Entre sus beneficios resaltan: aumentar la eficiencia productiva, utilizar mayores cantidades de energías renovables, mejorar el acceso de energía y fomentar el desarrollo económico, a través de una mayor integración de la producción alimentaria y energética.
Por: Raúl Yaipén Carranza
Lima, 15 Junio 2012 (Agraria.pe) La producción de alimentos consume el 30% de la energía disponible en todas sus etapas (producción, procesamiento y comercialización) y que más del 40% de estas pérdidas se producen en los desechos alimenticios que se generan durante el proceso de los cultivos para su comercialización.
El director general del la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), José Graziano da Silva, ha puesto en marcha un programa de alimentos energéticamente inteligentes en función de la población y el clima (ESF por sus siglas en inglés), en vísperas de la próxima conferencia Río+20 sobre el desarrollo sostenible, en la que los desafíos energéticos ocuparían un lugar destacado en la agenda.
Esta iniciativa tiene como objetivo ayudar a los países miembros a adoptar sistemas agroalimentarios más inteligentes a nivel energético, centrándose en tres áreas temáticas: eficiencia energética; diversificación energética, a través de las energías renovables y mejora del acceso a la energía; y seguridad alimentaria, mediante la integración de la producción eficiente.
Producción de "alimentos energéticamente inteligentes"
Según el representante de la FAO, este modelo de producción alimentaria más inteligente a nivel energético implica: Primero, aumentar la eficiencia del uso directo e indirecto de la energía en los sistemas agroalimentarios, sin disminuir la productividad. Segundo, utilizar más energías renovables en sustitución de los combustibles fósiles en la cadena agroalimentaria.
Tercero, mejorar el acceso a los servicios de energía, en particular a la energía renovable, para los hogares pobres. Cuarto, fomentar el desarrollo económico a través de una mayor integración de la producción alimentaria y energética.
Otras medidas recomendadas por la FAO
En ese contexto, la FAO recomienda migrar hacia prácticas agrícolas de conservación, donde la labranza es cero y otras técnicas agrícolas sostenibles de intensificación puedan reducir su cantidad de energía utilizada, destacándose entre otras medidas la utilización de motores de bajo consumo de combustible; reducir la dependencia de los abonos y plaguicidas no orgánicos; además de cambiar a variedades de cultivos y razas de animales que requieran menos insumos.
Del mismo modo, se especifica que hay que hacer frente a las pérdidas de agua y otras ineficiencias en los sistemas de riego, las cuales disminuyen la eficiencia energética general de la agricultura y aumentan los costes de producción.
Eficiencia energética
Finalmente, el compendio precisa que los sistemas agroalimentarios también pueden producir una gran cantidad de energía, considerando los residuos de biomasa procedentes de la producción, preparación alimentaria, forestación y otras energías renovables como la eólica, solar, mini hidráulica y geotérmica serían posibles fuentes de energía renovable que pueden ser aprovechadas en sistemas alimentarios energéticamente inteligentes.
Datos
• Según la FAO, El 70% de las pérdidas energéticas en la producción de alimentos se produce una vez que los alimentos han salido de las explotaciones agrícolas, ya que se transportan, procesan, envasan, envían, almacenan, comercializan y preparan.
• A nivel mundial un tercio de todos los alimentos, alrededor de 1,300 millones de toneladas, se tira o se desperdicia cada año.