En las últimas semanas, a raíz de los sucesos ocurridos alrededor de las condiciones laborales en el sector de agroexportación, se viene discutiendo la necesidad de articular políticas que favorezcan a la agricultura peruana. Por un lado, se reclaman políticas de promoción por parte del Estado y se exige al sector privado una inversión responsable y con contenido social. En este marco actúa un tercer actor, el productor, que es quien generalmente canaliza estas demandas hacia los otros dos actores. La pregunta es ¿se puede ser también parte de la solución e implementar instrumentos operativos que permitan a estos tres actores trabajar de manera conjunta y equitativa? La experiencia internacional nos puede dar algunas pistas al respecto.
Un ejemplo cercano se puede encontrar en Colombia, donde para promover el sector papa se ha instaurado la denominada “Cuota de Fomento de la Papa”, que es una contribución parafiscal creada por la una ley del 2014 y que equivale al 1% del valor de venta de papa de producción nacional, la cual se cobra una sola vez en cualquier etapa del proceso de comercialización. La agregación de esta cuota se convierte en el Fondo Nacional de Fomento de la Papa – FNFP.
Los recursos que se generen por medio de estas contribuciones parafiscales, son invertidos en el sector papa y se usan para: Formación y capacitación para la modernización tecnológica; Organización de la cadena productiva de la papa, principalmente productores; Apoyar la creación de sistemas de información del subsector; Agregación de valor y mejoramiento de los niveles de eficiencia de los procesos de poscosecha, transformación e industrialización; Innovación, investigación y transferencia de tecnología; Divulgación de los planes, programas y proyectos financiados con recursos del FNFP; Promoción al consumo; Fortalecimiento e implementación de medidas de control fitosanitario; Planes de conservación del medio ambiente.
Lo interesante es que en la Junta Directiva del FNFP participa un delegado de las organizaciones de productores de papa del nivel nacional y dos delegados de las organizaciones de productores de papa del nivel regional. En Colombia existe una fuerte institucionalidad (técnica) en el sector productivo, representada por FEDEPAPA ( https://fedepapa.com/), que existe desde 1974, agrupa a los productores de papa y que desarrolla programas, proyectos, productos y servicios orientados al mejoramiento tecnológico, la sostenibilidad ambiental, social y económica del sistema productivo de papa. Tiene un mecanismo de auto financiamiento y recientemente ha tenido roles importantes en las demandas anti dumping para las papas procesadas importadas y el sustento técnico para la canalización de apoyos al sector en el marco de la crisis del COVID.
Otro ejemplo de institucionalidad de los actores de una cadena es la Idaho Potato Commission (IPC) en Estados Unidos, establecida en 1937, la cual es una agencia estatal que es responsable de promover y proteger el famoso sello "Cultivado en Idaho®", una marca registrada federalmente que certifica que los consumidores que están comprando papas Idaho genuinas y de alta calidad (https://idahopotato.com/). Esta plataforma, que se autofinancia, realiza acciones de investigación (técnicas de producción, inocuidad de alimentos, manejo y distribución); publicidad y mercadeo (en diversos medios de comunicación); capacitación. En este mismo país funciona The California Artichoke Advisory Board CAAB (http://artichokes.org/) que se organizó desde 1960 y es administrada por el Departamento de Alimentos y Agricultura del Estado de California, después de que los productores votaran para pagar por la formación y los costos operativos de asesoría técnica, incluida la supervisión estatal. Esta instancia fue organizada por los productores en respuesta a tres necesidades reconocidas de la industria: Promoción genérica de alcachofas; Investigación sobre problemas de plagas que dañan los cultivos de alcachofa; Fomentar la unidad y la cooperación de los productores en beneficio de la industria de la alcachofa en su conjunto.
Finalmente, se puede mencionar el ejemplo de Belgapom (https://belgapom.be/en/home/) que es la asociación reconocida para la industria belga de procesamiento y comercio de papa (funciona desde 1947). Se autofinancia y su objetivo es defender los intereses de los comerciantes belgas de papas de consumo y semillas, los exportadores, la industria peladora de papas y la industria procesadora. No incluye directamente a los productores. Es miembro de EUROPATAT (European Potato Trade Association) y en el marco de la crisis del COVID sustentó técnicamente ante la UE medidas de apoyo al sector papa belga.
En el caso de Perú, sobre todo a nivel de los pequeños productores y con las particularidades que representa nuestra realidad, se debería apuntar a promover este tipo de instancias con visión de largo plazo que se puedan autofinanciar, tener un alto nivel técnico y ser la base para que los diferentes actores de las cadenas apunten a objetivos comunes (pero de manera concreta y no sólo declarativa). Todos los actores deberían ser parte de la solución para que no se repitan las situaciones recientes y no caer en el maniqueísmo que unos son los malos y otros son los buenos.