24 febrero 2021 | 09:25 am Por: Redacción

Señaló Guillermo Sanabria, jefe del Departamento Técnico y Nuevos Productos de Stoller Perú

Manejo de raíces y el control del estrés de la floración mejora retención de carga, otorga mayor rendimiento y mejores características de calidad de la cosecha (Parte 1)

Manejo de raíces y el control del estrés de la floración mejora retención de carga, otorga mayor rendimiento y mejores características de calidad de la cosecha (Parte 1)
La vida y la calidad poscosecha de la fruta se generan en la planta, no en la planta de proceso sino en la planta vegetal, y es ésta la que está expuesta a un entorno ambiental cada vez más adverso. Por ello, hoy hay que darle a la planta las herramientas para que supere esas condiciones adversas y pueda expresar su potencial de productividad.

Por: José Carlos León Carrasco

(Agraria.pe) Para un adecuado desarrollo de la planta, esta debe tener un balance constante entre el crecimiento vegetativo reproductivo y el crecimiento radicular, ya que cuando predomina el crecimiento vegetativo, el crecimiento radicular se afectará y eso causará que la carga de fruta se vea afectada, pues el exceso de vigor vegetativo resulta en una mayor caída de fruta.

El jefe del Departamento Técnico y Nuevos Productos de Stoller Perú, Guillermo Sanabria, indicó que la retención de la carga de la fruta está en función de cuántas células tiene esa fruta para ejercer un efecto sumidero de los azúcares del follaje hacia ella. “Cuantas más células tengan y cuanto mejor diferenciado esté el embrión de la semilla, que es el que genera el efecto sumidero sobre la fruta, habrá más retención de carga de fruta”.

Explicó que en frutos que solo producen una semilla como el palto o mango, cuando se daña la semilla en la primera etapa de crecimiento, automáticamente esa fruta cae; pero si esa semilla, y sobre todo el embrión, pasan la primera etapa del cuajado de fruta y durante la etapa de crecimiento una condición ambiental adversa le causa estrés a la planta, ese estrés dañará significativamente el embrión de la semilla causando inclusive la muerte de este, por lo que la fruta puede alcanzar de 50 milímetros o 60 milímetros de calibre o estar a solo dos semanas de la cosecha, y resulta cayéndose de la planta. “Esa fruta que se cae, muchas veces se recoge y podría tener una vida poscosecha, pero está confirmado que esa fruta se deteriora rápido, tampoco servirá para darle un segundo uso salvo un consumo inmediato”.

Indicó que la muerte del embrión se debe a que no logró desarrollarse correctamente en la primera etapa que va desde la fecundación del óvulo hasta que la fruta tiene aproximadamente 30% o 40% del calibre. “Si en toda esa ventana de tiempo no se configura correctamente el embrión, esa fruta se va a caer en cualquier momento debido a cualquier condición de estrés, tal como un cambio en la temperatura, cambio en el régimen hídrico, cambio en el régimen de fertilización, ataque de plagas o enfermedad”.

Vigor de la fecundación
El vigor de la fecundación es determinado por la cantidad de citoquininas que está disponible en este proceso. Esto permite mantener la viabilidad del polen y del óvulo. Estas citoquininas (que deben ser naturales) provienen de la raíz, por lo tanto, la inducción del crecimiento de raíces, cuando está culminando el periodo de cosecha y el periodo poscosecha, va a determinar la configuración del primordio reproductivo de la siguiente campaña.

Sanabria agregó que en el periodo de crecimiento de la fruta se observan los nuevos crecimientos vegetativos. Este cumple dos funciones primordiales. La primera, estimular el enraizamiento ya que los nuevos brotes son los sitios de producción de auxinas, fundamentales en la inducción y crecimiento de las raíces. Segundo, estos nuevos brotes establecen el material vegetativo en donde desarrollarán los primordios de inflorescencia para la siguiente campaña de floración y fructificación.

“Por ello la importancia del desarrollo de esta flor vigorosa, y más importante aún, el desarrollo del grano del polen, para que los granos de polen puedan tener la oportunidad de llegar -a través del pistilo- al ovario y fecundar al óvulo; pero esa energía que requiere el polen devendrá de una respuesta enzimática que generan las citoquininas almacenadas en los granos de polen, por lo tanto, si ese grano de polen en su configuración no ha recibido la suficiente inducción de citoquininas, será débil y no habrá éxito en la floración y tendremos una flor que se manifieste y luego se caiga; de ahí la importancia de mantener el continuo crecimiento de la raíz, eso en el proceso ya de la floración en sí y durante todo el ciclo de crecimiento de la fruta, hasta que la fruta alcance por lo menos un 70% u 80% del calibre a cosechar”, manifestó.

