Por: Marco Vinelli Ruiz, director de la Maestría en Administración de Agronegocios de ESAN
(Agraria.pe) Según el Banco Mundial y el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), el producto bruto interno (PBI) agropecuario del Perú es uno de los que tuvo mejor desempeño económico en América Latina y el Caribe durante los últimos 15 años: 5.2 % anual, en promedio. En comparación con la región, esta creció, en promedio, 2.5 % por año. De acuerdo con los resultados, el PBI agropecuario del Perú se incrementó, entre 2004 y 2019, de S/16.391 millones a S/30.395 millones, lo que representa un aumento de 85.4 % en términos nominales.
Respecto a la productividad, es decir, la división entre el PBI y la población económicamente activa (PEA) ocupada, el producto real por trabajador en el sector era de S/6059.3 (2018), mientras que en el resto de sectores el valor era seis veces más grande. Sin embargo, en la década de 1990, esta diferencia era de ocho veces. Es decir, si bien en el resto de la economía la productividad sigue siendo más alta, el sector agropecuario ha experimentado un crecimiento de productividad más acelerado en las últimas dos décadas.
En cuanto al comercio exterior, la balanza comercial del sector muestra una tendencia positiva y creciente en los últimos años. El Perú pasó de tener una balanza negativa de US$ -19.8 millones (2004) a una positiva de US$ 2251.9 millones (2018). Actualmente, el grueso de las exportaciones es, principalmente, cultivos no tradicionales (frutas y hortalizas frescas) y las importaciones son, en especial, productos agrícolas tradicionales de alto volumen (maíz amarillo duro, trigo, arroz o soya en grano).
En términos comparativos, el valor unitario de las exportaciones peruanas ha mantenido una evolución favorable y mayor al valor unitario de las importaciones. En otras palabras, el Perú se ha orientado a vender productos agropecuarios de alto valor y comprar aquellos de alto volumen, pero con valor unitario bajo. En contraste con estas cifras positivas, existen brechas urgentes por atender que, de no resolverse, pondrían en riesgo el desarrollo del sector.
Brechas más importantes
Brecha: El 64 % de la superficie agrícola del país carece de infraestructura de riego y son cultivadas solo con precipitación pluvial.
Brecha: De las 1.5 millones de hectáreas cultivadas bajo riego, el 92 % usa riego por gravedad, que es el sistema menos eficiente para el uso del recurso más crítico en la agricultura: el agua.
Brecha: el 80 % de los agricultores no recibe asistencia técnica, capacitación ni asesoría empresarial.
Brecha: El 92 % de los agricultores no acceden al crédito formal.
Brecha: El 48 % de agricultores no usan abono y el 66 % no utiliza fertilizantes químicos.
Brecha: El 91 % del área sembrada en el país no usa semilla certificada.
En conclusión, tenemos buenos datos macroeconómicos en el sector agropecuario del país, incluso mejores que nuestros pares de la región. Sin embargo, a nivel microeconómico, tenemos brechas de larga data que el sistema no ha logrado resolver, que requieren soluciones de mercado y, por supuesto, el aporte del Estado para disminuirlas. Solo así se logrará el tan ansiado desarrollo para todos. En los siguientes artículos analizaremos a mayor profundidad cada brecha y propondremos alternativas de solución. ¿Conoces otras brechas urgentes de resolver? Déjanos tu opinión.
Fuente: ESAN