Afirmó Marcel Gutiérrez Correa, director del Laboratorio de Micología y Biotecnología de la UNALM, quien resaltó que los cultivos transgénicos tienen un rendimiento 30% mayor que los convencionales
Por Guillermo Westreicher H.
Lima, 13 Septiembre (Agraria.pe) Prohibir el ingreso de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) a nuestro país, pone en peligro la seguridad alimentaria, afirmó Marcel Gutiérrez Correa, director del Laboratorio de Micología y Biotecnología de la Universidad Nacional Agraria de La Molina (UNALM). En este sentido, resaltó que en 2011 la relación entre las tierras cultivadas y la población peruana fue de 0,26 ha por persona, mientras que para el bicentenario habrá disminuido a 0,14.
Asimismo, enfatizó que el rendimiento de los cultivos convencionales es 30% menor al de los transgénicos y dos tercios mayor al de los orgánicos, los cuales no son compatibles con el desarrollo sostenible si el entorno social y económico no es satisfecho.
“El Perú necesita los transgénicos para solucionar varios problemas agrícolas actuales y futuros. Oponerse a su uso en la agricultura, condena a los pequeños productores a bajos rendimientos y altos costos, por tanto, a mayor pobreza”, afirmó.
Igualmente, el experto consideró que existen intereses por parte de ONG financiadas por Greenpeace y algunos gobiernos europeos, porque ambos tipos de corporaciones perderían enormes sumas de dinero si el país modernizase su agricultura. “En algunas regiones de la India, la reducción en el uso de pesticidas supera el 70%, lo cual representa grandes pérdidas económicas para las empresas que los fabrican”, informó.
Polinización
Por otro lado, Gutiérrez señaló que el principal argumento utilizado por los opositores a los transgénicos es que nuestra gran biodiversidad se perderá, ya que el polen de los OGM contaminará a nuestras especies debido al poder dispersor del viento. Esto se concluye porque en el suelo de la Amazonía se ha identificado arena del desierto del Sahara, lo cual significaría que se puede naturalmente cruzar maíz con papa o camu-camu con vid, y que nuestra diversidad vegetal se ha “contaminado” desde hace millones de años.
Al respecto, el especialista explicó que el efecto de la polinización es mitigable con las reglas de bioseguridad que se establecen en el reglamento vigente (DS 003-2011-MINAG), mediante distanciamientos espaciales, temporales o geográficos, dependiendo del caso. Además, no se puede decir que una variedad transgénica, por contener “características superiores a la tradicional”, se impondrá en una población. En este caso, se aplican los principios de la genética de poblaciones para analizar el flujo de transgenes, lo cual incluye la ventaja selectiva y las frecuencias de génicas.
“El individuo transgénico no tiene una superioridad per se, sino cuando está en un ambiente donde el transgén le confiere esa superioridad, es decir, es la ventaja que le proporciona la selección favorable y no el hecho de tener un transgen; sin selección, el OGM no persiste en una población”, explicó.
Como ejemplo de que el daño a la biodiversidad es poco probable, Gutiérrez hizo alusión a las 55 razas de maíz y las más de 3500 variedades nativas de papa que han persistido por miles de años, aún después de la introducción de híbridos y de variedades mejoradas. “Todas las razas de maíz y las variedades de papa y otras especies nativas se encuentran guardadas en bancos de germoplasma de la UNALM, el CIP, el INIA y otras instituciones, los cuales deberían fortalecerse”, agregó.
Dato:
- Esta información fue difundida en el último semanario de la Sociedad de Comercio Exterior del Perú (COMEXPERU).