Hay que garantizar calidad e inocuidad de productos que llegan al consumidor.
(Agraria.pe) Junto con políticas de control estricto sobre la comercialización de agroquímicos, las autoridades sectoriales de agricultura deben efectuar un trabajo profundo y constante de información y capacitación de agricultores sobre las sustancias, varias de ellas de alta peligrosidad, que circulan en el mercado.
Así lo señaló la directora del Centro de Innovación Productiva y Transferencia Tecnológica (CITE Papa y otros Cultivos Andinos), Celfia Obregón Ramírez, quien recomendó una campaña permanente de educación de los agricultores para reducir drásticamente, y a mediano plazo eliminar, el uso de agroquímicos de alta peligrosidad para la salud humana. “En el aspecto productivo, tenemos la obligación de garantizar la calidad y asegurar la inocuidad de los productos agrícolas que van al consumidor”.
La especialista señaló que existe una cadena de acciones en que incurren los productores por desconocimiento y dan lugar a situaciones trágicas como la ocurrida en Ayacucho. Esta cadena no necesariamente termina en un envenenamiento total, sino en una especie de “muerte lenta” por exposición constante a plaguicidas de alta toxicidad.
Detalló que en la primera parte de la cadena está el desconocimiento sobre la advertencia que lleva obligatoriamente el producto y que está diferenciado por colores: Rojo para los de alta peligrosidad (muy tóxico), amarillo para los del rango “moderadamente peligroso, dañino”; azul que indica “ligeramente peligroso, cuidarse” y verde para los inocuos. “Muchos fabricantes y distribuidores de estos productos no realizan una adecuada información sobre el daño potencial por mala manipulación y adecuada disposición de envases. A ello se añade la venta indiscriminada y muchas veces inescrupulosa de sustancias prohibidas”.
Por otra parte se encuentra la manipulación y aplicación de agroquímicos sin la debida protección. “Nuestros agricultores, igualmente por falta de una buena educación y conciencia sobre los efectos del contacto con las sustancias que utilizan para combatir las plagas, resultan con intoxicaciones crónicas y daños severos, incluso mortales por efecto acumulativo de los tóxicos a los que se exponen por contacto con piel, ojos, mucosa y vías respiratorias. Entre los efectos más terribles se encuentra el cáncer”.
El tercer punto crítico según Celfia Obregón es la manipulación de las sustancias, su preparación con el uso de recipientes caseros para mezclas y almacenamiento. Estos son los que han generado los casos más trágicos como el reciente del poblado de San José de Ushua (Paucar del Sara Sara, Ayacucho) que ha dejado 11 muertos. Existen otros de mayor antigüedad como el de la comunidad cusqueña de Taucamarca (Cusco 1999), que ocasionó la muerte de 22 niños, quienes ingirieron un desayuno escolar contaminado con el tóxico Parathion, sustancia hoy prohibida, que era utilizada como plaguicida. No existe conciencia ni criterio de seguridad y se produce el uso indiscriminado de utensilios del hogar para preparar y/o almacenar insecticidas tan peligrosos.
Finalmente, y no menos importante indicó, es la ausencia de prácticas adecuadas en la disposición final de envases que han contenido los agroquímicos. No obstante, el esfuerzo de las redes agroecológicas, dichos recipientes, generalmente de plástico se acumulan en los campos y también llegan a las vertientes y quebradas para acabar en ríos y corrientes de agua, incluso en zonas de agua de consumo humano.
Frente a esta situación, la directora de CITE Papa propuso generar una campaña sostenida que permita incrementar la educación de los agricultores, mediante estrategias de información, comunicación y capacitación. “Todo esfuerzo que se realice permitirá salvar vidas y ayudará a que los agricultores peruanos puedan migrar paulatinamente hacia una producción de calidad orgánica y abandonar el uso de sustancias peligrosas para ellos mismos y sus familias, preservando el medio ambiente e incluso salvaguardando la salud del consumidor”.
“En el CITE Papa estamos realizando una permanente capacitación en materia de seguridad. Este componente es un elemento que forma parte de nuestros paquetes tecnológicos y se da de manera integral con la formación técnica que transmitimos, comenzando desde el entrenamiento en el uso de equipos menores, uso de herramientas de fumigación, indumentaria de protección del trabajador del campo -de pies a cabeza- y medidas de prevención de daños por agroquímicos. El CITE Papa está dispuesto a colaborar en esta campaña y prestar su know how y equipos técnicos para desarrollarla en todo el país”, finalizó.