El crecimiento de nuestro sector es indiscutible, si vemos las estadísticas de los últimos 30 años. Sin embargo, ya hace algún tiempo, las malas políticas sectoriales, los fenómenos naturales, la falta de infraestructura, el encarecimiento de los créditos, la mayor competencia internacional, entre otros factores, están haciendo que nuestro sector pierda competitividad.
Como consecuencia, hay un desincentivo a nuevas inversiones en el sector y un reacomodo de la industria, en donde las empresas más eficientes están ganando terreno y las menos eficientes están saliendo muy rápidamente.
Sin embargo, vemos a nuestros lideres, especialistas y a gremios, insistir con las mismas fórmulas antiguas, donde los incentivos del sector están focalizados en menor pago de impuesto a la renta y mayores flexibilidades laborales, las cuales tienen todo el sentido del mundo, pero al parecer ya no son escuchadas por aquellos que pueden cambiar las cosas. Lo que se necesita ahora son propuestas que involucren a todos.
El otro día conversando con funcionarios del ministerio me pidieron que les haga algunas propuestas como empresario y académico, para el sector. Mi visión del agro moderno para los próximos años pone más énfasis en la pequeña y mediana agricultura, que realmente se encadene a la agroexportación. Aquí tres propuestas:
Título Agrícola Fast Track:
Los que trabajamos con pequeños y medianos que tienen cultivos permanentes, como mangos, paltas, cítricos, entre otros, vemos como muchos de estos agricultores que tienen años abasteciendo a la cadena exportadora, no tienen título de propiedad de su tierra y solo son posesionarios. Muchos de ellos llevan años trabajando con distintos exportadores formales, sin embargo, no son dueños de sus tierras a pesar de tener cultivos permanentes y tienen años abasteciendo a la cadena exportadora.
Se tienen que otorgar títulos de propiedad fast track a aquellos que están años en el negocio y abastecen formalmente a los exportadores, eso los beneficiaría de manera directa porque podrán acceder al crédito y profundizaríamos la formalidad en el país. También fortalecería al exportador porque podría hacer inversiones de más largo plazo en el pequeño agricultor lo que aumentaría el abastecimiento con mejor manejo sostenible del producto.
Capital de Trabajo Garantizado para la cadena Agrícola
En estos meses el gobierno está impulsando el acceso al crédito con el Programa Impulso Mi Perú, este crédito está cubierto con una garantía de hasta el 50% del estado. Lo que he podido ver es que las tasas de interés fluctúan entre 7.5% a 9% dependiendo del rating financiero del cliente. Me parece una muy buena iniciativa pero transitoria, que no ataca el problema estructural del sector.
En un sector donde hay pocas empresas formales y muchos agricultores informales debería ya crearse una línea permanente de COFIDE para todos los bancos y cajas municipales. Esta línea permanente, debe dirigirse al encadenamiento de los exportadores formales con pequeños y medianos agricultores formales que quieran acceder a créditos más baratos por medio de la empresa ancla exportadora.
Si este pequeño y mediano agricultor formal demuestra que tiene un contrato con un exportador pequeño, mediano o grande que goce de buena salud financiera, COFIDE debería garantizar por lo menos un 70% de la operación, usando a la empresa ancla como articulador que garantiza a sus agricultores. A cambio el pequeño y mediano agricultor formal, podrá acceder a tasas más bajas que bordearían el 6% hasta el 9%, reduciendo el costo financiero de la cadena, que nos permitan ser más competitivos en el escenario mundial. La garantía del estado como actor de segundo piso y la empresa ancla exportadora, tendría un efecto formalizador que garantizaría la sostenibilidad del negocio para toda la cadena.
Deducción total de los intereses financieros
La realidad es que las pequeñas, medianas y grandes empresas agrícolas están muy endeudadas. Sin embargo, por una norma de la SUNAT conocida como EBITDA tributario desde el 2021 solo se puede deducir hasta el 15% de este EBITDA tributario, como gasto financiero que se originan por los intereses.
Las empresas con endeudamiento alto que pagan puntualmente sus cuotas a las entidades financieras no pueden deducir todo su gasto en el ejercicio ya que solo se le permite deducir hasta el 15% del EBITDA tributario y solo pueden arrastrar lo que no se deduce hasta un máximo de cuatro años. Después de eso ese gasto financiero se pierde.
Esta normativa tributaria no funciona en un sector tan endeudado por las inversiones que se hacen y además factores como el clima empeoran el escenario. Muchas veces no se logra recuperar las inversiones ni siquiera a los cuatro años de sembrado el cultivo. Esta norma tributaria es injusta porque todos los empresarios nos endeudamos para meter la plata al negocio, pagamos nuestros créditos que se componen del principal, los intereses, más otros gastos y comisiones de forma puntual, sin embargo, en la mayoría de los casos, no todo se puede deducir en el ejercicio.
En conclusión, necesitamos aportes que nos involucren a todos de forma real. Muchos de nosotros amamos este sector y lo conocemos bien, desde nuestros bolsillos, por eso se necesitan nuevas propuestas para tener un sector más próspero que mire al mundo y que logre la competitividad a toda la cadena seamos pequeños, medianos y grandes.