Fue un trabajo de largo aliento que requirió convencer a los funcionarios de que estos cultivos no eran culpables de la deforestación. Así lograron ser incluidos en acuerdos oficiales de promoción del producto y certificaciones.
(Agraria.pe) La industria de la palma aceitera tuvo que pelear mucho para hacerse un lugar en Ecuador, especialmente por el prejuicio que existe sobre sus apuntados efectos deforestadores.
Jean Pierre Jarrín Peters, director de Sostenibilidad + RSPO de Industrias Oleana de Ecuador, refirió que en su país fue principalmente la explotación petrolera la responsable de la deforestación entre los años 60 y 90.
Pero ese no fue el único factor: “Detrás de ella (la explotación petrolera), vinieron los colonos y las políticas estatales para reforzar la presencia de ecuatorianos en la Amazonía ecuatoriana. Conforme esto sucedía se produjo un efecto que se conoce como ‘hueso de pescado’, se abría una carretera y alrededor llegaban colonos para asentarse, así empezaron a sembrar palma… no fue por megacultivos”.
Agregó que se tuvo que hacer un trabajo arduo para dar a conocer a las autoridades que la palma no era el problema. De hecho, en ese país, existen 1.200.000 hectáreas de pastizales y el monocultivo ocupa apenas 33 mil hectáreas en la Amazonía de un total de 250 mil. Incluso estas 33 mil hectáreas se encuentran mescladas con áreas de café, yuca y ganadería, entre otras actividades.
“Antes los funcionarios no nos recibían, pero cuando comenzamos a transparentar la historia de la palma en la Amazonía, se dieron cuenta que no era el problema y merecíamos una oportunidad. Así, la subsecretaría de Cambio Climático del Ministerio del Ambiente de Ecuador nos dio un espacio y se logró firmar un acuerdo para proponer RSPO, hacer certificación jurisdiccional en Ecuador como una cuestión innovadora”, contó.
Gracias a este cambio de actitud se lograron acuerdos tangibles entre asociaciones de productores de palma y entidades públicas como el Ministerio de Agricultura con el objetivo de desarrollar un proyecto de palma sostenible.
Así, seis meses atrás, con apoyo del PNUD se consiguió que el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, presente públicamente el proyecto amazónico de commodities sostenibles. “Es un trabajo conjunto de todo el sector, no solo de una empresa u ONG, no podemos hacer palma sin considerar el impacto en otros”.
Finalmente, Jean Pierre Jarrín observó que el efecto de una certificación jurisdiccional es unir esfuerzos en un solo objetivo pues sus reglas no están escritas, sino que cada lugar puede establecerlas según sus necesidades.
“…para la certificación hay dos formas, una modelo Ferrari, que es meter mucha plata a algo… el único problema es que hay que tener dinero; puede ser fácil si tienes ingentes cantidades de dinero. Pero el mejor modelo es el de bus, grande, que nos lleve a muchos, esa es la diferencia, necesitamos ese vehículo incluyente que nos permita llegar a todos. Esa es la certificación jurisdiccional”.