10 enero 2022 | 09:15 am Por: Redacción

Señaló Mario Mustafá, presidente del directorio

Ecosac proyecta duplicar su producción de langostinos en 2022

Ecosac proyecta duplicar su producción de langostinos en 2022
La empresa cerró el 2021 con una facturación de US$ 130 millones, 18% más que el año previo. Hoy exporta aproximadamente 3.500 contenedores al año entre uva, pimiento, langostinos, entre otros.

(Agraria.pe) Mario Mustafá, presidente del directorio de Ecosac, cuenta sobre el financiamiento de US$93.5 millones de parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y sus planes de expansión en el mercado de mariscos congelados y frutas orgánicas.

¿Cómo están distribuidas sus operaciones?

Tenemos 1.450 hectáreas de uva. El segundo gran cultivo en área son casi 700 hectáreas que dedicamos a pimiento, el que hacemos va a conservas, frascos o latas. Aquí la empresa cuenta con tres plantas procesadoras, la primera es el packing de uva, la segunda es la planta de conservas donde hacemos los pimientos y la tercera es la de congelados de langostinos y conchas de abanico. La empresa exporta aproximadamente 3.500 contenedores al año, al cierre del 2021: 2.000 de uva, 1.000 de pimiento, 260 de langostinos y el resto es pimiento seco, palta y lima.

¿Por qué optar por financiamiento con el BID?

Nos gusta por su concepto de desarrollo. Inicialmente comenzamos con la banca local, pero fue difícil que entendieran los plazos y las características de nuestro negocio. Las tasas de interés son más convenientes para competir con el resto de países. No solo es un apoyo en la parte financiera sino también asesoría para la empresa en gestión de recursos hídricos.

¿En qué consiste la asesoría que les va a brindar el BID?

Cuando empezamos Ecosac, uno de los grandes retos era el agua y la gente. La empresa se formó en un desierto. Hicimos 42 kilómetros de canales que van desde el río para irrigar este desierto y se ha convertido en 2.500 hectáreas de producción de un terreno de 6.000 hectáreas en total. Entonces, el agua la bombeamos del río, la usamos para nuestros langostinos y luego la usamos en la parte agrícola con un riego tecnificado. Estamos innovando en sistemas para usar la menor cantidad de agua en riego y poder usarla más eficientemente. Estamos construyendo algunos reservorios que nos permitan acumular el agua durante las épocas de lluvias y luego poderla usar durante el resto del año. De la misma manera se han desarrollado líneas de energía para poder usar las bombas y así continuar desarrollando el desierto.

¿A qué inversiones están destinando el préstamo?

Parte del financiamiento es capital de trabajo estructural en los tiempos de cultivo. También contempla las inversiones de agua que hemos mencionado y el desarrollo de 250 hectáreas adicionales.

¿Cómo cerraron el 2021?

Con una facturación de US$ 130 millones, 18% más que el año anterior. Nuestra producción anual es de cuatro millones de kilos al año, eso es lo que producimos normalmente todos los años, pero en el 2021 hemos terminado el desarrollo de un laboratorio para la producción de nuestra propia larva, con lo cual la idea es duplicar la producción de langostinos. Fue una inversión de US$ 6.8 millones que nos permite mejorar dos cosas: abastecernos directamente porque antes importábamos larvas de Ecuador, y trabajar en mejoramiento genético para cultivarlas en un tiempo más corto. Produce 80 millones de larvas por mes y la idea es que el próximo año llegue a 120 millones.

¿También están vendiendo estas larvas a otras empresas?

Es correcto, estamos trabajando con algunas langostineras en Tumbes para que esta mejora en el cultivo no solamente se dé en nuestras plantaciones en Piura. Hoy se importa el 70% de la larva de los acuicultores nacionales y solamente existen dos laboratorios en Perú.

¿De qué manera se complementa el negocio agrícola y acuícola?

Se complementan muy bien. Primero por el doble uso de recurso hídrico. Una de las grandes sinergias es que los langostinos los cosechamos entre los meses de diciembre a mayo y la uva, entre mayo y diciembre. Entonces, nos permite utilizar el capital de trabajo a lo largo del año de manera homogénea, dar trabajo a nuestro personal durante más tiempo porque al terminar una actividad la gente pasa de un cultivo al otro.

¿A qué otros cultivos están ingresando?

La idea es que la empresa, al ser exportadora de hidrobiológicos, pueda vender más de estos productos a nuestros clientes, como conchas de abanico. Además, hemos empezado a exportar uva orgánica. De las 250 hectáreas que vamos a agregar, 75 de ellas son para este cultivo, con lo cual llegaremos a un total de 100 hectáreas. Además, tenemos productos en exploración como fresa, pitahaya y caqui, pero todavía no tienen respuesta comercial.

Todavía es un porcentaje pequeño en relación a sus cultivos de uva tradicional, ¿por qué?

Para ser orgánico es una extensión bastante grande dado que requiere una especialización adicional. La convencional es la que más se consume a nivel mundial, pero esperamos ir dominando el cultivo de orgánicos y abrir más campos. Puedes hablar de un precio de entre 25% a 30% más alto, pero también tienes un mayor costo. La idea es tratar de irnos segmentando hacia espacios con un consumo más estable a lo largo del año.

Más allá del proyecto de expandir 250 hectáreas con el financiamiento del BID, ¿ya tienen una proyección para el área restante del terreno de 6.000 hectáreas?

Cuando el país estaba más estable hicimos un plan estratégico de desarrollo que contemplaba terminar de sembrar el terreno disponible. Ya teníamos identificados cuáles serían los cultivos, pero tenemos que entender que estos son cultivos permanentes, por lo cual se necesitan reglas claras para poder continuar con nuestro plan de desarrollo. La empresa crece a un ritmo de 20% por año y nos gustaría tener un poco más de claridad en las políticas que va a seguir el gobierno para ver si se puede continuar desarrollando el producto en el Perú o si se tiene que buscar otras alternativas

¿De qué manera se han visto afectados por la crisis de contenedores?

Hasta el año 2019 todo lo embarcábamos por el puerto de Paita, lo cual hace competitiva la actividad en el norte. Este año [2021] hemos tenido que pagar fletes muy altos, en algunos casos se ha más que duplicado. Hemos tenido que exportar parte por Paita y parte por Lima, dependiendo de donde consiguiéramos la nave. En algunos casos el costo no te permitía exportar el producto. Con un fresco no lo puedes hacer, pero por ejemplo en el caso de la conserva se postergaron los embarques hasta mejorar los fletes.

Fuente: SEMANAeconómica

 

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