Luis Ginocchio, coordinador de la institución, apuntó a la necesidad de articular conceptos de mercado con los pequeños productores, así como un impostergable proceso de asociatividad y desarrollo de sistemas de trabajo que tiendan a la calidad.
(Agraria.pe) Dejar de lado por un momento el enfoque en la gran agroexportación y mirar hacia el mercado nacional, considerando que en nuestro país todavía es muy fuerte el índice de fidelidad a la comercialización tradicional, es lo que pide Luis Ginocchio, coordinador del proyecto “Cadenas agroalimentarias gastronómicas inclusivas” de la Sociedad Peruana de Gastronomía (Apega).
Como parte de una estrategia integral, el especialista sugirió la creación de un Sistema Nacional de Distribución de Alimentos, que incluya el desarrollo de aspectos de producción, planes de cultivo, alertas de mercado y sugerencias de consumo, entre otros factores que potencien una cadena comercial local que revitalice a los pequeños productores.
“En Perú no sabemos dónde está el mandato en este sentido, cuál es la autoridad que tiene el mandato de manejar los alimentos y la alimentación, pues esa responsabilidad está repartida entre el Minagri, mercados y municipalidades, hay que unificar eso. Debe haber un sistema nacional que vea producción, distribución y consumo, y en el consumo está la nutrición…hay que recuperar nuestras tradiciones alimentarias”, sostuvo.
Como marco a la discusión recordó que Perú es uno de los países donde la comercialización tradicional es muy fuerte, especialmente en bodegas y mercados, marcando distancias con otras realidades donde los supermercados han copado el mercado.
“Por ello hay que fortalecer las habilidades de negocios de los comerciantes de mercados. En Apega tuvimos un programa llamado Casera, donde trabajamos con 800 comerciantes de mercados para que aprendan a vender origen, calidad, frescura, trato al cliente. No se trata solo de revalorar los productos peruanos sino a los agricultores, que son casi héroes sociales que abastecen la alimentación nacional”, explicó.
Negocios, calidad y capacitación
El dirigente de Apega observó que si bien los productores muestran un gran deseo de hacer negocios, no encuentran un mecanismo que los impulse para que tengan nociones básicas, por ejemplo, de las cantidades de productos que deben ofrecer según el juego de oferta y demanda del mercado.
Recordó que hubo una fiebre por producir diversos alimentos que luego no encontraron articulación con la demanda –tema vinculado a los precios y rentabilidad de la agricultura-, lo que derivó en que muchos productores no pudieran vender sus cosechas.
En ese ámbito, agregó que no hay que tenerle miedo a la subida de precios de algunos productos, pues generalmente son parte de los mecanismos de la realidad del mercado de oferta y demanda. “Hay que pensar que las subidas de precios de los productos, si bien no son populares, mientras sean estacionales, son razonables”, señaló.
Lo ideal, remarcó, es que los precios mejoren para el agricultor pero no suban para el público, y que la única manera de lograrlo es reduciendo la cadena de intermediación o desarrollando una agroindustria con valor agregado que proponga productos como la palta en puré congelada para ser consumida en épocas de escasez a menor precio que la fresca.
Para lograrlo, sin embargo, acotó que hay que cumplir con un objetivo muchas veces esquivo: la asociatividad. “La negativa a asociarse es uno de los indicativos del pobrísimo nivel de gestión empresarial que hemos acumulado en la historia de la agricultura peruana”, apuntó Ginocchio.
En ese sentido, objetivos como la calidad son imposibles sin organización. “La calidad se expresa de muchas formas, en la regularidad de la calidad del producto, su sabor, aroma, etc., que son elementos fundamentales que van de la mano con la gestión empresarial, la base para buscar mercados competitivos”, remató.
