21 noviembre 2011 | 08:43 am Por: Redacción

Editorial Semanario COMEXPERU

“DE LA MÁS ALTA EUFORIA A LA MÁS PROFUNDA AFLICCIÓN”

“DE LA MÁS ALTA EUFORIA A LA MÁS PROFUNDA AFLICCIÓN”

Esta famosa cita de Goethe que describe claramente un nivel de bipolaridad emocional casi clínico, bien podría reflejar los estados de ánimo de los decepcionados por los últimos resultados electorales o de los que vieron evolucionar su “gran transformación” en una “hoja de ruta” o de los que realmente creyeron que (esta vez sí) los resultados ante Paraguay se repetirían ante Chile… en fin… para todos hay.

Por: Ricardo Paredes Castro
Gerente de Estudios Económicos y Consultoría Empresarial de COMEXPERU

Lima, 21 Noviembre (Agraria.pe) Por mi parte y con inusual coincidencia, esta semana tuve que revisar los mismos apuntes sobre la evolución del comercio y la política comercial de los últimos 40 años para dos diferentes clases.

Luego de ello, no pude dejar de reflexionar y recordar en todo el camino que hemos recorrido en este tiempo. Por ejemplo, pensar que solo a fines de los setenta teníamos aranceles de más del 350% (y ahora un promedio que no llega al cinco); que en los ochenta todas las importaciones tenían barreras no arancelarias, desde prohibiciones hasta licencias previas engorrosas (y que ahora los argumentos técnicos y la presión empresarial se pueden tumbar una traviesa sanitaria injustificada); que en el noventa se tenían 56 diferentes niveles arancelarios para todos los gustos y bolsillos (y que ahora tenemos solo tres, contado el cero por ciento); y que apenas un poco más de cinco años atrás estábamos en medio de los debates sobre si era “necesario negociar un TLC con Estados Unidos si ya teníamos un ATPDEA” (!!!) (Y que ahora el debate público gira en torno a cómo ser cada vez más competitivos para enfrentarnos al mundo e integrar a todo el Perú en ese proyecto).

Otra frase como “Una cabeza sin memoria es como una fortaleza sin guarnición” (de Napoleón Bonaparte) o en su interpretación más conocida “los países que no conocen su historia están condenados a repetirla” me viene a la mente. Por lo menos en temas económicos, hemos experimentado las consecuencias de dos modelos diferentes y la historia nos está demostrando día a día cuál sirve y cuál no (en crecimiento de comercio, inversiones, clasificaciones de riesgo, niveles de aprobación, entre otros).

Pero al observar los conflictos “sociales y ambientales” que están apareciendo en diversas zonas del Perú, me pregunto: ¿qué nos ha enseñado la historia reciente al respecto? ¿Acaso en los últimos dos Gobiernos democráticamente elegidos no han abundado las mesas de diálogo y de concertación, y los viajes de ministros apagando incendios y firmando actas cuyos compromisos luego son reclamados? Y, a pesar de ello, ¿no han aumentado las marchas de sacrificio, los paros regionales con saqueos y destrucción de la propiedad privada y pública, las tomas de carretera, los revoltosos que se burlan de la justicia, los frentes de lucha y de defensa, y los presidentes regionales que no cumplen su rol y prefieren ser agitadores asalariados con nuestros impuestos?

Ahora que el Gobierno tiene la intención de llevar a cabo sus políticas de “crecimiento con inclusión” y que el Estado tenga presencia en dichas zonas, creo que es momento de que reflexione y cambie una estrategia que claramente no ha funcionado por otra que haga respetar la ley, mantenga la paz social y proteja a los que crean riqueza, mientras que sus políticas de inclusión tengan resultados.

En concreto, ni euforia que no te haga ver los desafíos que enfrentamos ni aflicción que los sobrevalúe, sino ideas muy claras sobre cuál es el norte y trabajo muy duro para lograrlas. Para todos. Para un futuro cada vez mejor.

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