Por: Pedro Francke, exministro de Economía y Finanzas
(Agraria.pe) “¡Abajo los monopolios!” es una bandera que fue central en la política en Estados Unidos a fines del siglo XIX, dando como resultado la Ley Sherman en 1890, que dio partida a las normas antimonopólicas en el mundo. No es un tema menor en el Perú, donde cuatro bancos concentran el 80% del mercado crediticio, Gloria es la única compradora de leche fresca en decenas de valles, una trasnacional consolidó el 98% del mercado cervecero peruano, los aceites de cocina están en su gran mayoría en poder de Alicorp (grupo Romero) y la compra de varias cadenas de farmacias concentró este comercio en manos del InRetail / Inkafarma (grupo Rodríguez Pastor), por solo dar algunos ejemplos. Los dueños de todos esos grupos son billonarios.
En los textos de economía un monopolio es cuando hay una sola empresa vendedora en un mercado. Un análisis simple muestra que el monopolio eleva los precios sacando ventaja del consumidor para así lograr más ganancias, que es la lógica de las empresas en el capitalismo; así funciona este sistema. Por eso mismo, quien tiene ese poder monopólico hará todo lo posible por mantenerlo, incluyendo medios legales y otros no tanto, como comprar competidores y financiar candidatos para obtener leyes que defiendan sus intereses. Los dueños de Alicorp y leche Gloria, Dionisio Romero y los Rodríguez Banda, han sido grandes contribuyentes a las campañas de Keiko Fujimori. Cabe hacerse una pregunta ¿Qué razones tendrá la congresista Patricia Chirinos para lanzar un nuevo proyecto de ley en favor de Gloria haciendo campaña diciendo falsedades como que la leche fresca es menos nutritiva que la leche en polvo?
Hay otras estructuras de mercados costosas para la sociedad. Los economistas hablamos de oligopolios cuando no hay una sola empresa sino unas pocas que tienen la gran mayoría del mercado, y de esa manera tienen un poder que les permite imponer precios y lograr ganancias extra a costa de los consumidores. En forma genérica hay ´poder de mercado´ siempre que unas pocas empresas de gran tamaño tienen condiciones para abusar de los consumidores, explotar trabajadores y comprar leyes a su favor.
Inflación a río revuelto
¿Es este dominio de las empresas que concentran los mercados la causa de la inflación actual? Lo cierto es que su poder sin contrapesos en el Perú es algo que nos causa perjuicios no desde hace meses sino desde hace décadas. Esta situación los economistas la asociamos a la idea de “equilibrio”: es lo que tiende a permanecer en el tiempo.
Resulta que ahora todo está movido en los mercados: han subido y siguen subiendo a nivel mundial varios precios claves de alimentos y combustibles y las cadenas de abastecimiento fallan con el puerto más grande del mundo (Shangai) cerrado. Eso provoca alza de precios, de manera diferenciada según los productos y los mercados. Por otro lado, el gobierno peruano rebaja impuestos como el IGV y el Impuesto Selectivo a los combustibles, lo que reduce los costos de las empresas lo que en condiciones de competencia, pensando en un equilibrio de largo plazo, debiera hacerles reducir sus precios. Pero como dice el dicho, a río revuelto, ganancia de pescadores. En este caso los ganadores son las empresas con poder de mercado que pueden imponer sus precios mientras los salarios siguen estancados y sus impuestos se rebajan.
Para ponerlo de otra manera: la inflación actual es causada por alza de precios internacionales y el poder económico, agrandado porque atravesamos aguas económicas agitadas, dificulta que rebajas de impuestos contrarresten los aumentos en la canasta básica.
¿Podría resolverse esta situación con una política anti-monopólica? Pareciera una solución directa, pero no es tan fácil. Las políticas para evitar los abusos de los monopolios y oligopolios vienen en varias formas. Hay mercados que requieren regulación de precios: las tarifas eléctricas tienen precios controlados y rigen topes máximos en las tasas de interés bancarias. En Colombia y varios países europeos, muchas medicinas tienen precios controlados. Regular precios de esta manera, sin embargo, debe hacerse cuidadosamente y solo conviene ante mercados muy específicos; un mal control de precios genera más problemas de los que resuelve por lo que cualquier medida requiere estudios detallados, temporalidades precisas y, si debe ser permanente como la electricidad, un sistema de actualización continuo y predecible. Hacerlo bien cuando la economía mundial cambia día a día es particularmente difícil.
Otro tipo de políticas apunta a evitar la concentración del mercado y promover que haya más empresas compitiendo, evitar fusiones de empresas con este objetivo por ley recién se puede desde hace pocos meses. Los efectos de políticas de este tipo sobre los precios no son inmediatos, si no de mediano y largo plazo, en la medida en que una competencia efectiva empuja a las empresas a mejorar productividad y calidad e impide prácticas predatorias.
Corto y largo plazo
Por esas razones, en el corto plazo una política anti-monopólica no sería muy eficaz en reducir los precios. Al mismo tiempo, creo firmemente que nuestro país necesita enfrentar y controlar el poder de mercado y los monopolios de una mucho mejor manera que lo que se hace ahora. Hay acá una distinción esencial entre el corto y largo plazo: controlar monopolios es conveniente y necesario, aunque no tendrá grandes efectos inmediatos. Es como cuando se hace un metro o transporte subterráneo: demora varios años en que entre en funcionamiento y sea de mucha ayuda.
Hay que recordar que ya tenemos una institución del gobierno orientada a controlar los abusos de los monopolios, llamada Indecopi, instituto de defensa de la competencia y la propiedad intelectual. Para tener una política anti-monopolio que funcione, ¿debemos esperar a cambiar la Constitución y la ley? Sin duda ambas se pueden mejorar, pero el problema principal es que, habiendo estado Indecopi durante más de dos décadas casi continuamente bajo férula neoliberal sin voluntad de acción real contra los monopolios, ahora lo dirige el militante y ex- candidato de Perú Libre Julián Palacín que no tiene ninguna formación para el cargo. Con las normas actuales Indecopi podría hacer muchísimo más que lo que hace ahora, tiene facultades importantes y un presupuesto de S/ 175 millones anuales. Podría estar mucho más activo y viendo temas fundamentales como el del mercado de leche, por ejemplo, donde el monopolio de Gloria abusa de cientos de miles de ganaderos, o los problemas en mercados como el de medicinas. Pero no se le siente. Son los costos de tener a los amigos de Vladimir Cerrón ocupando cargos para los que no están capacitados.
¿Y las alzas de precios, mientras tanto? Una reciente encuesta de Ipsos indica las preocupaciones de la población, entre las cuales la generación de empleo con reactivación económica y la reducción de la pobreza, se encuentran por encima de la inflación. Otro gran tema, que preocupa casi tanto como el alza de precios, es que los trabajadores formales tengan mayores beneficios. La gente tiene razón: la mejor respuesta al aumento de precios es que las familias tengan mayores ingresos, con una reactivación del mercado interno que genere empleos dignos y con mayores salarios, empleos temporales en obras públicas y transferencias monetarias directas para un sector amplio de la población.
Fuente: Hildebrandt en sus Trece