Parlamentario declaró que en el proyecto Majes Siguas II está a punto de entregarse de “forma irracional” parcelas de 200 hectáreas tal como sucedió en Olmos. Apuntó además que los “latifundios” crean cinturones de pobreza y violencia social.
(Agraria.pe) La propiedad de la tierra es uno de los temas más controversiales en el desarrollo agrario del país y el congresista por Arequipa Horacio Zeballos (Frente Amplio) tiene ideas muy claras y críticas al respecto.
“El tamaño de la propiedad es un gran problema en el país, nunca el Perú ha tenido un latifundio tan grande como el que ha tenido la empresa Gloria. Vengo de Arequipa donde está el proyecto de irrigación majes que en este momento se va a ampliar a una segunda etapa y entregar parcelas de 200 hectáreas de la misma forma irracional en que se ha hecho en Olmos”, sostuvo.
Para el parlamentario, el ejemplo a seguir es de los agricultores que recibieron hace 34 años 5 hectáreas en la primera parte del proyecto Majes y que lograron convertir al distrito de ese nombre en uno de los de mayor desarrollo en el país con una economía boyante. “Y hay quienes dicen que es un fracaso, sumen las casas que se han construido para que vean que ha dado mucha más plata que el dinero que puede crear el latifundio”, agregó.
Desde su perspectiva, los denominados latifundios crean cinturones de pobreza, una situación que dice haber constatado en lugares como Ica y Chavimochic (La Libertad), donde a partir de las horas finales de la tarde hay asaltos y hasta asesinatos. Una situación que contrasta con las chacras del valle de Tambo y Majes, donde, si bien puede haber delincuencia, no es comparable al nivel alcanzado en los ejemplos anteriores.
Jornales y créditos
Otro punto que sumó a las deficiencias del modelo de grandes empresas dueñas de terreno, es el pago que se da por jornal a los trabajadores. De acuerdo a Zevallos, un latifundista retribuye con un promedio de 34 soles la mano de obra, lo cual, tras descuentos de ley, se reduce a 28 o 20 soles. En Majes en cambio el promedio está en 50 a 75 soles, afirmó, lo que permitió que los agricultores del valle se organizaran y lograran reconstruir sus viviendas sin ayuda del Gobierno central tras el terremoto que asoló Arequipa en el 2001. “Sin embargo, en Ica, con apoyo estatal, la reconstrucción sigue en camino, porque ahí hay un tema de acceso a recursos; mientras en un lado la agricultura familiar sustentó la reconstrucción del valle de Tambo, en el otro los latifundios no sustentan la reconstrucción”, observó.
Otro aspecto del tema agrario sobre el que mostró disconformidad, fue el acceso a créditos y exoneraciones tributarias. Sobre el primer asunto, refirió que no se da prioridad a los pequeños agricultores y que instituciones como Agrobanco y otras del ámbito financiero, ofrecen a las grandes empresas del sector créditos con una tasa de entre 5 a 6%, en tanto que a los pequeños productores les cargan una de 22 a 28%. En cuanto a los beneficios tributarios, reclamó que mientras los campesinos pagan impuestos por las semillas y urea que adquieren, las agroexportadoras hacen todas sus compras en el exterior y las traen sin tributar nada.
“Es el mundo al revés; dirán que empresarialmente más tierra es más garantía, pero hay que hacer un balance porque el artículo ocho de la Constitución protege a la agricultura por ser una actividad de riesgo. Es además la actividad que nos da alimentos y genera más trabajos que ninguna otra. Probablemente en 50 años sea otra actividad la que sustente al país, pero ahora es la agricultura y hay que defenderla”, apostilló.