(Agraria.pe) En nuestro país se estima que existen 3.77 millones de vacunos, 8.97 millones de ovinos y 3.69 millones de alpacas en la Región Sierra, según el IV Censo Nacional Agropecuario realizado en el 2012 (IV Cenagro). Por tal motivo, es necesario contar con suficiente forraje, tanto en cantidad como en calidad, para sostener una producción ganadera (leche, carne) que genere un buen retorno económico a las familias que se dedican a dicha actividad. Es por ello que la siembra y manejo de pastos cultivados es de gran importancia para la economía de nuestra sierra, ya que, sin buenas pasturas, el éxito ganadero es poco probable.
El ganadero de la sierra cuenta con diversas opciones de especies y variedades forrajeras. Gracias al trabajo de empresas dedicadas a la comercialización de semillas, en Perú podemos encontrar algunos de los mejores materiales genéticos que existen en el mundo, las mismas variedades o híbridos modernos que usan los grandes ganaderos en países más desarrollados en este sector, como Nueva Zelanda o Estados Unidos. Sin embargo, este hecho por sí solo no asegura la buena producción de forrajes, ya que se debe tener en cuenta algunas consideraciones si queremos que las pasturas sean productivas, nutritivas y rentables.
Conocer las especies y sus variedades: En el mercado peruano de semillas encontramos diversas especies forrajeras y algunas de las mejores variedades e híbridos que existen en el mundo. Sin embargo, para que desarrollen su potencial productivo deben ser sembradas en condiciones que les favorezcan.
En las zonas ganaderas andinas se cuenta con diversidad de suelos y condiciones (suelos ácidos, suelos salinos, suelos con buena capacidad de drenaje, y humedales). Además, existen campos con acceso a agua de riego, pero también una gran cantidad de siembras a secano; afortunadamente se cuenta con opciones forrajeras para cada situación.
Dentro del abanico de especies forrajeras, destacan los ryegrasses que son altamente productivos, y brindan forraje de muy alta calidad, muy apetecible para todo tipo de ganado. Pero hay que saber que los ryegrasses tienen raíces fasciculadas y poco profundas, por lo que necesitan ser sembradas en suelos con buena capacidad de retención de agua, o en campos con disponibilidad de agua de riego.
Dentro del grupo de los ryegrasses tenemos variedades anuales, bianuales, híbridas (o intermedias) y perennes. Los 2 primeros se usan principalmente para cosecha a través de corte, y los 2 segundos funcionan mejor para el pastoreo directo.
Para condiciones de sequía y frío intenso contamos con el pasto ovillo o “Dactylis”, gramínea de alta rusticidad que se adapta bien al secano. Sus raíces profundas le permiten extraer agua de partes profundas del suelo. Mientras que para suelos ácidos contamos con la “Festuca Alta” que -a pesar de no tener la productividad y calidad forrajera que las especies anteriores- permite producir forrajes en suelos complicados, en donde otros cultivos no prosperan.
El uso de leguminosas como los tréboles hace más sostenible la pastura, por su capacidad natural de aportar nitrógeno al suelo y por elevar el nivel de proteína del forraje cosechado. Usamos el trébol rojo para cultivos de ciclo corto (ryegrasses anuales o bianuales) y el trébol blanco asociado a cultivos perennes y de pastoreo (ryegrass perenne o inglés).
Adecuado manejo agronómico: La mayoría de las especies y variedades forrajeras sembradas por los ganaderos en Perú son suficientemente rústicas para sobrevivir en condiciones difíciles y con sistemas de manejo de baja tecnología. Sin embargo, al ganadero no le conviene tener en su campo plantas que estén simplemente sobreviviendo, sino que estén bien manejadas y alcancen el potencial productivo que su genética le permite, para ello es importante el aporte de nutrientes como Nitrógeno, Fósforo y Potasio. Asimismo, es necesario realizar los cortes o pastoreos en el momento oportuno, que es antes de la floración de las distintas especies.
Evaluar la productividad del campo: Es muy frecuente juzgar la performance de un forraje por su altura o por su apariencia a simple vista, pero esto puede ser engañoso ya que la altura no es sinónimo de calidad o productividad.
Para poder tomar decisiones respecto al manejo del terreno, el agricultor o ganadero debe tener presente cuál es la productividad de su pastura (en kilogramos por unidad de superficie). La evaluación es sencilla, basta con marcar 1m2 en algunas zonas del terreno, y pesar el forraje producido en ese espacio.
Por ejemplo, si tenemos un Ryegrass Híbrido que nos da 2 Kg de forraje por m2, quiere decir que su productividad es de 20 TM por Ha en forraje fresco, lo cual es una buena producción. Si la producción es menor a las 8 TM por Ha, quiere decir que, para esta especie, el campo ha perdido productividad y conviene renovar la pastura en el corto plazo.
Contar con tierras para probar nuevas variedades: Cada año llegan a nuestro país nuevas variedades e híbridos forrajeros, desarrollados por empresas de prestigio internacional, que son traídas por empresas comerciantes de semillas que buscan ofrecer mejores productos para sus clientes. Es recomendable que un ganadero dedique una pequeña extensión de su terreno para probar los materiales nuevos, y saber si le conviene en un futuro cercano usar estos materiales nuevos en extensiones más amplias.
HORTUS es una empresa responsable, dedicada a la comercialización de semillas forrajeras de alta calidad y productividad. Además, brinda asesoría técnica precisa que contribuye con el éxito de sus clientes, aportándoles valor, siempre.
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