Por: Instituto Peruano de Economía (IPE)
(Agraria.pe) Los choques climáticos continúan pasando factura a la actividad productiva del Perú. Uno de los rubros más afectados por las altas temperaturas registradas en el 2023 ha sido la producción orientada a la agroexportación. Eso viene causando millonarias pérdidas de envíos al exterior, así como una menor capacidad del sector para generar empleos formales y ser el motor de la recuperación económica de las principales regiones agroexportadoras. La mejora de la actividad agroexportadora hacia el 2024 dependerá de la magnitud del fenómeno de El Niño (FEN) en el verano, y de las políticas del Gobierno para incrementar la competitividad de este sector.
Clima adverso
Luego de retroceder 4,6% durante la primera mitad del 2023, el sector agrícola continuó mostrando resultados negativos en el comienzo del segundo semestre. Si bien la producción orientada al mercado interno viene recuperándose gradualmente de la severa contracción registrada en meses previos, la agricultura ahora se encuentra afectada por los menores rendimientos de cultivos destinados a la agroexportación. Estos últimos concentran alrededor del 40% de la actividad agrícola y experimentaron una caída anual promedio de casi 10% entre julio y agosto del 2023, uno de sus mayores retrocesos de la última década, según estimaciones del IPE.
De acuerdo con el BCR, las altas temperaturas registradas desde inicios de año han repercutido negativamente sobre el desarrollo y la floración de los cultivos de exportación. Estas anomalías térmicas han causado menores rendimientos y retrasos en los calendarios de cosechas, principalmente en frutales de la costa norte y sur. Un ejemplo que ilustra esta problemática es el arándano, que representa el 27% de la oferta agroexportable, y cuyos volúmenes de producción entre julio y agosto se ubicaron 37% por debajo de lo registrado en promedio durante las campañas del 2021 y 2022. Una situación similar se registra en el caso de los espárragos y las uvas, con cosechas que acumulan, respectivamente, caídas de 12% y 16% en comparación con el promedio de los dos años previos.
La reducción de la agricultura orientada al mercado externo hubiese sido mayor sin la contribución del café, que entre julio y agosto registró volúmenes de producción que fueron 21% mayores que los niveles alcanzados en promedio durante los mismos meses del 2021 y 2022. Ello responde, principalmente, a mayores hectáreas sembradas en Cajamarca y San Martín.
Consecuencias
Las menores cosechas de estos cultivos se han reflejado en una caída anual en el valor de las exportaciones de frutas y vegetales de 14% y 25%, respectivamente, en julio y agosto. Ello equivale a una pérdida de más de US$115 millones en envíos de frutas, principalmente arándanos, y de US$37 millones en vegetales, como el espárrago. Con ello, el valor total de las agroexportaciones se contrajo 7% en dicho período, su mayor caída en 14 años sin contar el 2020.
Este escenario viene afectando la economía de las principales regiones agroexportadoras del país –La Libertad, Lambayeque, Piura e Ica–, cuyo PBI agrícola se contrajo en promedio alrededor de 16% entre julio y agosto. Dicha cifra se explica principalmente por el retroceso del agro en La Libertad (-15%) y Lambayeque (-48%) ante la caída en la producción de arándanos, la cual ascendió a menos de la mitad de lo registrado en el inicio de la temporada de cosechas del 2022.
Una de las consecuencias de este menor dinamismo ha sido una menor capacidad para crear empleos de calidad. En los últimos cinco años, la agroindustria fue el segundo sector que más empleos formales generó, al crear un promedio de 35 mil puestos de trabajo por año, sólo por debajo del sector servicios (50 mil por año). Sin embargo, para este año, el agro moderno fue el sector que más empleos formales perdió entre julio y agosto, al registrar 26 mil trabajadores formales menos que hace un año, su mayor retroceso en al menos cinco años. Este resultado afecta la tendencia de formalización observada en el agro con mayor intensidad en los últimos años y se da en un contexto de nuevas reglas laborales en el sector, tras la derogación de la Ley de Promoción Agraria a fines del 2020.
Riesgos
En lo que resta del año y hacia el verano del 2024, el sector agroexportador seguirá expuesto a las consecuencias de las anomalías térmicas registradas principalmente en la costa. En esta zona del país, las temperaturas del aire han llegado a situarse hasta 3 °C por encima del promedio de las últimas tres décadas, según datos del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi). De acuerdo con la Asociación Peruana de Productores de Mango (Promango), las condiciones climáticas adversas provocarían una caída de casi 80% de la producción de este cultivo en la próxima campaña 2023-2024. La menor producción en este y otros cultivos, afectaría además las capacidades de cumplimiento de pago de préstamos financieros en el sector. Bajo este escenario, por primera vez en 14 años, el valor de las agroexportaciones dejaría de crecer en el 2023. Sin adecuadas políticas para promover su reactivación, la recuperación del potencial agroexportador en el 2024 corre riesgo.
Fuente: El Comercio