En Singapur, la empresa Panasonic desarrolla con éxito una instalación robotizada en la que produce 81 toneladas anuales de hortalizas. En tanto, la tecnología CRISPR promete acabar con las plagas gracias a la edición a nivel celular.
(Agraria.pe) ¿En qué piensa cuando escucha el nombre Panasonic? Sin duda las primeras imágenes que le vendrán a la mente serán de equipos electrónicos. Pero desde hace poco más de año y medio esta empresa japonesa está incursionando con su desarrollo tecnológico en un área que inquieta y despierta muchas interrogantes: huertos bajo techo altamente tecnificados en zonas urbanas.
Para Luis De Stefano, director general de la Dirección de Desarrollo Tecnológico-Agrario del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), un escenario como el descrito plantea diversos desafíos sobre el futuro. “¿Qué pasará cuando a alguien se le ocurra replicar un huerto de ese tipo en Lima y deje sin trabajo a los agricultores de espinacas de Lurín y Huaral? ¿Cómo podrán competir estos productores con alguien que saca lechugas desde la semilla a consumo en 20 días sin rastros de insectos ni pesticidas gracias al control minucioso que permite la tecnología?”, se pregunta.
Las interrogantes, que parecen de talante futurista, no lo son tanto si consideramos que ya Singapur espera que este tipo de instalaciones provean hasta el 5% de su producción local de vegetales para marzo del 2017. Actualmente, el huerto ubicado en la zona de Tuas, produce 81 toneladas anuales de productos entre los que se encuentran lechugas de hojas verdes y rojas, mizuna, rabanitos rojo y blancos, rúcula, basílico y baby espinaca, entre otros.
De acuerdo a voceros de Panasonic, este huerto, que mide 1.150 metros cuadrados, combina la experiencia tecnológica y de manufactura de la empresa para desarrollar cultivos Premium en condiciones óptimas, donde temperatura, humedad y niveles de CO2 son controlados y monitoreados para garantizar una producción estable y de alta calidad todo el año.
De Stefano explica que por ahora estos desarrollos solo permiten cultivar hortalizas de hoja como lechugas y espinacas, pero que ya su sola existencia es un desafío que nadie esperaba para la agricultura convencional. “¿Qué pasaría si, como tantas otras tecnologías, esta llega al Perú y los supermercados ya no tienen necesidad de comprar a los agricultores sus productos?”.
El funcionario apunta que en un escenario como el actual, al Perú le corresponde incrementar su presupuesto en innovación e incrementar el número de científicos en ciencias agrícolas para ser más competente en el campo tecnológico aplicado a la agricultura. Considera que hay mucho por desarrollar y pone como ejemplo que en Estados Unidos se creyó por generaciones que de una hectárea de maíz jamás se podría obtener una producción superior a las 1.5 toneladas. Hoy, apunta, se obtienen en promedio 12 toneladas y se llega a veces hasta 18 toneladas por hectárea. “Comparemos esa realidad con el hecho que en Perú hay agricultores que siembran maíz y sacan 600 kilos por hectárea”.
La tecnología del año
A fines de 2015 la prestigiosa revista científica Science publicó un artículo señalando a la tecnología CRISPR como una de las más importantes del año. ¿De qué trata? Pues nada menos que de una técnica de edición de genomas a nivel celular que permitirá, entre varias otras funciones, eliminar plagas y las enfermedades que transmiten.
Según el vocero del INIA ya existen en el mundo 30 mil científicos trabajando en esta tecnología que será capaz de hacer que los cultivos funcionen a la velocidad deseada por el productor. Advirtió además que gobiernos de Europa, como el de Suecia, ya adelantaron que la tecnología CRISPR no se considera dentro del ámbito de los organismos genéticamente modificados.
De Stefano ve una oportunidad en las diversas variedades nativas que tenemos en el país de productos autóctonos, como la papa, que si bien no tienen la apariencia o el sabor necesario para alcanzar el éxito comercial, son fuentes ricas de genes que contienen características como la resistencia a las sequías.