Para ser uno de los principales proveedores de frutas y hortalizas del mundo, el Perú debe superar varios retos.
Por: Luis Corvera, Director General de Fresh Fruit Perú
(Agraria.pe) A inicios del 2019, las proyecciones para ese año auguraban un crecimiento de dos dígitos en el sector agroexportador, tal como había ocurrido en la década previa, cuando se creció a un ritmo promedio de 14%. Sin embargo, con el paso de los meses, el anhelo se diluyó y apenas se superó el 6%. Si no superamos algunos retos, el 2020 podría ser igual.
La concentración de las ventas en pocos mercados fue y seguirá siendo uno de los principales retos. Las exportaciones de palta lo demuestran. En el 2018, la palta peruana saturó el mercado europeo, pero a falta de alternativas, en el 2019 se mantuvo la concentración. Y ello pese a que, durante la campaña, Estados Unidos y China ofrecieron mejores precios. Faltó información.
Junto a la escasa diversificación de mercados, está la necesidad de diversifi cación de la canasta exportadora. Casi el 70% de los envíos al exterior se concentra en uvas, paltas, arándanos y espárragos. Un mal desempeño en uno puede afectar al total de las ventas.
Además, existe una concentración elevada de algunas variedades. Por ejemplo, los envíos peruanos de uva son principalmente de Red Globe, que tiene precios de US$1,81 por kilo y apunta a seguir cayendo. Las variedades preferidas hoy son aquellas sin semillas, como la Sugraone y la Crimson, cuyos precios superan los US$2,50 por kilo. En la transición hacia estas variedades, la uva peruana no ha podido crecer y limitó al conjunto.
Un tercer reto está asociado a la necesidad de ampliar las ventanas de exportación. Los clientes quieren frutas todo el año. Hoy, tres de cada cuatro frutas y hortalizas de exportación se producen en la costa entre Ica y Piura. Se requiere incorporar al resto de la costa sur, así como a la sierra y la selva, para contar con productos en otras fechas, pero no hay infraestructura para integrarlas.
Finalmente, no basta llegar a la cúspide. Hay que superarse continuamente. Los mercados más exigentes siempre evolucionan, sobre todo en protocolos y certifi - caciones. Un ejemplo es el espárrago. En el 2019, sus exportaciones se estancaron debido a los protocolos fi tosanitarios impuestos por EE.UU., su principal destino. Muchos de los cultivos peruanos no cumplen con estas nuevas exigencias. Hace tres años el Perú era el líder mundial y hoy ya está segundo.
Para el 2020 se apunta a un crecimiento de 8% y ya nadie habla de crecer a doble dígito, a pesar de que es posible. Información y un trabajo coordinado entre el sector privado y público ayudarían a recuperar el ritmo.
Fuente: Día 1 de El Comercio