(Agraria.pe) El 9 de abril del año pasado fue el punto de partida para este escenario de buenos precios para los productores del Perú. En el puerto del Callao, el café se cotizó por primera vez en años por encima de los US$ 4 el kilo. En los siguientes meses, los productores presenciarían una escalada continua de precios, tanto así que para el 20 de febrero de este año llegó a alcanzar un valor de US$ 5.77 el kilo, según data de la consultora Fresh Fruit.
A nivel de quintales, en la Bolsa de Valores de New York, donde se cotiza el commodity, el precio futuro del café arábico viene fluctúando en los últimos meses entre los US$ 220 y los US$ 240. Los productores toman como referencia los años 2011 y 2012 para explicar el actual escenario. En estos años, se registraron similares valores e inclusive se llegó en algunos dias a superar los US$ 300 el quintal de café.
Bajo este nuevo escenario, las proyecciones corren a favor de que el valor total exportado sumará aproximadamente US$ 1.100 millones, si se toma en cuenta un volumen estimado de 230 mil toneladas, según proyecta la Junta Nacional del Café (JNC). Desde 2012 que Perú no superaba la barrera de los US$ 1.000 millones en café, luego de que los cafetos fueran atacados agresivamente por La Roya y viniera un ciclo de bajos precios a nivel mundial.
Para el gerente de la Junta Nacional de Café, Lorenzo Castillo, esta excelente proyección de las exportaciones no representa un éxito de la producción local, sino que es producto de la baja producción de Brasil y Centroamérica, que ha generado presión en la cotización del precio mundial. En esa línea, el mercado mundial del café registrará un déficit de 3.1 millones de sacos en la temporada 2021/2022 (octubre-septiembre), según las proyecciones de la Organización Internacional del Café (OIC), la cual prevé además un crecimiento en el consumo del 3.3 %.
Además, Castillo explica que el repunte de un mayor volumen exportado en los dos primeros meses del año (crecimiento de 460.6%, según Adex) se debe a que un gran lote de producción se dejó de exportar en el 2021, debido a los problemas logísticos propios de la pandemia. «Entre enero y febrero, incluso marzo, se exportaron quintales que no se pudieron enviar por falta de barcos. Pese a que hubo sanciones por el retraso, algunos productores tomaron la decisión de aplazar sus exportaciones, pero al final les favoreció este escenario de buenos precios», refiere.
Proyección a futuro
¿Qué tanto la buena estrella va a seguir acompañando al sector? Por lo pronto, el dirigente cafetalero comentó que la expectativa es que los actuales precios se mantengan a lo largo del 2022 y que comenzarán a bajar progresivamente el 2023. Sin embargo, el 2024 todo volvería a su anterior cauce con el repunte proyectado de producción desde Brasil, que viene desarrollando toda una agresiva estrategia productiva para hacer frente a los impactos climáticos que vienen mermando la producción cafetalera.
Si los productores peruanos aprovecharán en esa misma línea la mejora de precios en una inversión en sus cultivos, considera que eso es difícil de predecir, debido a que no existe lamentablemente una estrategia nacional para hacer frente al cambio climático y a la Roya, si no solo iniciativas individuales.
Menciona el caso particular del corredor del Norte (Amazonas, Cajamarca y San Martín) donde han mejorado el manejo con tecnología y subiendo la producción a pisos ecológicos por encima de los 2.400 msnm, para evitar el ataque de plagas. «En estas zonas la productividad ha crecido a 1.200 kilos por hectárea, mientras que el promedio sigue siendo de 750 kilos por hectárea», refiere.
Agrega que otra apuesta de los productores con un nivel de visión es apostar por la agroforestería con el fin de calificar sus producciones como «cero carbono» y lograr un mayor precio en el mercado. Esto cobrará más peso si se hace realidad lo que viene impulsando Alemania, de permitir cero arancel a los commodities que tengan baja huella de carbono, refiere.
Por lo pronto, Castillo no duda de que este buen ciclo de buenos precios es una excelente oportunidad para que el sector cafetalero tome las medidas necesarias para lograr a futuro mejores rendimientos, cubrir mejor los gastos y generar un negocio rentable, algo que les ha sido esquivo en los últimos años.
Fuente: Redagrícola