Por: Betina Ernst, presidenta de consultora Top Info
(Agraria.pe) El negocio de la uva, que durante muchos años fue atractivo, se ha tornado bastante complicado. Esto se evidenció una última campaña austral para el olvido. En la misma se evidenciaron claramente los riesgos del cambio climático: lluvias inesperadas arruinaron parte de la cosecha. A esto se sumaron complicaciones logísticas y comerciales. Parte de la cosecha se arruinó y hubo que descartarla, otra parte llegó en mal estado a los mercados, sea por efecto de la lluvia o los retrasos logísticos.
Problemas climáticos durante el último año
La fruticultura siempre se enfrentó a los riesgos climáticos. Pero estos eran eventos excepcionales, que ocurrían cada tanto. En los últimos años estos eventos se hicieron habituales afectando a cada vez más regiones, siendo la uva una fruta especialmente sensible a los mismos. Tener una temporada sin ningún problema climático extremo pasa a ser la excepción. Esto complica la programación de las campañas, dado que ya no hay proveedor seguro.
En la campaña 2022-2023, la región norte de Sudáfrica sufrió bajo intensas lluvias al iniciarse la cosecha, lo que llevó a una fuerte caída productiva. El Orange River exportó casi un 30% menos de lo habitual, también el Olifant River registró mermas. Chile también recibió un golpe de lluvia en plena cosecha, provocando mermas cuantitativas y cualitativas.
Este año los problemas climáticos se hicieron muy evidentes en California. La tormenta Hilary del 20 de agosto destruyó un 35% de lo que quedaba por cosechar. Desesperados, los compradores americanos salieron a buscar uvas en Sudamérica. Pero aquí la situación tampoco se muestra muy favorable. Perú sufre del efecto Niño, y prácticamente no tuvo invierno. La región norte es la más afectada. Se habla de una caída productiva del 4%, pero la misma podría ser mayor. Están escaseando las uvas calidad Premium, dado que los racimos muestran uvas más bien chicas y muy heterogéneas.
Y la lista de afecciones climáticas continúa. La campaña mediterránea sufrió bajo la escasez de agua, y un verano muy caluroso con golpes de calor. También en este caso se cosechó menos y escasearon las calidades superiores.
El riesgo climático se incrementó marcadamente, lo que obliga a los importadores y cadenas de supermercados disponer de un “plan B” para sustituir a un proveedor que no pueda cumplir con lo prometido.
Impacto a largo plazo del cambio climático sobre las uvas
En el largo plazo las mayores temperaturas y los eventos climáticos extremos (granizos, olas de calor, heladas), llevarán a una reducción de los rendimientos de las plantaciones de uvas. Algunos estudios hablan de una reducción del 10-15% en la próxima década. La maduración de las uvas se adelantará y se acortará el período de cosecha. Se verá afectada la calidad interna de las uvas, será más difícil obtener el adecuado balance de azúcar/acidez. Se registrarán daños por asoleado y stress de calor. Además, las mayores temperaturas incrementarán las afecciones fitosanitarias.
Mejoras logísticas
Los países australes están trabajando para mejorar este punto. El año pasado las lluvias habían afectado la calidad y condición de las uvas, por lo cual era necesario agilizar la logística para que estas lleguen lo antes posible a las góndolas de los supermercados del norte. Pero esto no fue posible. Hubo muchos retrasos en la carga de las uvas, los barcos salieron con retraso, en los puertos de llegada se sumaron días extra al no poder descargar o desviarse el buque a otro puerto, etc. Uvas de menor vida pos-cosecha, fueron sometidas a mayor tiempo de transporte. El resultado fue que varias cargas se tuvieron que tirar, otras seleccionar y re-embalar, otras liquidar en el canal mayorista.
Perspectivas Campaña Austral 2023
Chile: Gracias a condiciones climáticas algo más favorables se espera una leve recuperación de las exportaciones, superando nuevamente las 500.000 tons. La temporada 2022/23 fue la más difícil de los últimos años; por lo cual esta recuperación es bienvenida, aunque tampoco se alcanzará los niveles de años previos (exportación cercana a las 600.000 tons).
La tendencia hacia las nuevas variedades patentadas continuará acentuándose, mientras caerá la participación de la Thompson S., Red Globe y otras tradicionales.
Perú: Hay cierta incertidumbre por el fenómeno del Niño. La región del norte está más complicada, estimándose por ahora una merma del 4% y una calidad de fruta heterogénea. La región sur pronosticó una cosecha favorable. Se espera un plus productivo y exportador, compensándose la merma del norte.
Con respecto a las variedades, se pronostica una caída en la exportación de Red Globe (-15%) y rojas sin semilla (-7%), en este último caso ante una merma en Crimson, Flame y Jacks Salute. Esto será compensado por mayores embarques de uvas blancas sin semilla (+14%), donde se registrará un fuerte aumento en Autumn Crips, Timpson e Ivory. También se espera un plus en las uva negras sin semilla (+12%), debido a un aumento en Sable.
Sudáfrica: Luego de la complicada temporada 2022/23, se prevé una mejor campaña, aunque sin poder recuperar los niveles record del 2021/22 y 2020/21. Para la campaña se espera una exportación un 12% superior a la del 2022/23 y similar al promedio histórico.
La región que registrara la mayor recuperación es la del Orange River, esperándose un +30%, luego del desastre del año pasado. También el Olifant River espera un +13%. Las otras regiones pronostican una cosecha similar a levemente superior a la del 2022/23 (Hex River +10%, Northern Region +5%, Berg River +1%).
Brasil: La campaña se inició en forma más pausada a lo esperado. Mucho se está enviando al mercado interno. La exportación se inició a un ritmo entremedio de los dos últimos años, con mayores envíos a los Estados Unidos, mientras que los a Europa son más pausado.
Fuente: Portal Frutícola