Agregó que, si esas raíces no se desarrollan, la fruta va a tener dificultades para crecer y es ahí cuando normalmente el productor busca apoyarse de distintos tipos de reguladores de crecimiento vegetal (naturales y sintéticos), para alcanzar el calibre, el cual determinará el peso de la cosecha.

Crecimiento de raíces
El especialista refirió que para mantener el continuo crecimiento de raíces y mantener la continua producción de citoquininas naturales, trabaja la Terapia Radicular Stoller en base a la tecnología ROOT FEED SP, que combina un balance de promotores hormonales esenciales para mantener el constante crecimiento de raíces principales, secundarias y pelos radiculares, con un balance nutricional en base a calcio.

Agregó que la raíz no solo necesita una inducción a base a auxinas que le suministra la Terapia Radicular Stoller, sino que las raíces para crecer también necesitan fotosintatos, azúcares y aminoácidos, porque las células que se forman por la inducción de las auxinas necesitan alimento elaborado.

“Hay una común percepción, lamentablemente mal desarrollada, en la cual se cree que los fertilizantes son los alimentos de las raíces. No, los fertilizantes ingresan a través de las raíces, son movilizados hacia el follaje y ahí los nutrientes de los fertilizantes son empleados a través de la fotosíntesis para la construcción azucares y de aminoácidos; y con estos azúcares y aminoácidos se alimentan y crecen todas las células vegetales de la planta, sobre todo las de las raíces”, añadió.

En ese sentido, indicó que la Terapia Radicular Stoller promueve también el movimiento de azúcares y aminoácidos hacia las raíces para que ahí se construyan las proteínas que necesitan las células que están multiplicándose de forma constante. Esta multiplicación celular está produciendo las citoquininas que van a subir a la parte aérea, y determinarán la formación de las yemas floreales o de inflorescencias, vigorizar la polinización y la fecundación y el cuajado de frutos. Las citoquininas producidas en las raíces asegurarán la constante división y diferenciación celular del fruto cuajado.

Cuando un fruto cuaja puede tener entre 1.5 millones y 2 millones de células y cuando se cosecha alcanza entre 30 millones y 40 millones de células. Desde que el polen fecunda el óvulo hasta que se cosecha, la fruta tiene un proceso de continua división celular que requiere de las tres hormonas de crecimiento en forma constante: citoquininas de la raíz, auxinas que se producen en la fruta, y giberelinas que se producen en la fruta y en la semilla de la fruta.

“La función de estas hormonas es que la citoquinina con las auxinas genera la división celular y la diferenciación celular, favorece la formación del embrión, sobre todo en la fruta con semilla como palto, mango, granado, arándanos y en uvas con semillas. Por su parte, las giberelinas generan el efecto sumidero de los azúcares, entonces se crean nuevas células y también se genera el efecto se succión de azúcares hacia esas nuevas células y por eso crecen las frutas”, detalló.

Asimismo, desarrolló que lo que hace la Terapia Radicular es mantener el constante flujo de citoquininas hacia la fruta estimulando la continua división celular en esta, y cuando la fruta comienza a crecer demandará los fotosintatos con mayor intensidad, produciendo una competencia directa contra las raíces; entonces, si la raíz deja de recibir los azúcares y aminoácidos, ésta dejará de producir citoquininas, resultando en el cese del crecimiento del fruto,  y el agricultor buscará qué aplicar para restablecer el crecimiento de la fruta.

“Tenemos que mirar hacia las raíces de la planta para ver si están creciendo no solamente para que produzcan citoquininas, sino porque en ese crecimiento de raíces hay una mayor exploración del suelo y una mejor absorción de los nutrientes y del agua de riego, entonces se hace más eficiente la fertilización y el programa de riego”.

Si no hay raíces que estén creciendo y solo existen las raíces de la campaña pasada, que muchas están en proceso de lignificación y necrosis, los fertilizantes que se coloquen al suelo o que llegan por el sistema de riego simplemente no tienen por dónde entrar a la planta y se pierden en el perfil del suelo, generándose nuevamente una baja capacidad de la planta por producir materia seca;  así baja la productividad y por consiguiente la rentabilidad porque se cosecha menos fruta y de menor calidad en cuanto a calibre, porcentaje de materia seca,  heterogeneidad y retardo en la maduración.

Dato

. ROOT FEED SP, promueve el continuo crecimiento de raíces, el cerebro de la planta, en frutales y hortalizas, y maximiza la productividad y la calidad de las cosechas.