Desde hace cinco años una asociación ucayalina de productores agrícolas apuesta por la conservación del ají nativo. Eligieron una variedad, la Charapita, la más pequeña de todas, y entendieron cómo se produce de forma orgánica. Sellaron un convenio con una universidad europea y accedieron a equipos para la fabricación de salsas. Mediante un proyecto de investigación del INIA, el año pasado firmaron contratos con dos exportadoras, creando la primera cadena productiva de la hortaliza. Ahora, van por más: construirán su propio semillero y en 2015 planean instalar 200 Has del cultivo, un área diez veces superior a la que se estima que existe en Perú.
Por: Ani Lu Torres
Lima, 18 de septiembre 2013 (Agraria.pe) Un grupo de 35 agricultores de Pimental, Ucayali, se ha propuesto dar a conocer al mundo el ají ¨Charapita¨ amarillo y rojo de la selva. Están agrupados en la Asociación de Productores Ecológicos El Pimental (APE Pimental) y sus planes son ambiciosos. No sólo desean producirlo y exportarlo, sino también posicionarlo en el mercado interno de la mano de grandes cadenas de supermercados y contribuir con el conocimiento científico de sus propiedades así como con su preservación, mediante la creación del primer banco semillero de ajíes nativos en su región, el segundo del país.
En conversación con Agraria.pe, Silverio Trejo Prado, presidente de la asociación, contó que la idea de apostar por el cultivo de ajíes amazónicos partió en 2008, cuando la agrupación ganó el premio “Ají de plata”- otorgado ese año por Apega en la segunda edición de la feria gastronómica Mistura. Ganaron el premio por conservar 45 accesiones de ajíes nativos de manera ecológica y orgánica, un conocimiento que adquirieron gracias al asesoramiento de sus mismos socios (15 son agrónomos).
De hecho, la asociación nació con ese espíritu: mantener la biodiversidad regional e impulsar el desarrollo de un negocio a partir de los productos que los agricultores ya manejaban. Trejo narró la historia de APE Pimental a Agraria.pe a mediados de agosto pasado, cinco años más tarde, de nuevo en Mistura. En 2011 instalaron las 22 Has de ajíes nativos que hoy poseen en su mayoría instaladas con ¨Charapita¨. Además, ese mismo año firmaron un convenio con la embajada de Republica Checa en Lima que consistía en la recepción de 30 practicantes universitarios checos cada tres meses para realizar prácticas de agroforestería en sus parcelas. Como contraparte, la asociación adquirió una despulpadora, un molino, dos congeladoras, una selladora y una licuadora industrial con los que empezaron a procesar el ají en dos líneas, fresco y deshidratado.
La experiencia agronómica y el premio le permitieron a la asociación llegar a los oídos del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), que los convocó a mediados de 2011 –un año decisivo- para participar del proyecto de la organización Bioversity International “Descubriendo el potencial de la diversidad de los cultivos olvidados para la diferenciación de productos de alto valor y la generación de ingresos para los pobres: El caso de los ajíes en su centro de origen”.
El objetivo del proyecto era crear una cadena de valor para el ají nativo, cuyo centro de origen es Perú, Chile y México. Participaron varios investigadores del INIA y representantes de las empresas exportadoras Agro Export Topará y Pepperes. El rol productivo lo asumió APE-Pimental. La idea era aprovechar el material genético disponible del INIA en el banco de germoplasma de ajíes que posee en la Estación Experimental Donoso en Huaral. Allí atesora 200 accesiones de la hortaliza, de las que 39 son promisorias.
En el marco de la ejecución del proyecto, los productores ucayalinos se asociaron con las dos empresas. Desde entonces y hace un año, abastecen a Pepperes con 20 kilos de ají deshidratado cada seis meses y a partir del próximo año empezarán a suministrar con la misma frecuencia 5 TM a Agro Export Topará.
