(Agraria.pe) La Unión Europea está tomando medidas para enfrentar las prácticas fraudulentas en el sector de la miel. Recientes estudios han demostrado que una porción significativa de la miel importada a la UE está adulterada. Esto implica la adición de sustancias más baratas como azúcares y siropes para incrementar las ganancias.
Según informa el Centro para la Promoción de Importaciones de Países en vías de Desarrollo – CBI, como resultado de esta problemática, el bloque está introduciendo nuevas medidas para mejorar los requerimientos de calidad y trazabilidad que protejan a los consumidores europeos y aseguren la transparencia en el mercado.
Y es que según un estudio del EU´s Joint Research Centre, se descubrió que el 46% de la miel recogida en muestras de Europa tenía sospechas de estar adulterada, por lo que está claro que la adulteración es un gran problema y no basta con los documentos normativos como la vigente “Directiva de la Miel de la UE”.
De esta manera, se están implementando ahora medidas regulatorias y controles más estrictos, así como certificaciones adicionales para la importación de miel al mercado europeo. Lo más notable, como parte de las denominadas “Directivas del Desayuno”, es que la Comisión Europea enmendó la “Directiva de la Miel” con la Directiva 2024/1438.
“La nueva regulación, exige que las mezclas de miel estén etiquetadas por el país de origen. Todos los países de origen deben estar claramente indicados en un campo visual principal. Las nuevas medidas serán aplicables en la UE en 2026. Para promover su transparencia y mejor información a los consumidores sobre el origen de la miel que compran”, detalló el CBI.
La Directiva 2024/1438 también propone técnicas de testeo avanzadas que pueden comparar las muestras de miel con conocidos perfiles auténticos y detectar la adulteración. Esto busca garantizar que solo la miel pura llegue a los consumidores. Nuevos métodos armonizados de análisis deben introducirse y adoptarse hacia 2028. Hasta entonces, los países de la UE deben usar otros métodos reconocidos y validados de análisis.
¿Qué significa esto para los exportadores de miel?
El CBI recomienda que los exportadores de fuera de Europa que se sospeche que no cumplan, deben adaptarse para evitar sanciones y asegurar que sus productos encajan con los estándares europeos. Se les recomienda implementar estrictos sistemas de trazabilidad ‘de la colmena a la miel’, así como medidas de control de calidad. Esto significa poner foco en el origen mismo de la producción y empezar a documentar cada estapa de producción, desde la apicultura misma y la cosecha, al procesamiento y empaquetado, usando etiquetado o sistemas de seguimiento digital. Es crucial identificar correctamente la naturaleza, composición y origen de la miel que se comercializa. También es clave guardar muestras de la miel de los proveedores para rastrear posibles focos de contaminación o adulteración.
Obtener la certificación orgánica también puede ampliar la credibilidad del exportador al resaltar la pureza y naturaleza incontaminada de la miel, además de crear confianza en el consumidor y facilitar el cumplimiento regulatorio. El CBI reconoce que estos nuevos estándares pueden representar desafíos para los pequeños productores. Pero quienes lo hagan, accederán a un mercado que aprecia la calidad y autenticidad, beneficiando a los consumidores y el ambiente, a la vez que fortalecen su posición en el competitivo mercado europeo.