Por: Francisca Bustos Leal
(Agraria.pe) Hasta principios de agosto, los precios de los fertilizantes vieron una tendencia a la baja, lo que se habría explicado por un aumento en el stock disponible. Sin embargo, el 5 de agosto, Blomberg reportó un alza en los valores de nitrógeno de casi el 7%, la cifra más alta desde mayo.
El alza que ha registrado el precio de los fertilizantes en los últimos meses ha generado un escenario desafiante para la industria hortofrutícola. Con precios que han llegado a superar hasta cuatro veces el promedio, el sector agrícola se ha tenido que enfrentar a una realidad que, de mantenerse en el tiempo, podría generar dificultades de calibre y calidad en la fruta, y a gran escala inseguridad alimentaria a nivel global.
Al consultar a algunos actores de la industria respecto al impacto que este mayor costo podría tener en la producción frutícola de Perú y Chile, parece existir consenso en que durante esta temporada no se deberían ver grandes efectos en la fruta de exportación. Más allá de ese periodo de tiempo, no hay tantas certezas.
Juan Pablo Subercaseaux, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Ingeniero Agrónomo y Master en Economía Agraria de la misma casa de estudios, indica que, al ser los fertilizantes una fuente de nutrientes necesarios para la planta, en el mediano plazo el efecto es muy grande. “En el corto plazo no es tan fuerte, porque se produce un efecto buffer del suelo y en la planta”, afirma el académico. “Si no fertilizas absolutamente nada, debería traducirse principalmente en los calibres que puedes cosechar”.
Y si bien, “tal vez la primera temporada las reservas te permitan palear un poco esto, ya durante un segundo año el golpe puede ser muy fuerte”, remarca.
En esa línea, agrega que históricamente las alzas de valores han sido muy puntuales.
“En 2007 hubo un alza en EE.UU., producto del aumento de los commodities, que duró un año”. Sin embargo, la situación actual va principalmente de la mano de la guerra de Rusia-Ucrania y de la posibilidad de que tengan de comenzar a exportar.
“En el minuto en que puedan volver a exportar o que se resuelva el conflicto, el tema se soluciona. Debería ser en el corto plazo, o sea, en un año el tema debería estar resuelto. Creo que la próxima temporada en esta misma época, no vamos a estar hablando de este tema”, comenta.
Sin embargo, lo anterior es dentro de un escenario de volatilidad extrema, y ante dicha situación es realmente difícil predecir qué podría ocurrir.
Las variables que están en juego
Germán Dasse, gerente de ventas de Soprocal, empresa que vende enmiendas a la industria agrícola, afirma que estimar el abastecimiento del sector en la temporada primavera-verano es complejo dado que son muchas variables las que están en juego.
Además, a lo ya mencionado hay que agregar que el escenario ha sido distinto dependiendo del tipo de agricultura y del lugar, porque si bien Chile ha visto alzas complejas, en Perú la situación ha sido dramática para los pequeños y medianos agricultores.
Miguel Watts, especialista en fruta del Ministerio de Agricultura y Riego de Perú, indica que, si bien los grandes agroexportadores han podido aunar esfuerzos y enfrentarse a la crisis, para la pequeña y mediana agricultura la escasez y los altos precios obligaron a que el Gobierno de Perú declarase un estado de emergencia que les permitiera hacer frente a la situación.
“En la agricultura de agroexportación, donde Perú tiene una posición bien privilegiada, los agroexportadores han hecho sus esfuerzos, sumando capacidades para poder abastecerse, en algunos casos a cualquier precio para poder cumplir con sus clientes en el exterior”, detalla. Y añade que “definitivamente, por las referencias que tenemos, ha habido un aumento considerable en los costos de producción de todos estos cultivos: palta, arándanos, entre otros”.
Los fertilizantes, explica Watts, son una parte fundamental de los costos de producción de algunos de estos cultivos y la crisis impacta en lo que es la propia actividad y el funcionamiento de las empresas agroexportadoras de Perú. Pese a ello, lo han logrado contener, aunque a un costo significativo para los privados. Esta figura parece repetirse en distintas industrias alrededor del mundo, donde han sido los privados quienes han asumido los costos de mantener el negocio a flote.
En lo que va de 2022, el escenario ha sido complejo para los productores hortofrutícolas. Con precios históricos de los fertilizantes que se han multiplicado entre tres y cinco veces, lo cierto es que la actual crisis responde a una serie de factores.
En julio una declaración conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Grupo del Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Food and Agriculture Organization (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) sobre la crisis mundial de la inseguridad alimentaria generó alerta en el globo, después de que se solicitara que se adoptaran con urgencia medidas frente a la crisis que se está viviendo.
