy apetecibles como la pitahaya amarilla y la roja, el problema con el cultivo aquí es básicamente técnico, porque requiere polinización, la que es hecha por insectos que aparecen entre las 11 de la noche y las 3 de la mañana. Entonces hay que tener esos insectos o hacer un reconocimiento de la zona donde los haya para asegurar la polinización, sino hay que hacerla manualmente, y siempre en ese horario, lo que es un marco reducido de tiempo, eso es una limitante”, sostuvo.
El especialista recordó que la siembra de pitahaya empezó en Amazonas (donde se da naturalmente) y luego en Áncash y Arequipa, siendo hasta ahora las únicas zonas productoras. En estos lugares el incremento de sembríos se vio inicialmente impulsado por los buenos precios que alcanzó el fruto, sin embargo para pensar en exportar los volúmenes tendrían que crecer mucho más.
“Existe la posibilidad de explotar el producto comercialmente en el extranjero, pero no tenemos volúmenes. Ahorita debe haber solo unas 50 a 60 hectáreas del cultivo en todo el país, y esa producción la consume toda el mercado local; tanto así que cuando falta traemos de Ecuador el producto. Para exportar necesitamos unas 300 a 400 hectáreas produciendo, pero para ello se necesita inversión y desarrollar proyectos de innovación. La planta no es tan barata, vale algo de 15 a 10 soles cada una, y se necesitan tutores y sistemas de riego”, explicó.
Agregó que en total un productor debe invertir de 25 mil a 30 mil soles por hectárea, lo que también es otra limitante para que un pequeño productor pueda ingresar a este rubro. Tener capacidad una buena capacidad económica es una condición previa para pensar seriamente en hacer negocio con este fruto. Para ese futuro, las plantaciones que ya existen pueden servir como semillero.
Finalmente, William Daga hace hincapié en la necesidad de extender el manejo profesional de la plantación. “He ido a lugares en Huacho donde vi que a las plantaciones le han puesto una llanta con un palo encima, sobre eso crece la planta. También hay que trabajar en sistemas de conducción, algunos usan mayas porque tiene unas espinas que desaniman a cualquiera, pero hay variedades que no tienen espinas. Lo que nos falta es desarrollar todo el manejo técnico”, concluyó.