Autoridad advirtió que su región puede seguir el camino del Rímac y Lurín, que perdieron grandes extensiones de terrenos fértiles ante el avance del cemento. Terrenos se estarían encareciendo por este factor.
(Agraria.pe) La poca capacidad de planificación de los alcaldes de la región Ica le podría costar muchísimo en oportunidades de crecimiento a esa parte del país, especialmente por la falta de criterio al otorgar las licencias de construcción del nuevo ‘boom’ inmobiliario en tierras que serían más valiosas destinadas a la agricultura.
Así lo advirtió Fernando Cillóniz, gobernador regional de Ica, para quien puede repetirse en su jurisdicción lo sucedido con el Rímac y Lurín, que perdieron muchos terrenos de valles ante el avance del cemento. “En vez de irnos a los terrenos eriazos, que están ahí muy cerca, nos estamos yendo a los valles, los llenamos de cemento y pasa lo que sabemos: ya no hay chorrillos ni infiltración y todo se malogró. Ica se está malogrando también por la vorágine inmobiliaria que se está asentando en el valle y los alcaldes tienen mucha responsabilidad en esto que es matar los valles que son tan importantes”, reclamó.
Como consecuencia de esta coyuntura, la autoridad explicó que los terrenos son cada vez más costosos en la región. Recordó que hace 15 años una hectárea se cotizaba entre 5.000 a 8.000 dólares; hoy, ese mismo terreno está valorado entre 50.000 a 70.000 dólares. De esta manera las tierras de valle plantean el desafío a la agricultura de tener que desarrollarse en tierras cada vez más caras, lo que exige que esta sea cada vez más eficiente.
“Por eso es importante aprender a trabajar terrenos eriazos que son mucho más baratos que tierras de valle. En Villacurí (Ica) y Chavimochic (La Libertad) tenemos grandes ejemplos de cómo los peruanos aprendimos a trabajar los arenales, y ciertamente las laderas. Ahí los incas nos ganaron porque a los peruanos de ahora nos gusta regar por gravedad cuando las laderas son tan productivas como las tierras de valle si logramos bombear agua”, dijo para reforzar su mensaje.
Otro aspecto sobre el que llamó la atención es la necesidad de trabajar sobre los suelos degradados. Observó que durante la Reforma Agraria se degradó mucho los suelos de las partes bajas y los agricultores dejaron de drenarlas como solían hacer para mantener la calidad de los terrenos. Igual importancia dio a la agricultura intensiva en invernaderos, puesto que, refirió, no solo se puede aplicar en climas extremos sino también en templados como los de su región y alcanzar altísima productividad.