La crítica situación sanitaria actual derivada de la pandemia por la COVID-19, se viene ampliando a las diferentes regiones que son la base para la producción agraria, principalmente la que proviene de la agricultura familiar. En este marco se deben tomar en cuenta los impactos inmediatos de la campaña 2019-2020 y las perspectivas para la siguiente.
Tomando el ejemplo del cultivo de papa, en el corto plazo un reto importante es como afrontar la campaña 2020-2021 ya que, entre setiembre y noviembre, los pequeños productores de papa en la sierra decidirán sobre la siembra de más de 200,000 has. y tendrán que hacerlo en el marco del nuevo contexto.
¿Qué pasó en la campaña 2019-2020? En general, dado que el inicio de la crisis actual empezó el último mes del ciclo productivo de la papa, la producción no se vió afectada. Las zonas de producción han podido cosechar y no se han reportado pérdidas a nivel productivo. Por el lado comercial (tomado como referencia el abastecimiento y los precios mayoristas), si se han evidenciado resultados que están por debajo de la tendencia de los últimos años (2016-2019).
En papa amarilla, en Mayo 2020 se registró un abastecimiento menor en 46% en comparación con el promedio del mismo mes en los últimos cuatro años y en Junio esta cifra llegó al orden del 28%; en la misma línea los precios mayoristas fueron 22% menores en Mayo y 20% en Junio. Por el lado de las papas nativas, en Mayo 2020, el volumen es 22% menor y en Junio fue superior en 8%; por su lado los precios registraron cifras menores en 41 y 38% para los mismos meses, respectivamente. En el caso de la papa blanca, las diversas variedades han tenido un comportamiento por debajo del presentado en los últimos años. En la variedad Canchán, en Mayo del 2020 el nivel de abastecimiento llegó a ser 61% menor que el período de comparación y en Junio 76%; los precios también fueron menores en 34% en Mayo y 37% en Junio. La variedad Unica, ha sido bastante afectada ya que en Mayo 2020, el abastecimiento fue 86% menor al punto de comparación y en Junio 48%; en la misma línea el precio es 47% menor en Mayo y 40% en Junio.
Por el lado de la oferta y tomando como referencia un sondeo realizado a nivel de territorios (la sierra de La Libertad y Junín) por el Centro Internacional de la Papa (CIP), se pueden mencionar algunas constataciones interesantes: i) Dado lo avanzado de la campaña agrícola, la producción no se afectó directamente por la crisis sanitaria; ii) La comercialización del cultivo fue mayormente afectada y existe la percepción de menores precios en la campaña 2019-2020 y se generó incertidumbre en los canales de comercialización; iii) Se han identificado restricciones para proveerse de alimentos, por escasez en los mercados y por precios altos; iv) Se percibe un riesgo elevado de una descapitalización de los productores; v) En algunas zonas, se identifica una tendencia a menor intención de siembra en la próxima campaña; vi) Se indica una fuerte necesidad de asistencia técnica (aspectos técnicos y comerciales) para la próxima campaña.
En este marco se hace necesario tomar algunas medidas para asegurar que la campaña 2020-2021 sea instalada y manejada de la mejor manera para no profundizar los problemas originados en el marco de la actual crisis. Se pueden mencionar las siguientes medidas a tomar en cuenta: i) Instalación de campos con una adecuada programación geográfica (manejo y difusión de información detallada a los productores); ii) Asegurar el aprovisionamiento y manejo de semilla de calidad e insumos adecuados (financiamiento con instrumentos accesibles a los pequeños productores); iii) Desarrollo e implementación de lineamientos específicos de manejo del cultivo en el marco de la actual pandemia (priorizando el cuidado de la salud); iv) Promover el desarrollo de productos procesados que faciliten el comercio en diversos mercados; v) Promover y fortalecer acuerdos entre productores y empresas en el marco de las cadenas de valor (evaluar e introducir herramientas de comercio digital); vii) Aprovechar el uso de tecnologías digitales para asistencia técnica (tanto a nivel productivo como comercial); viii) Trabajo con instituciones de investigación (públicas y privadas) para encontrar alternativas de innovaciones en este nuevo escenario.
Como se indica en el título de la presente columna, el reto para la campaña 2020-2021 es preservar la salud de los pequeños productores manteniendo la eficiencia económica de sus actividades productivas. La mejor decisión en el marco de esta crisis, además de las ayudas sociales, es fortalecerlos como productores eficientes y con salud.