Cotilatín del Perú: “para proteger la producción nacional se tendría que prohibir la entrada de alimentos transgénicos al país, lo cual es imposible ya que traería consecuencias catastróficas, respecto a los precios de los alimentos y las relaciones comerciales con otros países. Teniendo en cuenta que el Perú siempre tendrá que importar por un tema de espacio geográfico”.
Por: Raúl Yaipén Carranza
Lima, 25 Abril (Agraria.pe) A poco más de diez meses de aprobarse la moratoria que prohíbe el cultivo de semillas transgénicas por diez años, más no la importación y comercialización de alimentos genéticamente modificados a nuestro país. Agraria.pe recogió la frase del Dr. Patrick Moore, cofundador y ex líder de Greenpeace y jefe de Greenspirit Strategies.
“La campaña contra los cultivos modificados genéticamente y la ciencia relacionados a ellos, es intelectual y moralmente vacía. Si no se tratara de un tema tan grave, que significa la vida o la muerte de millones de personas (haciendo alusión al déficit alimenticio del mundo), la oposición a la ingeniería genética sería risible”.
En ese sentido, Miguel Viacava, director gerente de Cotilatín del Perú, principal empresa importadora de maíz amarillo duro (MAD), se animó a declarar en nuestro portal, tras recordarnos que no es un experto en la materia como aquellos que han generado polémica en torno al tema: políticos, cocineros y demás especialistas.
Según el representante de la comercializadora del grano no existe ningún estudio que haya probado que los Organismos Genéticamente Modificados (GMO por sus siglas en ingles) causen algún tipo de daño al ser humano, señalando que tampoco hay alguno que pruebe sus beneficios, remarcando que se anteponen verdades ineludibles y “es que el 50% del maíz que se produce en el mundo es transgénico, que Argentina tiene 27 variedades del tipo (de donde importamos más del 50% del total de compras) y que el 90% de la soya que se produce en los Estados Unidos (proveedor principal de nuestras compras del cultivo) también lo es”.
Asimismo, Viacava afirmó que lo que sí está probado es que las semillas transgénicas reducen los costos de producción hasta en un 20% y aumenta su productividad en un 15%, minimizando el uso de herbicidas, “obteniendo grandes beneficios como secuencia lógica tras el mejoramiento de la eficiencia del cultivo (por la obtención mayores cosechas y aumentando su capacidad de almacenaje), como consecuencia de la reducción en los precios, los impactos positivos en el medio ambiente (por el incremento de tierras cultivables) y el mejor cuidado de la tierra”.
Moratoria de 10 años: ¿quién paga realmente?
De acuerdo con el director gerente de Cotilatín del Perú, la moratoria aprobada llega en un momento en que la producción de maíz en nuestro país estaba ganando terreno, debido al alto precio del commodity en los mercados internacionales y la dependencia del Perú de maíz importado en un 60%. “Logrando únicamente incrementar los costos operativos del productor, volviéndolo menos competitivo en relación al producto importado”.
Oposiciones similares, sin beneficios para el agricultor
En ese contexto, el ejecutivo recordó situaciones similares de oposición, mencionando los temas de café orgánico y el “Dolphin free tuna”. Resaltando que respecto al café orgánico, nuestro país se jacta de ser el exportador número uno, sin mencionar que en el Perú los rendimientos promedio por hectárea son los más bajos del mundo (aludiendo la falta de fumigación y fertilización en el cultivo).
“Si bien es cierto que por el café orgánico pagan un mayor precio al agricultor, no justifica la diferencia en ingresos que tendría si tecnificara sus plantaciones, claro que las mejoras ya no serían beneficiosas ni para el trader y el tostador, quienes obtienen márgenes gigantescos al momento de la comercialización del tipo orgánico”.
Del mismo modo, al mencionar el caso del “Dolphin free tuna”, precisó que esta medida obligó a que varios países desarrollados colocaran la frase en sus latas de atún, lo cual indicaba que el producto usado para las conservas no ha afectado a los delfines al momento de su pesca. “Lamentablemente la tecnología necesaria para cumplir con la norma era demasiado cara e inaccesible, lo que provocó que la demanda por el atún del pescador artesanal peruano bajara y por ende este tenga problemas para subsistir”.
Por lo que Viacava concluyó que prohibir el uso de las semillas transgénicas en el Perú lo único que hace es afectar al agricultor, especialmente al de más bajo recurso, “para protegerlo se tendría que prohibir la entrada de alimentos transgénicos al país, lo cual es imposible ya que traería consecuencias catastróficas, respecto a los precios de los alimentos y las relaciones comerciales con otros países. Teniendo en cuenta que el Perú siempre tendrá que importar por un tema de espacio geográfico”.
Datos
• Según Cotilatín del Perú, el costo de producción de MAD es de alrededor de S/. 6,000 soles por hectárea, lo que permite tener dos campañas del cultivo al año (terminando de secar el producto fuera de la planta).
• Según información de la empresa importadora, China planta maíz transgénico vitaminizado.