La declaración responsabilizó a la pandemia del Covid- 19, la interrupción de las cadenas internacionales de suministro y la guerra entre Rusia y Ucrania por la perturbación de los mercados de alimentos, combustible y fertilizantes, a lo cual hay que sumarle los costos asociados a insumos como el gas natural o el petróleo.
Dada la situación no es de extrañar que el precio de los fertilizantes escalara de forma exorbitante.
“Hay que entender que un aumento de un 400% es una cosa absolutamente de locos, no es un 10% de inflación, no, estamos hablando de un 400% de aumento”, remarca Subercaseaux.
Fuerza a la tierra
Es así como buscar otras fuentes de fertilizante, o sustitutos, ha sido necesario para sobrevolar la crisis. Maneras de entregarle fuerza a la tierra, que permitan enfrentar la falta de fertilizantes o incluso hacer rendir aún más lo que se haya podido adquirir pese al precio, existen.
En lo que tiene que ver con las plantas directamente, Dasse, el representante de Soprocal, afirma que aplicar enmiendas es una manera efectiva de hacer más eficiente la producción.
Explica que ellos han sido parte de la industria por mucho tiempo y, en particular en los últimos 10 años han ido dándole valor a sus productos de diferentes formas, ya sea agregando más nutrientes, o haciendo las enmiendas más orgánicas, más concentras o específicas.En esa línea el ejecutivo indica que, con todo este quiebre en la cadena de abastecimiento de fertilizantes, se volvieron una alternativa fuerte para la industria.
“Las enmiendas, en general, mejoran la absorción de los nutrientes por las raíces de las plantas, entonces al tener una raíz mejor, puedes captar mejor”, explica.
Agrega que además ofrecen un ambiente mucho más cómodo para que se desarrollen las plantas y puedan tomar mejor los nutrientes que hay disponibles en el sustrato – suelo.
“Una raíz que crece mejor, capta más los nutrientes que están en el suelo, entonces hay una eficacia mejor por parte de la planta. Puedes incluso aplicar menores dosis [de fertilizantes] teniendo una raíz más eficiente en la absorción de agua y nutrientes. Esto está comprobado, está medido”, destaca.
Otra vía sería buscar alternativas al fertilizante tradicional que permitan suplir su carencia, como el compost, hummus o guano.
Subercaseaux aboga por ello y remarca que dado todo lo que ha estado ocurriendo, este podría ser un escenario perfecto para promover fertilizantes orgánicos y, en particular, el compostaje de la basura domiciliaria en las grandes ciudades. Detalla que si se involucrase a los municipios, se podría no solo ayudar a la industria, sino que entrar en un círculo virtuoso de sostenibilidad.
“El costo de enviar esa basura a un relleno sanitario es más caro que el costo de compostar esa basura orgánica. Si por parte del Gobierno hubiera alguna clase de apoyo o incentivo hacia las municipalidades, se podrían generar campañas para separar la basura y generar una cantidad enorme de compost, sin necesariamente aumentar los costos para la municipalidad”, explica el especialista.
Buscar otras fuentes de fertilizante, o sustitutos, ha sido necesario para sobrevolar la crisis.
En esa misma línea añade que es a raíz de los precios de los fertilizantes químicos que se volvió rentable ocupar guano, hummus, compost, “porque [antes] resultaba más caro, pero si el valor del fertilizante químico se disparó en un 400%, la verdad es que hoy día no es más caro”.
Por otra parte, Subercaseaux plantea que vale la pena considerar que se está mejorando la materia orgánica del suelo.
“Estás aplicando ácido fólico, ácido húmico, o sea, el hecho de aplicar esta fertilización orgánica es mucho mejor que aplicar la misma unidad de nitrógeno, fósforo y potasio, porque es orgánico, le estás aplicando vida al suelo, no solamente fertilizante químico que además tiene externalidades negativas, sobre todo el nitrógeno, que, si baja a la capa freática, te contamina con amonio el agua de consumo”, explica.
Lo anterior, lo reafirma planteando que la demanda de fertilizantes orgánicos fue notoria.
“El valor del m3 de compost casi se duplicó este año por una demanda enorme que provino de todos lados y las empresas que producían esto se vieron sumamente sobredemandadas, porque varios se dieron cuenta de que valía la pena buscar una alternativa, en vez de comprar una urea a cinco veces el valor”, indica.
Y es que esa parece ser la mejor manera de enfrentar la crisis, mientras se espera que los precios retornen a una semblanza de normalidad.
Fuente: Visión Frutícola