Si bien productos como el mango y las uvas son más resistentes a las contingencias climáticas, el espárrago, banano y la quinua son mucho más vulnerables.
(Agraria.pe) Hay una gran pregunta instalada en el sector agroindustrial peruano a partir de los últimos acontecimientos climatológicos que azotaron la costa norte peruana: ¿esto corresponde a eventos aislados o tiene que ver con el cambio climático y por ello serán recurrentes? La respuesta es crítica, porque una variación drástica y permanente de las clásicas condiciones climáticas de la costa peruana modificaría las proyecciones de negocios de pequeños y grandes productores.
Para Eduardo McBride, bachiller en Zootecnia de la Universidad Nacional Agraria La Molina y ex presidente de la Cámara de Comercio Peruano-China, la costa peruana siempre ha constituido un invernadero natural para los cultivos de exportación, y gracias a ello frutas y hortalizas se diferencian de las de otros países, no solo por su calidad sino por su alta productividad. “Rendimientos en el campo peruano duplican los de otras latitudes y nuestras frutas gozan de un merecido prestigio en el mercado internacional, especialmente en Estados Unidos y Europa”, apunta.
El especialista acota que para que este efecto invernadero beneficie a los cultivos se deben dar determinadas condiciones de temperatura durante el año. En el caso del mango piurano, por ejemplo, la temperatura durante las noches de mayo y junio –conocido como “el inviernillo”- debe descender hasta los 12º C, con lo que se da una buena floración por las altas variaciones de temperatura. Si no hubiera este factor, se tendría que cultivar en invernaderos artificiales, duplicando o triplicando el costo de producción. Este efecto se da no solo en el mango sino en la mayoría de frutales de exportación.
Productos sensibles
Esta sensibilidad de los cultivos de agroexportación ha sido la causa de la baja de producción de los productos más representativos. En principio fueron las sequías que se presentaron a fines del año pasado y luego las altas temperaturas que ocasionaron inundaciones que destruyeron un 10% de las hectáreas sembradas en el norte.
Y es que si bien existen cultivos resistentes a las inundaciones como el mango, que es un árbol injertado sobre un tronco madre, o las uvas, que están sobre un parral a casi dos metros de altura, o el palto que también es fuerte, hay otros como el espárrago, el banano o la quinua que sí se han visto afectados por las lluvias e inundaciones.
“El calentamiento global ha elevado la temperatura del medio ambiente en casi 2ºC, lo que podría afectar ese efecto invernadero natural con que contamos, disminuyendo las cantidades y calidades de nuestros productos agrícolas de exportación”, advierte McBride.
Por ello, solicita pensar en la agroexportación como una actividad sensible al cambio climático global y a las variaciones de temperatura. “Ante ello, los sectores público y privado deben sumar esfuerzos destinados a desarrollar mecanismos de protección como seguros contra desastres, además de facilidades para el acceso al crédito y al pago de impuestos, investigación e innovación tecnológica, entre otros”, finalizó.
*Con información de Conexión ESAN