(Agraria.pe) Siguiendo a otros países europeos como Francia, España está preparando una nueva legislación sobre envases en un intento por reducir parte de los dos millones de toneladas de plástico que se generan en el país, la mitad de las cuales acaba en vertederos. Así, a partir de 2023, se prohibirán los envases de plástico para frutas y hortalizas que pesen menos de 1.5 kg en el comercio retail.
Sin embargo, en este momento, los estantes de los supermercados están llenos de alimentos frescos envasados en plástico: desde bolsas de manzanas y bandejas de poliestireno para frutas hasta kits de ensalada o incluso una sola berenjena envuelta en film.
Los grupos ecologistas afirman que España es el segundo mayor contaminante de plásticos del Mediterráneo después de Turquía. Y es que, a pesar del esfuerzo de la población por deshacerse adecuadamente de los residuos, cada año 3.000 toneladas de botellas, envoltorios y otros plásticos llegan al medio ambiente y los océanos, según datos de Greenpeace.
En Tudela, norte de Navarra, la planta de procesamiento de Florette se encuentra en medio de extensos campos de lechugas, espinacas y otras hortalizas de hoja verde. Se colocó ahí para reducir el impacto ambiental del transporte y garantizar la frescura de su producto. Los trabajadores lavan, clasifican, cortan y envasan miles de frutas y verduras listas para comer todos los días en ese lugar.
Verduras envasadas como estas están en el centro de la nueva ley española destinada a eliminar los envoltorios superfluos. Florette, que produce 700.000 ensaladas diarias, insiste en que sus productos no solo son beneficiosos para la dieta del público, sino también para el medio ambiente.
“Hemos eliminado 160 toneladas de plástico de nuestros productos. Todos nuestros envases son reciclables y ahora todas nuestras ensaladeras están hechas al cien por cien de plástico reciclado", dice Miriam Saralegui, directora de desarrollo comercial y de marca de Florette.
Aunque sus productos no están libres de plástico, Florette sugiere que preparar previamente las ensaladas y empacarlas en plástico ahorra desperdicios de otras maneras. Hasta un 20% de los productos verdes frescos se descartan después de eliminar las partes no comestibles como tallos, pieles, semillas u hojas dañadas. Al empacar solo lo que es adecuado para los platos del consumidor, se reduce el desperdicio de alimentos domésticos, afirma.
De hecho, el año pasado Florette envió 13.000 toneladas de partes de vegetales no comestibles a las granjas para que sirvieran como forraje que de otra manera se habrían desechado en casa.
Fuente: economiacircularverde.com