(Agraria.pe) A un año de gobierno de Pedro Castillo, Milton Von Hesse, ex ministro de agricultura y director de Videnza Consultores, analizó el desempeño de dicha gestión en el sector agricultura y dio su opinión sobre el impacto de la Segunda Reforma Agraria y con respecto a cómo se ha manejado el país en estos últimos 12 meses.
A inicios de julio de 2022 Andrés Alencastre asumió la cartera del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), con lo que se convirtió en el quinto ministro del sector en 11 meses ¿Cuál es su opinión respecto de los constantes cambios de ministros?
El constante cambio de ministro genera una pérdida permanente de la memoria institucional acumulada, ya que, además, estos cambios vienen con la particularidad de que cada uno cambia a la alta dirección, entendida como viceministros, directores generales asesores. Por lo tanto, no hay continuidad en ninguna de las acciones del ministerio. Esto incluye los diálogos con los gremios, la continuidad de los proyectos de inversión y las estrategias de política, etc.
Esta alta rotación de ministros se complica más cuándo consideras que, de los cinco ministros, los cuatro primeros, salvo Alencastre, han sido personas que no tenían la formación académica ni la experiencia profesional mínima necesarias. De ellos, al menos 3 tenían hojas de vida llenas de procesos penales y judiciales. Incluso, con acusaciones de asesinato. Entonces, esa mezcla de personas no adecuadas y alta rotación es la peor bomba para el sector agrícola.
¿De qué manera afecta al sector que se haya designado personas no idóneas en el cargo de ministro de Agricultura?
Para hacer política pública tienes que identificar cuáles son los principales problemas del sector y trazar objetivos y metas. El tema está en que la gente que ha seleccionado (Pedro Castillo) no tenía idea de los problemas del campo ni de cuán compleja es la agricultura peruana. Yo siempre menciono que hablar de agricultura peruana es hablar de varias agriculturas.
Por tanto, los factores heterogéneos requieren políticas diferenciadas. Pero para saber eso debes tener una mínima formación académica, una experiencia profesional vinculada con el sector y una idea también de gestión pública. Si no tienes las tres cosas, difícilmente podrás plantear alguna medida interesante. Lo que vemos hasta ahora es inacción y mucha corrupción en el sector.
En esa línea ¿qué balance haría de la gestión del gobierno en el sector agricultura en este primer año?
Muy malo. El Gobierno inició anunciando algo que era un título bonito para el agricultor "La Segunda Reforma Agraria". Y eso género mucha expectativa; sobre todo porque era un concepto que siempre la izquierda ha reivindicado, ha añorado como un sello de políticas sociales, pero al poco tiempo la población se dio cuenta de que era un concepto hueco, que los ejes que se anunciaban eran, en realidad, actividades que ya venía desarrollando el sector agrícola desde hace años. De los 9 ejes, 6 correspondían a actividades que ya estaban en marcha y 3 no, porque ya se había demostrado en el pasado que generaban malos resultados. Entonces, era un "engaña muchachos". Pasado casi un año, de ese concepto hueco no quedó nada. Era gas, puro aire.
El primer ministro de agricultura hizo una cosa más. Se alió con Conveagro, que es el principal gremio de agricultores familiares en el Perú, sobre todo los que están orientados a mercados. Eso les generó mucha expectativa, pero otra vez no pasó nada.
El contexto mundial también exigía respuestas rápidas de carácter técnico...
Así es. El contexto mundial empezó a cambiar a inicios del Gobierno. Se empiezan a sentir los efectos de la subida de los precios internacionales, de los commodities y cómo esto se refleja en los precios locales, en los mercados. Luego que acentúo el tema con la Guerra de Ucrania y Rusia. Los fertilizantes, que ya venían subiendo, pasaron de menos de US$ 300 por tonelada a un poco más de US$ 1.000. Con eso los agricultores se ven fuertemente presionados por el lado de los costos. Ante esa situación, se anuncian distintas medidas, como que se iban a construir plantas de fertilizantes, se iba a producir más guano de isla y se realizarán importaciones directas al país. Bueno, de todo lo que se anunció, no ha habido nada.
Entonces, creo que lo pobladores del campo están muy decepcionados por la cantidad de promesas no materializadas, así como por la inacción general el Gobierno y el Ministerio Desarrollo Agrario y Riego, en particular.
¿Qué impacto tiene o tendrían los retrasos en las compras de fertilizantes?
