Especialista en gestión de recursos hídricos considera que la demanda por agua está incrementándose por aumento de la población sin considerar los volúmenes de lluvias. La agricultura debe ponderar este factor así como la tierra para proyectar su producción.
(Agraria.pe) Más que dividirse en regiones, el Perú debería dividirse en cuencas hidrográficas, esos espacios articulados por el agua que son vitales para el desarrollo de una estrategia de seguridad alimentaria. Así lo entiende Carmen Felipe Morales, asesora de la Asociación Nacional de Productores Ecológicos (ANPE), quien explica que el hecho de que las aproximadamente 53 cuencas que constituyen los territorios de los ríos que van a desaguar al océano Pacífico reciban menos del 2% de las aguas que llegan al territorio peruano es un problema.
“Somos un país, en términos globales, rico en agua, pero está muy mal distribuida. El 98% de las aguas se van hacia la vertiente oriental, al Amazonas, y de ahí al océano Atlántico, sin embargo la mayor población del Perú está en la costa, que es donde escasea el agua”, señala la especialista.
En ese sentido llama la atención sobre el manejo inteligente del recurso hídrico teniendo en consideración los ciclos naturales de las lluvias, una perspectiva que debe tener muy en cuenta la costa central, que cuenta con tres cuencas: Chillón, Rímac y Lurín, cada una con sus particularidades.
Puso como ejemplo el caso de Lurín, donde la oferta de agua se concentra en pocos meses en los que llueve en las partes altas, dejando todo el resto del año en seco. Sin embargo, la demanda por agua en la zona es cada vez mayor pues la población va creciendo y se produce un desbalance hídrico que es necesario corregir.
Para el agricultor este tipo de información es fundamental, tanto como conocer las características del suelo donde trabaja, pues son los factores que determinarán el éxito de su emprendimiento productivo.
“Es importante conocer el cambio de humedad, temperatura, topografía, suelos, para determinar zonas agroecológicas… esto nos permitirá tener información importante para saber adecuar nuestros cultivos o qué cultivos son propios de cada zona agroecológica. No quiere decir que no podamos adaptar cultivos, pero un primer paso es entender dónde crecer mejor tal o cual cultivo y cuál es su mejor época de siembra”, sostiene.
Responsabilidad compartida
Si bien la principal responsabilidad de llevar adelante una estrategia de uso responsable de los recursos hídricos es del Estado, Morales también incide en la responsabilidad del ciudadano, del agricultor y hombre de campo que no cuida sus fuentes acuíferas.
“Tenemos un caso como el río Rímac que tiene una contaminación muy alta. La Autoridad Nacional del Agua publicó un libro con una evaluación de la contaminación de los ríos en el Perú y se determinó que el principal factor contaminante es el uso poblacional, no las mineras. Esto es algo que ocurre mucho en zonas rurales. Si uno dice que es agricultor ecológico debe tener cuidado también en cómo trata los desagües de su casa, hay que ser coherentes e implementar tecnologías que ayuden a limpiar esas aguas”, apunta.
Finalmente, destaca que el hecho de que nuestro país sea predominantemente de montañas es algo positivo y no una dificultad. “Hay que vernos en el eje vertical, hay funcionarios que creen que tener montañas es una gran limitación, pero eso nos da posibilidad de una gran diversidad de climas, suelos, biodiversidad y culturas, es además una realidad que enfrentaron muy bien los antiguos peruanos…de hecho existen tecnologías ancestrales que permiten la conservación del agua con andenes y se ha demostrado que se esa manera se puede más que duplicar el rendimiento de la papa”.