22 mayo 2018 | 09:39 am Por: Edwin Ramos | prensa@agraria.pe

Entrevista con el economista Hans Rothgiesser

La banca privada tiene razones estructurales para explicar por qué otorga créditos agrícolas a tasas altas

La banca privada tiene razones estructurales para explicar por qué otorga créditos agrícolas a tasas altas

¿Se necesita realmente relanzar Agrobanco o es mejor que la banca privada se encargue? ¿Se pueden reducir las tasas en los créditos agrícolas? Una mirada pragmática y directa para entender cómo funciona el sistema y sus vacíos. 

(Agraria.pe) La problemática agrícola peruana tiene múltiples aristas, y todas son complejas. Algunas saltan a los medios a partir de situaciones de crisis, como el desplome de los precios en productos como la papa o la difícil coyuntura de instituciones de fomento como Agrobanco. Lo cierto es que el negocio agrícola tiene reglas claras, que son las de la economía y muchas veces se ven trastocadas por factores ajenos al mercado como la presión política. Para conversar de ello convocamos al economista Hans Rothgiesser, quien intenta poner en blanco y negro los lineamientos que deben guiar este sector desde una perspectiva en principio pragmática, pero siempre aterrizada en la realidad peruana.

¿En qué contexto debemos entender el funcionamiento de una entidad como el Banco Agrario?
El Banco Agrario se enmarca en la lógica de la banca de fomento. En el sistema hay bancos privados que manejan dinero de los ahorristas y lo prestan a empresarios para  que a su vez generen proyectos empresariales. Tenemos un sistema bancario bastante sólido y bien regulado, un ejemplo a seguir. Si la banca privada se está metiendo de a pocos o lentamente en el sector agrario es por una razón: porque es un sector muy informal, con muchos problemas de costos, infraestructura, hay una serie de razones específicas. El Estado ante esta situación tiene dos alternativas, o ataca los problemas de fondo que son la informalidad, falta de infraestructura, costos altos, inserción al ciclo económico; o, como es la típica, lo fácil es poner su banco. 

¿Por qué la oferta de créditos existente en la banca regular no satisface la demanda del sector agrícola?
La lógica del Banco Agrario va más allá de la banca de fomento. Si el sector privado no lo hace, lo hago yo. Pero el sector privado ya lo está haciendo de a pocos por un problema de regulación muy estricta, lo que está bien, con la banca grande y cajas rurales. Lo que pasa es que no ofrecen el interés que le darían a otro porque un banco tiene que manejar el riesgo, no es que esté prestando su plata, es de los ahorristas. El riesgo lo compensa con una tasa de interés alta. En la medida que estás prestando a una persona que no está en el sistema bancario, sin cuentas de ahorro, sin nada que embargar…en la medida que operas en esa realidad, tienes que poner ese interés alto, lamentablemente. 

¿Pero el sistema funciona así en otras realidades?
No es como en otros países donde la realidad es distinta. Se cita por ejemplo el caso de España, pero ellos tienen una infraestructura perfecta y el campesino prácticamente está cultivando cerca de quien le va a comprar, la logística y los costos son distintos. Acá la solución para los agricultores es atacar los problemas estructurales o ayudar a los bancos para que puedan prestar a menores tasas. En el mundo hay iniciativas que brindan líneas de crédito a campesinos o informales en general bajo ciertas condiciones. Ahí tienes por ejemplo el Banco Mundial con modelos que ellos promueven porque entiendan que la reducción de la pobreza en un país como Perú pasa por promover una agricultura más eficiente, más productiva, porque buena parte de la pobreza está albergada en la actividad agrícola, entonces el dinero que metes en la agricultura familiar es dinero muy efectivo en revertir la pobreza, es más efectivo que estar metiendo plata en programas sociales. 

Ahora nuevamente está repitiéndose la historia de falta de pagos y que el Gobierno cargue con ese problema y relance la institución.
Coyunturalmente en Perú tenemos una larga historia de banca de fomento pésima, el dinero desaparece, hay incentivos a la corrupción desde la época de Montesinos con la Caja Policial; antes en el Gobierno Militar también, y ahora el año pasado con la corrupción grande del banco (agrario) que prestó a proyectos empresariales grandes a los que no debería, y no a pequeños agricultores. Esas son cosas predecibles, hace siete años cuando se impulsaba esta banca de fomento se decía esto, a los morosos les perdonan las deudas, se hicieron comunes los rescates financieros. Otro ejemplo es el de los paperos, saben que marchan y tienen poder de negociación política; una banca como esta es un peligro para que el dinero se filtre y desaparezca. 

¿En un entorno así es viable o deseable un relanzamiento del Agrobanco entonces?
Hay que verlo por dos lados. Por el lado político es difícil que hagan algo, porque el Banco Agrario, como Petroperú y otras entidades del Estado que se manejan políticamente, tiene potencial bastante grande como herramienta de manejo de la población. Políticamente es difícil que ‘se lo bajen’. Ahora, económicamente es mucho más eficiente llevar este tema al sector privado, que tiene razones por las cuales presta a tasas altas, son razones estructurales. Si el Estado atacara estas razones y ayudara a la banca a acceder para que sean más sujetos de crédito, lo que estás haciendo ahí es trasladar la lógica de eficiencia y productividad al agricultor, de tal manera que lo obligas a ser rico, como decía Fernando Cillóniz. 

En todo caso, ¿qué vías concretas se podrían tomar para ayudar a bajar las tasas de interés en los créditos agrícolas?
Para bajar la tasa tienes dos caminos. Por un lado, subvencionar la tasa, eso se ha hecho en Colombia. Entonces el Estado asume el riesgo de que no te paguen, ahí se puede generar cierto mecanismo por el cual se asume el riesgo de que no te paguen, así el banco puede bajar la tasa de interés. Eso hay que manejarlo con cuidado para evitar que se preste sin control, tiene que a ir a quienes ‘se ponen las pilas’, algo como el programa “Juntos”, dirigido a quienes cumplen las reglas, llevan sus hijos al colegio, los vacunan, etc. Esa misma lógica hay que levarla al sector agrario: siembra determinado producto, usa riego tecnificado, cumple estos criterios. 

La otra alternativa es reducir el riesgo en el campo, mejorar la infraestructura, los programas de capacitación con el INIA, que las siembras y productos sean de mayor valor agregado. Perú tiene una agricultura difícil y hay que asumirlo, si ves el porcentaje de tierra cultivable no llega ni al10%. Siembras en montaña, etcétera, lugares donde quizá sería más rentable dedicarse a la ganadería o forestería sostenible antes que estar cargando con una actividad con muchos problemas como la agricultura. Pero dado que la agricultura está relacionada a la problemática social, tiene sentido preocuparse en ayudarla. Ahí la infraestructura es básica. Con frecuencia el producto se malogra porque no se pudo sacar a tiempo o se cae un puente. Aparte necesitas comunicaciones, el campesino debe saber el precio de su producto en el mercado para que el intermediario no lo explote. 

Se necesita reestructurar el Agrobanco…
El problema de Agrobanco es estructural. Cuando dicen ‘vamos a cambiar a toda la gente para que no sucedan las mismas cosas’, eso no sirve para nada. Necesitas cambiar la estructura del banco y plantear un esquema más como el de las cajas municipales, con un trato más directo. Que se entienda que si alguien no paga perjudica a los demás porque se forman grupos. Eso tiene más base que estar regalando el dinero. Insistir en el mismo modelo de los últimos 50 años es irracional. 

(Foto: La República)

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