Es importante precisar que no es que no hubiera fertilizantes. Lo que pasa es que tenían un costo muy alto, tres veces mayor al precio antes de la crisis. Frente a esa situación, las distintas agriculturas han reaccionado de manera distinta.
Por ejemplo, los agricultores modernos, agroexportadores, que tienen mayores ingresos porque van a los mercados mundiales, tienen una estructura de costo que soporta el incremento de precios de los fertilizantes, En consecuencia, este año ganarán menos plata, pero ganarán.
En el otro extremo están los agricultores chiquitos, de subsistencia, quienes no utilizan fertilizantes en gran cantidad. Por ejemplo, solo un 30% de los agricultores andinos lo emplean. Ellos usan, principalmente, fertilizantes orgánicos: el guano de las gallinas, del ganado vacuno. A ellos tampoco les pega la crisis.
¿A cuál agricultura sí le afecta, entonces?
La crisis les pega a los agricultores, principalmente, de la costa, que son los productores de arroz, maíz y papa, y que abastecen a las ciudades. A ellos sí les afecta. También a los exportadores de café en la ceja de Selva, porque allí también se usa urea.
En consecuencia, la producción de ciertos alimentos disminuirá....
Los agricultores lo que han hecho es o sembrar un poco menos o fertilizar menos, es decir, si antes le echaba una determinada cantidad, hoy le echan menos para ver cómo produce su campo. Eso creo que se va a reflejar necesariamente en una menor producción y productividad, pero no creo que mucho. Si bien todavía no hay estadísticas, no se ve un abandono de los campos. Sí bajará la producción, pero no habrá desabastecimiento de mercados.
Quien si va a estar complicado es el agricultor porque se ha comido todo su margen. Seguramente se ha endeudado para esta campaña y se va a quedar con el problema. Ese será el tema difícil para ellos.
Por otro lado, en los mercados urbanos la inflación en los precios de alimentos que tenemos hoy seguramente se va a mantener. Los precios de alimentos seguirán siendo altos.
Al tercer trimestre de 2022, todos los proyectos del Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad pertenecientes al sector agricultura se encuentran paralizados. ¿A qué se debe este retraso? ¿Cómo revertir la situación e impulsar esos proyectos?
Lo primero que ha sucedido, como marco general, es el absoluto desprecio por lo que significa la participación del sector privado en proyectos de infraestructura. Creo que la izquierda ha ganado temporalmente esta batalla antiinversión privada, antidesarrollo.
La izquierda satanizó a las asociaciones público-privadas y le puso el sello de "APP es igual a corrupción". Y desde la época de Vizcarra, pasando por Sagasti y ahora con Castillo, ninguno de esos tres Gobiernos, ni siquiera el de PPK, ha creído en las APP y, simplemente, las ha dejado abandonadas.
Dicho eso como marco general, hay dos proyectos fundamentales en el PNIC. El primero es Chavimochic III, que implica construir la presa Palo Redondo y extender los canales de riego y las redes. En ese caso, se tuvo mala suerte: el concesionario era Odebrecht y no hubo ningún Gobierno que quisiera negociar con esa empresa, para separar el proyecto de los temas judiciales. Entonces, se han intentado distintas soluciones para terminar la presa, pero sin resultados hasta ahora.
Más grave es el caso de Majes Siguas II, que es un proyecto de 38.500 hectáreas que se detuvo 10 años y se adjudicó en 2010, pero se detuvo inmediatamente porque, en esa época, el Gobierno Regional del Cusco demandó al Estado porque reclama como propia el agua del río Apurímac. Eso llevó a 10 años de paralización y luego hubo que revisar el contrato, elaborar adendas y ahí está. Desde el gobierno de PPK en adelante no se ha priorizado.
De hecho, el Ministerio de Economía y Finanzas tiene una Dirección de Promoción de la Inversión Privada que no cree en inversión privada, que ha desaparecido de la escena y no está tratando de reactivar o destrabar como dicen ellos, esos proyectos.
Entonces, los concesionarios han sido abandonados para que se las arreglen con los gobiernos regionales, y ni el de Arequipa ni el de La Libertad tienen las capacidades técnicas para discutir temas que son tan complejos. Por su parte, el MEF no se come el pleito, mira de costado y no promueve la inversión privada.
Fuente: Revista Negocios Internacionales de Comex Perú