“Los ajíes nativos tienen ventajas competitivas frente a otros ajíes una vez posicionados en los principales mercados”, señaló Stefan Bederski, gerente general de Agroexport Topará en conversación con Agraria.pe durante la presentación final del proyecto, realizada en Lima dos años después, el 4 de septiembre pasado. “Son mucho más picantes que el ají mexicano, tienen acogida y buen precio¨, destacó y añadió que envió muestras de salsa el año pasado a Washington (Estados Unidos), donde vendió el empaque de 300 gr de ají seco nativo a US$3.5, casi cuatro veces más que lo que cuesta la misma cantidad de ají páprika comercial (US$0.80 FOB).
El atractivo del ají nativo de la asociación también comienza a cautivar al mercado local. En Lima, desde el año pasado venden 800 frascos de salsa por mes de los dos colores. Además, desde febrero próximo el producto será exhibido en envases de vidrio de 250gr en las góndolas de los supermercados Tottus de Huánuco y Pucallpa, a los que abastecerán con 80 kilos por semana.
Una ciencia revelada
La producción orgánica del ají Charapita tiene secretos que la APE Pimental ha logrado descifrar y que les permitirían certificarse en tres años.
Para combatir las cortadora o “grillos”, hongos y la mosca de la fruta utilizan plantas repelentes como ajo sacha, cebolla, el mismo ají, rosa sisa y el yute, que es una flor que atrae a controladores biológicos como las avispas.
Para fertilizar, emplean compost y abonos foliares, preparados en base de rumen del ganado vacuno, jugo de caña, leche y pescado de la selva macerado durante 30 días. Según Trejo, gracias a esta técnica, a partir del próximo año esperan incrementar el rendimiento, pasando de 2TM/Ha a 3.5TM/Ha. Así y todo, continúan realizando evaluaciones en campo con fertilizantes para definir cuál es el más eficiente en los suelos selváticos.
Además, han logrado controlar la polinización natural, el principal problema productivo de los ajíes nativos. “Los gusanos y mosca de la fruta se pueden evitar con un buen manejo agronómico del cultivo, pero la polinización natural es más grave, porque afecta el color, sabor y aroma del producto. Eso no permite que los clientes escojan nuestros productos por falta de uniformidad”, explicó. La estrategia de la asociación para evitarla consiste en cercar los cultivos de ajíes con hileras de yucas y maíz y ubicar los huertos cada 100 metros uno de otro.
La intensa mano de obra que demanda el ¨Charapita¨ también es un obstáculo. ¨Es tan pequeñito que nadie lo siembra porque es muy dificil cosecharlo. Demanda mucha mano de obra¨, advirtió Andrés Casas, jefe del Departamento de Horticultura de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), al ser consultado sobre el manejo productivo de la hortaliza. “Es un ají tan pequeñito que se cosecharán (como máximo) cinco kilos, pero tiene potenciales de 5.000 a 10.000 kilos¨, resaltó, insistiendo en la exigencia del cultivo.
Trejo confirmó que el costo más fuerte que enfrentan en APE Pimental es la mano de obra, que asciende a S/.30 el jornal. Según dijo, se necesitan 166 personas para recolectar 2TM de ají Charapita al día. “Por supuesto, por tratarse de una agricultura familiar trabajan todos los integrantes¨, señaló. ¨No se cosecha 1 Ha al día, sino durante la semana”, concluyó, haciendo énfasis en el ritmo que impone este ají.
La decisión de crecer
Los contratos que firmaron con las comercializadoras los han impulsado a dar un gran salto y ampliar sus áreas de cultivo. Así, en 2015 proyectan haber instalado unas 200 Has tanto de ají Charapita amarillo como rojo, con un rendimiento de 3.5 TM/Ha. La proyección es significativa. Hoy en Perú se desconoce cuántas hectáreas hay de la variedad, pero podrían existir unas 20, arriesgó Casas.
