A propósito del reciente inicio de la temporada de lluvias 2024 / 2025, quisiera recordar que todos los años tenemos temporadas de lluvias y temporadas de estiajes. En nuestro país, las lluvias ocurren en la Sierra y en la Selva, más no en la Costa. El agua de la Costa proviene de la Sierra, de donde baja por gravedad. Todos los años, entre los meses de diciembre y abril, los ríos del Perú – todos – se cargan con aguas de lluvias. Mucha agua dulce se pierde en el mar, sin ser aprovechada. Peor aún, muchos ríos – el río Ica, por ejemplo – llegan al límite de su capacidad. Incluso, algunos se desbordan e inundan cultivos y centros poblados. También ocurren huaicos de lodo y piedras que interrumpen carreteras y arrasan con todo lo que encuentran a su paso. Es decir, tenemos agua como cancha… pero estacional.
La pregunta es ¿por qué algunos políticos, periodistas, académicos, y demás, dicen – y repiten – que no tenemos agua? Que las empresas agrícolas se la chupan toda. Que regiones como Ica – por ejemplo – no tienen agua. ¿Acaso no ven los ríos y acequias de los valles de la Costa? ¿No ven las aguas de nuestros ríos llegando al mar sin ser aprovechadas?
Todos los años es la misma historia. Todos los años, los agricultores aguardamos con impaciencia el inicio de la temporada de lluvias, y la llegada del agua nueva; la cual, semanas más semanas menos, siempre llega por esta época del año. Siempre.
La pregunta – entonces – no es si tenemos, o no tenemos agua. Porque está claro que sí tenemos agua, y abundante. El problema es que el agua que tenemos es estacional. Entonces, el desafío es ¿qué hacer para tener agua todo el año? No sólo en la temporada de lluvias… como ahora, que tenemos agua de sobra. Incluso ¿qué hacer para tener control de la situación durante las avenidas? ¿Cómo hacer para evitar los desbordes e inundaciones propias de esta época del año?
Pues bien, la respuesta es muy sencilla, aunque – por lo visto – no lo es para el Estado. Al menos, para aquellos funcionarios públicos que no entienden la problemática del agua en nuestro país. Efectivamente, no entienden – o no quieren entender – que la solución al problema del agua en los estiajes pasa indefectiblemente por la construcción de reservorios. Reservorios en la Sierra… arriba donde llueve. Incluso abajo, en los valles costeros, para guardar parte de las abundantes aguas de avenida.
Dicho sea de paso, nada sería más beneficioso para la pequeña agricultura – o agricultura familiar, como quieran llamarle – que la construcción de muchos reservorios… grandes, medianos y pequeños. Por otro lado, la vegetación también es muy efectiva para retener aguas de lluvias, así que la plantación de árboles y pasturas en la Sierra ayudaría mucho a la solución del problema del agua. A esto se le conoce como Siembra y Cosecha de Agua. Así – y sólo así – los pequeños productores del campo tendrían agua todo el año, sin desbordes e inundaciones.
Eso es precisamente lo que hicimos bajo el liderazgo de la Dirección Agraria del Gobierno Regional de Ica, durante el período 2015 – 2018. Para ello, establecimos lo que denominamos “La Hermandad del Agua” entre Ica, Huancavelica y Ayacucho. Es decir, (1) dialogamos con respeto y cordialidad con nuestros pares andinos. (2) Creamos los Consejos de Cuenca de manera equitativa con nuestros vecinos de la Sierra. (3) Compartimos las aguas almacenadas con las comunidades altoandinas. Y (4) mantuvimos los ecosistemas a lo largo y ancho de todas nuestras cuencas; desde las nacientes hasta las desembocaduras.
Además, tecnificamos el riego, instalando aspersores en las partes altas y quebradas; y en las partes medias y bajas contamos con pozos electrificados con sistemas de riego por goteo.
Asimismo, infiltramos mucha agua durante las avenidas. Dimos tomas libres – levantamos todas las compuertas – para que los agricultores regaran sin ninguna limitación. Y así rellenamos los acuíferos de Ica y guardamos agua para el estiaje. Estado, comunidades, juntas de usuarios, empresas privadas… todos nos dimos la mano en Ica, y la cosa funcionó.
No me cansaré de insistir. He ahí la política agraria que requiere nuestro país, en cuanto a la problemática del agua. El problema es que – contrario a la propuesta – la corrupción, la politiquería, y el desgobierno nos están llevando al clásico: muchas “Declaratorias de Emergencias por Sequía” y ni un reservorio. O, lo que es lo mismo: mucho floro y ni una gota de agua almacenada.