(Agraria.pe) La pitahaya, conocida como el fruto dragón, es uno de los productos expectantes para cobrar protagonismo dentro de la agroexportación peruana. Diversos proyectos ya se están realizando con este cultivo a lo largo de toda la costa, en zonas como Tumbes, Lambayeque, Piura, Trujillo, Huacho, Chimbote, Huaral, Lima, Ica, Arequipa; en tanto que en Cusco, Moquegua y Tacna también se proyectan.
De hecho, iniciativas como el “Proyecto Terra” de 500 hectáreas en Olmos, muestran la ambición que hay con este producto. Y empresas ya consolidadas como Camposol innovan en el transporte enviando, como sucedió en marzo pasado, un primer despapacho de 15 toneladas a Europa por vía marítima.
Pero, ¿cómo ha evolucionado la exportación de pitahaya peruana en los últimos años? César Freund, subdirector de inteligencia y prospectiva comercial de Promperú, explicó que los despachos en fresco vieron un importante incremento en valor de 105.3% en 2022 al alcanzar los US$ 18.168.
Esta cifra contrasta con un 2021 en que se llegó a US$ 8.841 en valor de exportaciones, y aún más con los US$ 6.752 de 2020.
Estos resultados son, sin embargo, todavía bastante bajos comparados con los que se alcanzaban antes del año de la pandemia. Freund refiere que el pico histórico se logró en 2019 con despachos al exterior por US$ 59.337. Era el gran salto luego de llegar a US$ 10.433 en 2017 y US$ 22.838 en 2018.
Actualmente son 12 las empresas que trabajan con este fruto y exportan a un total de 10 mercados, donde los mayores compradores a 2022 son Alemania con US$ 6.157, Aruba con US$ 5.180 e Italia con US$ 3.623.