Por el momento, Trejo aclaró que contemplan que la ampliación sea financiada por cada socio. Aunque intentaron acceder a créditos para tal fin, no lo lograron por carecer de terrenos propios, que les sirvieran de garantía. “El interés de los préstamos es muy alto para la pequeña agricultura: 25% anual sólo en intereses. Además, no teníamos garantías para acceder a los préstamos¨, indicó y puntualizó que la demanda la hicieron ante el Banco Agropecuario (AgroBanco).
¨Recién este año estamos valorizando nuestras maquinarias de la planta procesadora para ponerlas en garantía y obtener un préstamo de al menos US$70 mil para el próximo año”, apuntó. El financiamiento lo usarían para adquirir una cocina y una licuadora industriales.
Agraria.pe consultó a Hugo Wiener, presidente de AgroBanco, sobre la dificultad a la que se enfrentaron los productores. Se trata de una realidad común al 92% de los 2.2 millones de agricultores peruanos. Según el IV Censo Nacional Agropecuario: sólo el 8% accede a créditos.
Wiener explicó que el interés del 25% anual se debe a que la asociación es un cliente nuevo y que carece de garantías. Sin embargo, indicó que AgroBanco dispone de una línea de crédito de “profundización financiera” orientada al agricultor familiar, con menores tasas de interés anual. Esta línea otorga préstamos de hasta S/.5 mil con tasas de interés de 14% por año, informó. En todos los casos, la garantía también es necesaria para acceder al crédito, resaltó.
Aunque todavía no ha definido con precisión cómo se financiarán, para salvaguardar la especie y su negocio, el mes que viene los productores de APE Pimental planean instalar el primer banco semillero de ajíes nativos amazónicos, con accesiones que les otorgó el INIA. Según Llerme Ríos, líder del Programa Nacional de Recursos Genéticos del INIA, las accesiones nativas transferidas serán reproducidas con la finalidad de que la producción sea uniforme en color, sabor y aroma. Es decir, para que puedan susperar de forma definitiva el problema de la polinización natural. La inversión en el semillero sobrepasa los S/.20 mil y será respaldada por la ONG Aportes, una organización limeña, que se dedica a promocionar e investigar el desarrollo rural en Perú desde hace siete años.
Silverio Trejo comentó que esperan las primeras semillas para enero de 2014. De esta manera y bajo los protocolos respectivos, conformarían un cuarto de hectárea de semillero, superando la escasez de semilla que enfrentaban antes de entrar al proyecto de Bioversity. También confían en que estrecharán relaciones con el INIA para mantener su cultivo de manera orgánica y con el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) en el monitoreo de plagas y enfermedades.
El futuro de los ajíes nativos
¨Nuestros ajíes nativos sufrieron bastante por la introducción de los pimientos de exportación, como el páprika¨, opinó Andrés Casas. Según el investigador y académico, los más perjudicados fueron el ají Escabeche y Panca. No obstante, reconoció que hoy sí existe un potencial prometedor para los ajíes nativos asociado al prestigio adquirido en el mundo por la comida peruana. Así y todo, resaltó que se trata de un mercado exclusivo para los paladares que aprecian acompañar sus platos con aliños ardientes. ¨No toda la gente come picante. Salvo que lo exporten a los mexicanos¨, advirtió y recomendó a los productores realizar un análisis de mercado antes de embalarse en el negocio.
Otro experto en capsicums, Jorge Chepote, coincidió con Casas y recalcó que no basta sólo con promocionar el uso gastronómico del ají nativo. ¨También sirve para la industria farmacéutica, por su alto contenido de capsaicina, componente químico presente en todos los ajíes picantes y utilizado para elaborar medicinas para el dolor de músculos”, reveló.
Para Trejo, el futuro de los ajíes está directamente ligado al de los productores. De hecho, desde que lo cultivan en Pimental sus ingresos de S/.800 mensuales aumentaron en alrededor 10%. Pero no se trata sólo de una cuestión económica, sino de superación y orgullo por una planta silvestre, un regalo de la naturaleza, cuyas bondades advirtieron los ucayalinos y hoy resguardan del olvido.