Problemática es especialmente delicada en la selva central y el VRAEM, donde el impacto de la roya y los bajos precios del producto han impedido a los agricultores cumplir con el pago de sus créditos.
(Agraria.pe) Más de 20 mil familias cafetaleras en todo el país, principalmente de Selva Central y los Valles de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), podrían perder sus viviendas y terrenos por no cumplir con sus obligaciones con Agrobanco, debido a pérdidas acumuladas por el impacto de la roya, los bajos precios que se pagan por el grano aromático y los altos intereses que cobra dicho ente financiero, en relación a otros créditos.
Así lo informó el coordinador de la filial de la Junta Nacional del Café (JNC) de selva Central, Pedro Rodríguez, quien invocó al Gobierno a hallar una solución a esta problemática, a fin de evitar posibles conflictos sociales.
Detalló que la Cooperativa Agraria Cafetalera El Quinacho, que reúne a 455 productores del distrito ayacuchano de Sivia, ubicado en el VRAEM recibió una notificación judicial que ordena rematar los terrenos que puso en garantía por préstamos para que sus socios rejuvenezcan y mantengan sus cafetales.
“Esta cooperativa cafetalera, como todas las que pasan por esta difícil situación, cultivamos café de forma sostenible, lo que no cubre los costos de producción y por eso no ha sido posible honrar los préstamos de Agrobanco, que tienen altos intereses, incluso a veces mayores que las de la banca privada”, explicó Rodríguez.
Remarcó que más de 12 mil familias y 15 cooperativas de Selva Central están siendo notificadas de la ejecución de embargos por parte de Agrobanco, lo que solo ahondará su condición de pobreza. Precisó que el monto de la deuda cafetalera a reprogramar se estima en 220 millones de soles por créditos para rehabilitar y abonamiento de cafetales.
“Nosotros queremos pagar pero no podemos hacerlo con tasas por encima del 20% de interés. Por eso pedimos al Gobierno que compre esas deudas y se nos reprograme para poder pagarla, con la respectiva condonación de esos intereses”, declaró.
En similar situación están las cooperativas Valle Santa Cruz- Río Tambo, Mazamari, Sangareni y Pangoa, entre otras organizaciones ubicadas en el VRAEM; mientras que en Selva Central, son afectadas la Asociación de Productores de Cafés especiales Mountain Coffee, y las cooperativas cafetaleras Perené, Chankas y Tahuantinsuyo, entre otras.
“Se ha visto la situación incluso en que Agrobanco ha dado crédito de renovación de plantaciones, pero el dinero en realidad no ha sido desembolsado, sino que se ha quedado con ese dinero y cobrado los intereses de créditos anteriores; en vez de generarles beneficios al productor, ha generado más endeudamiento”, agregó.
Situación crítica
Rodríguez indicó que los cafetaleros organizados siempre han cumplido con sus compromisos, pero las pérdidas acumuladas tras la plaga de roya los han llevado a una crítica situación, así como los bajos precios que en los últimos años se pagan por el café.
Destacó que hace cuatro meses dirigentes de organizaciones de productores cafetaleros de Chanchamayo y Satipo, demandaron al Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) acciones inmediatas para evitar la pérdida de sus terrenos, y con ello afectar aún más a este sector tan golpeado.
El también gerente de la Cooperativa Agraria Cafetalera ACPC Pichanaki informó que le solicitaron al ministro de Agricultura, José Manuel Hernández, la compra de las deudas que tienen con el ente financiero, la condonación de intereses, y una reprogramación de pagos del capital.
“Demandamos un trato similar al que Minagri ha otorgado a las financieras privadas, comprándoles la deuda cafetalera, reduciendo intereses y reprogramando el pago a diez años. El propio Agrobanco está de acuerdo con nuestra propuesta, y el ministro dijo que era atendible. No esperemos movilizaciones campesinas para cumplir con un trato equitativo”, expresó Rodríguez.
Productividad
En cuanto a la productividad del sector, el vocero señaló que el índice ha mejorado, pues estaba en un promedio de 7 a 8 quintales por hectárea, y ahora está en 10 quintales por hectárea. Esto significa que el próximo año podrían alcanzar los 6,000 millones de quintales, una buena noticia a nivel de macroeconomía, pero hace falta atender las demandas específicas de los productores.
