El presidente de Conveagro repasó las conquistas del gremio a partir del masivo paro agrario de mayo de este año, así como el escenario de desafíos para el 2020. Además, pidió un próximo Congreso más informado sobre la realidad del campo.
(Agraria.pe) El año que termina ha estado cruzado por muchos eventos trascendentes en el sector agrario. Sin embargo, uno de los principales es el multitudinario paro agrario que se realizó el 13 de mayo y que movilizó a más de un millón de hombres y mujeres del campo en 15 regiones del país. Clímaco Cárdenas, presidente de Conveagro, lo entiende así y considera que fue una forma de decirle al Gobierno que el sector se encuentra abandonado y afectado por intereses de grandes grupos de poder.
Fue con esta movilización, dice, que lograron, junto a otros gremios vinculados al quehacer agrario, sentarse con el Ejecutivo representado en seis ministerios para plantear políticas y propuestas técnicas que aplaquen la desigualdad y pobreza en que viven 2.2 millones de pequeños agricultores peruanos y que representan el 25% de los trabajos en el país. “Un estudio del PNUD reconoce a los agricultores familiares como los más vulnerables en el Índice de Desarrollo Humano, reconociendo que en la sierra y selva tenemos una deuda pendiente”, agrega.
Entre los puntos resaltantes obtenidos a partir de esa lucha, Cárdenas recuerda la recuperación de una herramienta de crédito como el Fondo AgroPerú que en 2020 tendrá un presupuesto de S/ 440 milones y que promoverá la asociatividad y el cooperativismo con una tasa de interés de 5%. En adelante, se buscará que el fondo sea accesible también para sectores no incluidos inicialmente como los criadores de camélidos sudamericanos.
Otro aspecto que espera avanzar es el de la validación de la Ley de Compras Estatales (27767) por la cual todos los gobiernos regionales y alcaldes del Perú deben comprar alimentos preferentemente a productores locales. En ese ámbito, es clave que, por ejemplo, el 90% de la leche que se adquiera para programas sociales provenga de productores nacionales. Es un camino que se debe seguir con otros insumos como el arroz, la papa y hasta la carne de cuy.
Cambios y desafíos
De todo este contexto, uno de los cambios mayores es de tipo nominal con respecto al Ministerio de Agricultura y Riego que pasará a llamarse Ministerio de Desarrollo Agrario, una evolución que para Clímaco Cárdenas implica, más allá de la denominación, un reconocimiento al agricultor como eje de su política institucional, una mirada hacia el 98% de actores del sector que son parte de la agricultura familiar. De esta manera, dice, esperan que sus índices de desempeño mejoren y estén mejor enfocados, ya que actualmente el nivel de gasto del sector a la semana es de 60% de su presupuesto.
Uno de los desafíos para lograr una consolidación de estos avances ha sido el constante cambio de ministros. El presidente de Conveagro apunta que en solo 18 meses hubo cinco ministros de Agricultura, con una duración promedio de 3.6 meses por cada uno. “Es difícil para un dirigente acordar beneficios para el sector con gente que no dura. No existe así política pública”, refiere. No pierde la esperanza sin embargo que con el actual líder de la cartera, Jorge Montenegro, se desarrollen finalmente políticas para fortalecer la agricultura familiar.
En el plano político tendrá que revisarse mucho también la rama económica, ya que desde Conveagro existe el convencimiento de que la agricultura familiar no compite en igualdad de condiciones con los productores de otros países. Esto ha sido causado por los tratados de libre comercio, sostiene, que beneficiaron a un pequeño 2% que se dedica a la agricultura de exportación pero afecta a los más pequeños.
“Somos el único país que no tiene políticas públicas arancelarias; que ha retirado unilateralmente sus aranceles, que ha desmantelado su franja de precios para proteger productos sensibles. Entonces ahí hay una gran deuda histórica. Hemos visto cómo ingresó maíz, cebada, trigo, que han distorsionado nuestra matriz productiva…hoy en la sierra ya no encuentras trigo y la gente pasa a sembrar papa, entonces empieza la sobreproducción”, detalla.
Es así que el pequeño agricultor se ve relegado y compitiendo además con la misma costa peruana que se vuelca a sembrar quinua y papa. Además, queda expuesto a los intermediarios, que suelen ofrecer condiciones muy malas para el comercio. Se configura así un escenario de desregulación y ausencia de política pública en favor de grandes agroexportadores y, especialmente, grandes importadores de alimentos.
Finalmente, Cárdenas invocó a los actores políticos que entrarán a protagonizar la campaña hacia el nuevo Congreso de la República, que se informen sobre el sector para no caer en discursos demagógicos. Además, tuvo un deseo específico: “Necesitamos que en la próxima Comisión Agraria esté gente de conocimiento, de propuesta, gente que no esté de rodillas como han estado varias comisiones agrarias en el Perú como hemos visto. Que trabajan para intereses porque llegan 200 mil dólares de la industria para que no les pongan una ley; o porque llegan 3.6 millones de dólares diciendo no quiero que me pongas la ley de alimentación saludable. Eso tiene que cambiar”.
